Coronavirus: Los riesgos de la 'arrogancia” oficial

sábado, 14 de marzo de 2020 · 12:00
Especialistas de la UNAM advierten que sería muy riesgoso que el gobierno federal cometiera la arrogancia de creer que tiene bajo control el Covid-19, y llaman la atención sobre el hecho de que es nula la vigilancia en ciudades fronterizas –ponen el acento en Tijuana– con Estados Unidos, país en el que la enfermedad está muy extendida. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– El gobierno federal no debe caer en la arrogancia de creer que tiene bajo control los casos de covid-19 en el interior del país, ya que pueden existir brotes locales o comunitarios no detectados, debido a que no hay ningún tipo de vigilancia epidemiológica en ciudades fronterizas como Tijuana, que colinda con Estados Unidos, país donde ya hay mil 831 contagiados y 47 muertes por la pandemia. Lanzan la advertencia especialistas de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus, de la UNAM, quienes ven en Tijuana un foco rojo que no ha sido atendido por las autoridades sanitarias, pese a su colindancia con el brote epidémico de California, con 237 casos confirmados de Covid-19 y cuatro decesos, según el Programa Universitario de Investigación en Salud (PUIS) de la misma universidad. Un día después de que la Organización Mundial de la Salud declarara la del coronavirus como una pandemia, el coordinador del PUIS, Samuel Ponce de León, explica a la prensa que México podría registrar los primeros casos de transmisión local o comunitaria que no han sido detectados, debido a que las fronteras de nuestro país “son muy porosas”. “No sabemos de otros individuos con contagio más allá de los casos sospechosos por estar en contacto con los primeros contagios a nivel local, pero eso no significa que no esté ocurriendo”, aclara.  
Camas insuficientes
Otra de las preocupaciones de los especialistas es el número de camas de hospital para atender la emergencia. José Ángel Córdova Villalobos, exsecretario de Salud, afirma en entrevista que en 2009 no faltaron espacios para atender a las personas infectadas con la influenza A-H1N1, pero evade pronunciarse sobre la situación actual. La Secretaría de Salud federal realizó en 2013 un censo de camas de hospital en el sector público: 87 mil 472. Según The World Factbook, una recopilación de datos que elabora la CIA, esa cantidad equivale a 1.5 camas de hospital por cada mil habitantes. Japón, que está enfrentando con éxito la guerra contra el Covid-19, cuenta con 13.1 camas por cada mil habitantes; Corea del Sur tiene 11.5 y China, 4.2 por cada mil habitantes. En este contexto, Córdova Villalobos pide estar alerta ante la aparición de contagios locales a partir del próximo viernes 20, como lo ha advertido un modelo matemático realizado por académicos de la UNAM. Incluso reconoce que una gran cantidad de mexicanos no tienen acceso a los servicios de salud pública, por lo que van a recurrir a los consultorios habilitados por farmacias, un tipo de servicio que ha desahogado la presión sobre el sector público. “Esos consultorios son atendidos por médicos cuyo título tiene el mismo valor que el mío. No podemos denigrarlos o decir que no sirven para nada, al contrario, son un alivio para el sistema nacional de salud que se ha visto rebasado por derechohabientes y consultas. Una tercera parte o más de los pacientes que van a farmacias, tienen derecho a una institución pública de salud”, señala. Ante este escenario, Malaquías López Cervantes, investigador del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM, llama al gobierno federal a no caer en la arrogancia de creer que tiene controlados todos los hilos de la epidemia, sin que sus palabras busquen provocar alarma. “Pienso que en este caso y en cualquier caso, la arrogancia no ayuda; nos tenemos que estar preguntando siempre si no me estoy pasando, si estoy creyendo que tengo todos los hilos en la mano y tratar de reconocer que a lo mejor no es cierto”, sentencia. López Cervantes dice al reportero que el gobierno mexicano debe ser reflexivo y estar abierto a corregir decisiones como la negativa de restringir vuelos internacionales provenientes de países que ya están en la segunda etapa de la pandemia, es decir, que ya cuentan con centenas o miles de contagios.  
Fragmento del texto publicado en la edición 2263 de la revista Proceso, actualmente en circulación.

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