La danza de las cifras

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Existen varios modelos con los que las autoridades intentan determinar el acmé (punto máximo de contagio) de la enfermedad causada por el coronavirus, a fin de identificar si la curva de la epidemia se ha aplanado o no. Entre esos modelos hay discrepancias que tienen origen en el retraso del registro de personas diagnosticadas con covid-19 y la discrecionalidad con que las autoridades han manejado las cifras de ocupación hospitalaria. México tiene una semana de retraso en el registro de pacientes. La cifra reportada cada día por el subsecretario Hugo López-Gatell no corresponde al día en que brinda su informe, sino a los anteriores, según el sitio de datos abiertos del gobierno federal, referentes al registro de covid-19, de la Dirección General de Epidemiología (DGE) de la Secretaría de Salud.  Un ejemplo: sólo dos de los pacientes diagnosticados con covid-19 el miércoles 13 habían ingresado a la base de datos de la DGE el mismo día, 95 el martes 12 y 635 el lunes 11… Estos datos, que se actualizan día con día, contienen variaciones que no deberían existir. Revisando los datos de abril se encuentra que de los casos registrados los días 12 y 13 de ese mes, tres pacientes incluidos y que dieron positivo a covid-19 desaparecieron una semana después, el día 19. Este fenómeno cuestiona la decisión de no usar pruebas rápidas en México, debido a la alta capacidad de contagio que tiene el virus. Durante los 36 días que el paciente registrado como 1caf5d, de 33 años, estuvo esperando sus resultados, no podemos saber si estuvo aislado o si tuvo contacto con familiares o personas cercanas a quienes pudo contagiar. Y en esta misma situación se encuentran los 24 mil 856 pacientes que esperan resultados –siempre según la base de datos de la DGE–; si bien 21 mil de ellos fueron ingresados en la última semana, hay todavía casos pendientes correspondientes a abril y mayo. El caso más extremo es el registrado como 0caada de la Ciudad de México, que espera sus resultados desde el 19 de marzo. A ese retraso hay que sumar que los fines de semana y días festivos se reduce el número de pacientes ingresados al registro. Por ejemplo, en el puente del viernes 1 al domingo 3 se ingresaron entre 2 mil y 3 mil personas diarias, mientras que en la primera semana de mayo todos los días hubo más de 5 mil ingresos diarios, y la semana anterior a esa, más de 4 mil diarios. Estos fenómenos sumados hacen que los datos que se reportan cada día desde la Secretaría de Salud tengan retraso de una semana y no sean óptimos para la toma de decisiones hasta pasada una semana.  https://www.proceso.com.mx/630601/mcci-secunda-a-nyt-y-wsj-fallecidos-por-covid-19-en-cdmx-podria-ser-el-triple-de-lo-que-se-informa Si corregimos los datos aplicando un promedio de siete días e incorporamos a los pacientes con resultados pendientes, podemos ver cómo la curva está lejos de aplanarse.  Y aún hay que sumar el número de personas no diagnosticadas, además de que en varios estados de la República van a bajar las temperaturas por la temporada de lluvias (aunque aún no hay consenso médico, en España se vio una clara relación entre temperaturas bajas y mayor contagio y mortalidad del virus). Otra irregularidad que revelan los datos del gobierno radica en que actualmente es imposible determinar las proyecciones de contagio que las autoridades presumieron durante la conferencia matutina del 16 de abril, cuando López-Gatell mostró que la administración de Andrés Manuel López Obrador tenía una simulación de contagio que concluía en ceros. Pero ninguna simulación debería apuntar a la erradicación de la enfermedad (cero casos) en tanto no exista una vacuna. 
Si se aplana…
Es importante recordar las palabras del subsecretario López-Gatell cuando explicó: “Si la curva fuera plana, ya no sería curva. Y ya no sería epidemia. Es decir, que ya no habría más casos al día siguiente”.  Pero aplanar la curva no significa que los casos registrados disminuyan, sino que intentarán ser dispersados en tiempos distintos para evitar la saturación de hospitales y lograr la mayor cobertura posible de atención médica.  En este punto es donde los datos oficiales se vuelven otro problema para asegurar el supuesto aplanamiento. Según los reportes de Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), alimentados por la Secretaría de Salud, el domingo 10 había 33 mil 469 casos registrados en todo el país, 39.9% en atención hospitalaria y 60.1% en calidad ambulatoria (en sus casas); 33% de los 33 mil 469 casos son 13 mil 360. Dos días antes, el director general de Epidemiología de la Secretaría de Salud, José Luis Alomia Zegarra, reportó que el país tenía un porcentaje de ocupación hospitalaria de 33% de su capacidad máxima, que las autoridades habían contabilizado 6 mil 885 camas ocupadas y 13 mil 605 libres. Es decir, por la discrepancia de estas cifras y las reportadas por el Conacyt, 6 mil 475 personas estarían hospitalizadas, ¡pero sin ocupar una cama! Las palabras textuales fueron: “Continuamos con 96% de notificación de esos 685 hospitales que pueden notificar la ocupación de camas generales para pacientes que presentan signos de gravedad pero que no están críticos, se incrementó en 1%”. Es decir, hay dos tipos de hospitalización en la que un paciente requerirá de una cama: los que necesitan aparato respiratorio y quienes únicamente necesitan atención especializada. Ambos conteos son unificados para generar el reporte al Conacyt y es en este punto donde la información pierde sentido. https://www.proceso.com.mx/630580/hay-saturacion-no-colapso-funerarias  

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