Un espejismo llamado reapertura

sábado, 11 de julio de 2020 · 18:23
Con al menos 55 mil casos confirmados de covid-19 y siete mil 450 decesos, la Ciudad de México da tumbos en su intento por regresar a la “nueva normalidad”. Criticada por el manejo de la emergencia sanitaria, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, ha tenido que limitar de nuevo el acceso al Centro Histórico y ha aplazado las aperturas de centros comerciales, entre otras actividades económicas. También la ciudadanía lleva responsabilidad en el tema, abarrotando calles y establecimientos, pasando por alto medidas como el correcto uso del cubrebocas y la sana distancia. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– En la calle Alhóndiga esquina con Corregidora, a seis cuadras de donde despacha la jefa de Gobierno de la Ciudad México, Claudia Sheinbaum Pardo, la actividad comercial se parece a la de un hormiguero, cientos de personas caminan rápido con bultos de mercancía que compran en negocios que no deben abrir o que no cumplen con las medidas sanitarias. “¡Pásele, pásele! ¿Qué va a llevar?”, gritan los vendedores del Centro Histórico. En este lugar nadie mantiene la sana distancia; por el contrario, el riesgo de contagio de covid-19 es latente y en todos lados. Si bien es cierto que la mayoría porta cubrebocas, algunos lo traen mal puesto, se protegen la boca, pero no la nariz o simplemente lo traen en el cuello, como un diablero que dice que le estorba porque suda mientras estiba pesadas cajas. Otros, como aquella joven que vende pestañas postizas, portan una careta transparente… pero volteada hacia atrás, como si protegiera su nuca. A su lado está una mujer con el tapabocas en el mentón; ella prepara plátanos fritos en su carrito ambulante. Eso sí, usa guantes de látex. A unos metros de la señora se encuentran dos policías. “¡Aváncele, aváncele!”, ordenan a los automovilistas para que no haya más tráfico ni aglomeración. La calle Corregidora también es el ejemplo de un sinfín de complicaciones que ha traído la reapertura de actividades económicas y de movilidad ordenada por la jefa de Gobierno el 15 de junio último, como parte de la llamada “nueva normalidad”. Tres días antes, en pleno semáforo epidemiológico rojo, Sheinbaum anunció el comienzo de un “periodo de transición ordenada y gradual” hacia el naranja. Justificó: “No estamos relajando las medidas. Estamos construyendo un proceso donde seguimos controlando la pandemia y, al mismo tiempo, permitimos que algunas actividades comiencen a desarrollarse. El control de la pandemia tiene que ver con el bienestar y la salud de los capitalinos”. A la semana siguiente terminó el programa Hoy no Circula Temporal y se inició la apertura gradual de las estaciones del Metro y Metrobús; unos 340 mil empleados de la industria manufacturera regresaron con horarios reducidos, reabrió el comercio de barrios, colonias y pueblos, excepto el Centro Histórico, y se reiniciaron los servicios profesionales científicos y técnicos. Para la semana siguiente estaba programada la reapertura de más actividades económicas, como restaurantes, hoteles y plazas comerciales. Sin embargo, el 19 de junio –un día después de que Sheinbaum reanudó sus giras de trabajo en la calle– la morenista frenó el plan, pues continuaba el semáforo en rojo y había que esperar a que siguieran disminuyendo los contagios.
Fragmento del reportaje publicado en la edición 2280 de la revista Proceso, ya en circulación.

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