El 'complotismo” que invade Europa

viernes, 11 de septiembre de 2020 · 07:31
Lo que faltaba: desde hace varias semanas, en Francia y otras naciones de Europa cobró fuerza un movimiento que, sobre todo desde las redes sociales, se lanza de manera abierta contra el uso del cubrebocas, justo ahora que se presenta un rebrote del coronavirus. Los sociólogos galos no aciertan a entender las génesis y razones de esos grupúsculos complotistas que, cansados del prolongado confinamiento, reivindican su libertad y denuncian que detrás de las restricciones hay un intento de controlar a la población. PARÍS (proceso).– Todas las señales de alarma están prendidas: una nueva ola de covid-19 amenaza a Europa. Después de una tregua de pocas semanas el coronavirus vuelve a propagarse en Francia, España, Italia, Portugal, Bélgica, Gran Bretaña, Alemania… De nuevo fallecen pacientes en los servicios de urgencia de los hospitales y en los asilos de ancianos, mientras crece el número de personas contaminadas y se multiplican los focos de contagio. “Ninguno de los indicadores predictivos es bueno y la experiencia de la primera ola nos enseñó que cuando la máquina se pone en marcha no hay manera de pararla”, enfatiza Xavier Lescure, uno de los responsables del servicio de enfermedades infecciosas del hospital Bichat de París. Y advierte: “Si no somos capaces de ser más vigilantes a nivel colectivo, temo que se empiece a dar una situación muy difícil a partir del 15 o 20 de septiembre. Esa fecha corresponde al regreso al trabajo después del periodo de vacaciones y a los tiempos de incubación y de evolución hacia formas graves de la enfermedad.”
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Sin poder impedir esa nueva ofensiva del virus, gobiernos europeos hacen máximos esfuerzos reforzando las medidas sanitarias, en particular el uso de los cubrebocas, que se vuelve obligatorio en todos los lugares públicos sin excepción –y eso incluye las calles de un número creciente de ciudades–, así como los centros de trabajo y las escuelas. Aceptadas con estoicismo por la mayoría de los ciudadanos –las cifras de los sondeos de opinión oscilan, según los países, entre 60% y 75% de personas que las aprueban–, estas decisiones generan esporádicamente violentas reacciones individuales.
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En Francia el caso más grave se dio el pasado 5 de julio en un autobús de la suroccidental ciudad de Bayona. Dos pasajeros que no utilizaban cubrebocas golpearon al conductor del vehículo que les prohibió abordar. Gravemente lesionado, Philippe Monguillot –el chofer, de 59 años– pasó cinco días en coma antes de fallecer. Ya se perdió la cuenta de roces diarios en comercios y transportes públicos franceses, muchos de ellos grabados con celulares y difundidos en la web por testigos que los denuncian o protagonistas que los reivindican. Estos últimos pertenecen a la corriente de los “antimascarillas” o “anticoronas”, sumamente activos en las redes sociales y que empiezan a salir a protestar a las calles. Fragmento del reportaje publicado en la edición 2288 del semanario Proceso, cuya versión digital puedes adquirir aquí.  

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