Proyecto Integral Morelos

Proyecto Integral Morelos: un monstruo que apenas despierta

Pese al rechazo de organizaciones civiles que temen daños para la salud y el medio ambiente y a las advertencias de investigadores sobre el riesgo de instalar ductos en zonas aledañas al Popocatépetl, el Proyecto Integral Morelos comenzará operaciones.
martes, 23 de febrero de 2021 · 14:22

Planeado en la presidencia de Felipe Calderón, construido en la de Enrique Peña Nieto, el Proyecto Integral Morelos –un gasoducto que pasa por tres estados y una termoeléctrica– se encamina a comenzar sus operaciones con el presidente Andrés Manuel López Obrador, pese al rechazo de organizaciones civiles que temen daños para la salud y el medio ambiente y a las advertencias de investigadores sobre el riesgo de instalar ductos en zonas aledañas al Popocatépetl. Tras recientes pruebas de operación de la planta ya comenzaron a registrarse los impactos, refieren habitantes.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Cimentado en la opacidad sobre su red de ductos, ignorando las advertencias de especialistas en protección civil y los reclamos sociales, el Proyecto Integral Morelos (PIM) avanza. Se trata de una central integrada por una planta que producirá electricidad con un generador accionado por una turbina de gas.

Expertos de la UNAM, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y del propio Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) han advertido sobre los peligros de que una red de gasoducto sea instalada en una zona considerada de riesgo por su cercanía con el volcán Popocatépetl.

Pese a ello, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) continúa con su puesta en marcha sin ofrecer, al menos, un mapa que identifique la ubicación exacta de ese tipo de infraestructura que cruza los estados de Morelos, Puebla y Tlaxcala.

Estas acciones de opacidad ocurren en un contexto en el que la CFE, las empresas españolas Enagás y Elecnor y la contratista italiana Bonatti, en un primer momento replantearon el proyecto porque varios análisis ya advertían de la amenaza que representaría el paso de ductos en zona volcánica.

En una respuesta a una solicitud de información, la CFE explicó que el mapa de la red de ductos no existe en sus archivos.

El PIM -uno de cuyos propósitos es el impulso de la inversión extranjera- se planteó en el sexenio de Felipe Calderón, se construyó bajo el gobierno de Enrique Peña Nieto y será puesto en marcha en la administración de Andrés Manuel López Obrador, pese a que éste, cuando estaba en campaña, había externado su rechazo al megaproyecto.

Actualmente el gobierno de la autodenominada Cuarta Transformación emplea a la Guardia Nacional para custodiar las instalaciones de la Termoeléctrica de Huexca, en Morelos. En tanto, en esa comunidad morelense, y a lo largo del gasoducto que alimentará la planta, los defensores de la tierra continúan alzando la voz contra el proyecto que representa una amenaza ambiental y sanitaria para las zonas implicadas y sus habitantes.

Ductos en zona volcánica

El gasoducto que recorre las tres entidades federativas fue planeado con tramos que pasarían muy cercanos a la zona del Popocatépetl, un volcán activo.

El planteamiento del gobierno federal, acompañado por las empresas extranjeras que participaron en la instalación del ducto, estableció que la ubicación de la infraestructura no sería impactada negativamente por la zona volcánica. No obstante, hay opiniones discordantes.

Investigadores de la UNAM y la BUAP, expertos en la actividad del volcán que “despertó” en 1994, advirtieron que, de acuerdo con la información que cuentan y con el Mapa de Peligros, el trazado de los ductos no está sobre una zona segura.

El director del Instituto de Geofísica de la UNAM, Hugo Delgado Granados, explica en entrevista para ONEA México que el Mapa de Peligros está diseñado como un elemento que ayude a prevenir incidentes, aunque ello no implica que sea definitivo.

Es decir, se requieren más estudios sobre la infraestructura y su ubicación, pese a que el trazado está en una zona de peligros que van de menor a mayor grado que requieren atención. De esa manera, dice, se podrán determinar con precisión los riesgos que el gasoducto representa para la población cercana.

Dicho análisis el Instituto de Geología de la UNAM se lo ofreció a la CFE, pero la empresa del Estado lo rechazó.

Además de los señalamientos de la UNAM, el Comité Científico Asesor para el volcán Popocatépetl –integrado por expertos de la UNAM y del Cenapred– emitió una recomendación para que el gasoducto no sea trazado sobre las zonas de riesgo marcadas en el Mapa de Peligros.

Carlos Miguel Valdés González, exdirector general del Cenapred y miembro del comité asesor, explica que debe tenerse cuidado con la ubicación de los ductos, sobre todo al cruzar barrancas, puentes o caminos, porque en caso de colocarse en una zona cercana al volcán puede ocurrir que “los flujos de lodo y piroclásticos bajen por las cañadas y avancen a mayor distancia”.

En 2018, el Cenapred emitió la más reciente recomendación después de que la Coordinación de Proyectos Termoeléctricos de la CFE modificó el plano original del trazado del gasoducto.

De acuerdo con el análisis, 47 kilómetros se encuentran en áreas que “pueden ser afectadas por oleadas piroclásticas” en caso de erupciones grandes, aunque estas tienen menor probabilidad de ocurrir. Además, se concluyó que el gasoducto no está expuesto al impacto balístico, material de pequeño volumen que el volcán puede expulsar a velocidades similares a las de una bala disparada por un arma de fuego.

No obstante, 74 kilómetros del gasoducto son susceptibles a avalanchas –aunque también son de baja probabilidad– y si hubiera un derrame de lava, del cual tampoco existen altas posibilidades, 9.56 kilómetros podrían verse afectados.

Con una posibilidad de alta a intermedia, el lodo volcánico podría alcanzar el ducto en el cruce de tres barrancas cercanas a los poblados Chipilo y Huaquechula, en Puebla.

Aunque el estudio del Cenapred de 2018 reportó mejoras en la ubicación del ducto, mantuvo sus advertencias sobre ciertos riesgos. Hasta el momento, la CFE oficialmente no ha vuelto a consultar al organismo de prevención.

La negativa

Respecto de la solicitud de información que se le hizo a la CFE sobre la ubicación del gasoducto que alimentará al PIM. En su respuesta mediante el oficio UT/SAIP/0201/21 la empresa explicó que no tiene datos al respecto porque la construcción de la red fue responsabilidad de un particular. Agregó que sólo tuvo a su cargo la edificación de la Termoeléctrica de Huexca.

No obstante, la CFE ha sido citada por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y el Cenapred sobre el ducto.

Tras su construcción, la operación del gasoducto es controversial. Por un lado, activistas y defensores de las comunidades aledañas al proyecto desconocen si está en funcionamiento; por otro, la compañía española Enagás anuncia en su página web que el ducto ya trabaja y cuenta con una capacidad para transportar gas natural por 337 millones de pies cúbicos (MMpcd).

Dentro del micrositio de la página de internet gasoductomorelos.enagas.mx se reporta que su usuario principal es la CFE y que tiene un contrato a 25 años con 320 MMpcd.

Desde diciembre de 2016 sus puntos de origen son Cempoala-Santa Ana y Venta de Carpio-Minatitlán, con un destino clave: la Central de Ciclo Combinado en Yecapixtla, Morelos, conocida como la Termoeléctrica de Huexca.

Enagás de México cuenta con una capacidad contratada de 8 MMpcd. Dentro de la página ya se especifican los programas anuales de mantenimiento, redactados en 2016.

De acuerdo con Teresa Castellanos Ruiz, activista contra la termoeléctrica en Huexca, las comunidades de Puebla interpusieron una serie de amparos en rechazo a los gasoductos.

En su sitio web, la empresa española indica que espera que la termoeléctrica inicie su operación comercial para calcular la cantidad de gas disponible para una sesión.

Aunque el tramo de Tlaxcala ya está en funcionamiento, de acuerdo con sus registros, no existe un documento público por parte de la CFE que actualice la situación del proyecto.

Defensa de la tierra y el agua

Uno de los bastiones de resistencia más fuertes contra el PIM es el de Huexca, comunidad en la que la CFE construyó la Central de Ciclo Combinado Centro, de dos que fueron diseñadas en dicho proyecto.

Desde 2012, cuando se inició el megaproyecto, los habitantes de este lugar están en lucha y se mantienen atentos a los impactos negativos que su construcción y operación puedan causar.

En la carretera que lleva a Huexca se aprecia la enorme estructura de la planta, en la que primero sobresalen sus torres eléctricas, seguidas de tres grandes chimeneas; al fondo, en contraste con la notable obra metálica, aparece el Popocatépetl lanzando fumarolas.

Frente a la entrada principal del complejo hay un campamento de resistencia en el cual los habitantes del pueblo permanecen vigilantes. Aseguran que tienen documentados los daños que ha causado al ambiente sólo con las operaciones de prueba que se realizan en su interior, como caída de aves y la muerte de conejos y zorros, entre otras pequeñas especies.

Los habitantes explican que desde el martes 9 de febrero identificaron que la planta expulsa agua a riachuelos y hondonadas que sólo tienen corriente en temporada de lluvia. Ahora contienen aguas sucias, denuncian.

Detallan que esos afluentes están cargados de espuma y una densa nata amarillenta cubre la superficie, y que en algunas zonas han muerto peces. Reportan que algunas piedras de río ahora tienen una apariencia de haber sido sometidas a muy altas temperaturas.

El mayor temor es que todo eso tenga una afectación a la salud de las personas, pues los niños entran a las hondonadas y el agua es usada para los sembradíos.

Sin embargo, las autoridades insisten en que la planta no contamina. En un folleto entregado a la comunidad, la CFE dice que no utiliza el afluente del río Cuautla, sino las aguas negras que regresan a las plantas de tratamiento. No obstante, la salida de agua a los riachuelos contiguos muestra que viene directamente de los terrenos de la termoeléctrica.

Las perturbaciones en el ambiente también se escuchan. En la fase de pruebas de la termoeléctrica los habitantes no han podido dormir y se alteran sus animales.

Los integrantes del campamento temen que cuando la planta esté en plena operación produzca ruidos de 110 decibeles.

De acuerdo con las “Normas y especificaciones para estudios, proyectos, construcción e instalaciones”, del Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa, en colaboración con la SEP, 110 decibeles representan un ruido ensordecedor, pues toma en cuenta que 130 decibeles son equiparables al estruendo de un trueno o al funcionamiento de la hélice de un avión.

El sonido de la termoeléctrica ya se percibe en el pueblo, es parecido al de un refrigerador industrial o al de un regulador eléctrico que se encuentra a 1.1 kilómetros de la entrada principal de la planta y en el que, en las primeras construcciones, se puede ver un jardín de niños.

Sobre el vapor que expulsa la planta, los activistas describen que tiene un color oscuro con tono verdoso y que el olor es un poco picante; después de unas horas, quienes están cerca de las instalaciones reportan irritación en la nariz o que algo les raspa la garganta.

Castellanos, quien forma parte del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua, Huexca en Resistencia, denuncia públicamente que la CFE no ha informado al pueblo sobre este proyecto; agrega que cuando las autoridades emiten algunos datos han detectado mentiras, por lo que demandan un alto a su puesta en operación.

Esta población recuerda que López Obrador, cuando acudió a Morelos en 2014, se pronunció contra la termoeléctrica, y que en aquella ocasión dijo que poner una planta en las tierras del caudillo revolucionario Emiliano Zapata era como “poner un basurero en Jerusalén”.

El proyecto va

La justificación de la CFE y de la 4T para poner en operación el PIM es el costo de la infraestructura que ya fue abonado, mientras que en el caso específico de las instalaciones de Huexca se afirma que se trata de una empresa mexicana, una instalación nacional.

En noviembre último, en su conferencia matutina, López Obrador expuso que este megaproyecto representó grandes sumas de dinero “y no podíamos dejar que se convirtiera en chatarra”.

Aunque los costos no coinciden: en esa misma conferencia mañanera el mandatario explicó que las obras requirieron una inversión de 25 mil millones de pesos. Sin embargo, en la solicitud de información con número de oficio UT/SAIP/0146/21, la CFE reportó que el gasto fue de 587.22 millones de dólares entre 2017 y 2020, equivalentes a 11 mil 562 millones de pesos, tomando como base el promedio del precio del dólar en ese periodo.

La CFE omitió integrar el monto de la inversión desde 2012, año en que se inició la construcción del PIM.

El 20 de febrero de 2019, Samir Flores Soberanes, uno de los líderes de la resistencia contra la planta, fue asesinado; no es el único caso de agresión contra los opositores del PIM, dice Castellanos. Hasta la fecha, el homicidio del activista sigue impune.

Este texto forma parte del número 2312 de la edición impresa de Proceso, publicado el 21 de febrero de 2021 y cuya versión digitalizada puedes adquirir aquí

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