Feminismo

La disparidad contra las mujeres en el campo de juego, un mal internacional

El futbol femenil profesional en Europa es una dicotomía. Si bien en algunos aspectos supera al futbol mexicano, en las principales ligas de ese continente los equipos no juegan en los grandes estadios ni los encuentros son transmitidos.
domingo, 14 de marzo de 2021 · 19:13

El futbol femenil profesional en Europa es una dicotomía. Si bien en algunos aspectos supera al futbol mexicano, como entrenamientos con perspectiva de género, equipamiento y salario, en las principales ligas de ese continente los equipos no juegan en los grandes estadios ni los encuentros son transmitidos por televisión. Laurence Prud’homme, historiadora francesa de futbol femenil; Romina Sacher, periodista argentina, y Cecilia Santiago y Paulina Solís, que juegan en ligas europeas, reflexionan sobre el avance de las mujeres en el balompié mundial.

El estadio BBVA está a reventar en la final del Torneo Clausura 2018 de la Liga MX Femenil, entre Rayadas de Monterrey y Tigres; 51 mil asistentes es una marca que puso a la naciente liga mexicana en el mapa mundial. 

En marzo de 2019, el partido Atlético de Madrid vs. Real Madrid femenil en el Wanda Metropolitano fue promovido y creado exprofeso para romper el récord mexicano. Hubo 60 mil personas en las gradas.

En Europa son pocos los estadios que se llenan para un partido de futbol profesional de mujeres. En Alemania y en Francia no ocurre, tampoco en Inglaterra. El apego por las futbolistas no existe.

“Las jugadoras del Lyon (Francia), las mejores del planeta, incluso juegan en el campo de entrenamiento de los hombres”, explica Laurence Prud’homme, historiadora francesa de futbol femenil. Salvo algunas excepciones durante la Liga de Campeonas, a ellas se les permite pisar el césped del Parc OL que tiene un aforo para 60 mil fanáticos.

Hace un año, el entrenador del Arsenal Women Football Club, Joe Montemurro, aseguró que “las chicas no están listas para (jugar) en el estadio Emirates”, la cancha del equipo varonil del club inglés. En enero de este año, el Barcelona y el Espanyol disputaron el derbi catalán en el Camp Nou, el estadio más grande de Europa, con 99 mil butacas. 

Fue un epifenómeno más que una norma. En las ligas femeniles de todo el continente las mujeres siguen jugando en canchas anexas y en miniestadios.

Las futbolistas batallan para ser reconocidas. En la década pasada, las televisoras públicas de Francia y Alemania transmitían los partidos de las ligas femeniles. Hoy, los canales privados han comprado los derechos. Ver un Munich-Wolfsburg en vivo (en Alemania) es un lujo de unos cuantos.

La democratización del futbol femenil llegó mediante las redes sociales, como en Inglaterra, Argentina y México, sobre todo en clubes como el Atlético San Luis o el Mazatlán FC.

De hecho, la visibilidad de las mexicanas es un punto en su favor, los partidos de la Liga MX Femenil se transmiten por las cadenas de televisión restringida Fox Sports, TUDN y TVC Deportes. 

“La asistencia en los estadios en México y la programación en la televisión es genial”, celebra Romina Sacher, periodista argentina. “Me alegraría que pasara en mi país. ¡Es impresionante!”

Las estrellas

En México ha sido marcada la hegemonía de Tigres femenil, el club que ha ganado tres de los seis torneos disputados en la Liga MX Femenil. En Francia, las jugadoras del Olympique de Lyon se han llevado las últimas 14 ligas y las últimas cinco Liga de Campeonas. Las desigualdades en el futbol son una constante en todos los países debido a un desarrollo inequitativo.

La brecha salarial es un tema que preocupa; la diferencia es mayor en algunos equipos con patrocinios importantes. Un equipo de futbol femenil es un acordeón social.

“Por una parte, hay jugadoras que aún conservan otro empleo para salir adelante y compran su propio equipamiento. Es difícil establecer una media salarial. No es útil y no explicaría bien el nivel de vida porque eso depende de cada país”, lamenta Laurence Prud’homme.

En la cima de la pirámide del futbol femenil están las estrellas estadunidenses como Alex Morgan (Orlando Pride) y Megan Rapinoe (FC Reigns) o la australiana Samantha Kerr, del Chelsea de Inglaterra, quienes rebasan los 400 mil euros anuales.

La Superliga de Inglaterra es la que mejor paga a sus jugadoras. En tres ligas femeniles están algunas de las futbolistas con los salarios más altos en el mundo: Inglaterra, Francia y Estados Unidos.

Pernille Harder, del Chelsea; Vivianne Miedema, del Arsenal, y Lucy Bronze, del Manchester City, son las mejores del futbol inglés. Wendie Renard, Dzsenifer Marozsan y Amandine Henry, del Olympique Lyon, por parte del balompié galo. 

Desigualdades

Si bien varias ligas europeas nacieron en los setenta (como la francesa e italiana, aunque ésta última sigue siendo amateur), la primera revolución llegó en los noventa con una mejor organización en otros países. 

“Recibíamos aguinaldos, pero eran 30 euros. Muchas llegaban por sus propios medios a los partidos. Pagaban para jugar”, recuerda Prud’homme, quien fichó en el Caluire de Francia en ese momento decisivo para el futbol femenil. 

Aún hoy en las mejores ligas las futbolistas deben comprar sus espinilleras, por ejemplo. Ese estado de semiprofesionalización afecta el rendimiento y progreso de las jugadoras. El que ahora tengan un cuerpo técnico y equipo multidisciplinario (médico, fisiatra, nutriólogo, etcétera) también es parte del progreso. Y es en ese ámbito donde algunas ligas europeas rebasan a la mexicana. 

“Hay un analista de video que nos proporciona información”, explica Paulina Solís, del Damaiense de Portugal. “Tenemos dos analistas, uno general y uno personalizado. En Tigres tenía acceso a videos, pero no había analistas”, agrega.

Esas desigualdades se reflejan en el nivel de juego. “No podemos medirnos con Inglaterra y Francia. En comparación con Sudamérica no estamos mal. España sí es un referente de lo que nos falta hacer’’, considera Ángel Palma, representante de jugadoras mexicanas. 

La portera mexicana Cecilia Santiago sitúa a la Liga MX Femenil con la de Holanda, donde juega desde hace más de un año: “México tiene muy buen nivel, pero acá el cuerpo técnico es todavía mejor”.

En los países europeos las fuerzas básicas tienen más peso. Las holandesas no poseen la mejor liga, pero disputaron la final del Mundial 2019 ante Estados Unidos. Muchas de sus futbolistas juegan en los mejores clubes del mundo, como Vivianne Miedema (Arsenal), considerada la segunda mejor futbolista por el diario The Guardian; nueve de sus compatriotas se cuentan en el Top 100 internacional.

Además de que la preparación física y el entrenamiento técnico-táctico son extraordinarios, contar con categorías inferiores evita la disparidad de edades. “En Holanda no hay futbolistas de 15 años jugando con unas de 30. En el equipo mayor sí tenemos tres o cuatro que vienen de la cantera, pero por su calidad”, comenta Santiago.

Italia, en los setenta, fue uno de los primeros países que desarrolló el futbol femenil. Pese a ello, su liga no está en la élite del futbol europeo. “En marzo de 1970, en Francia, el futbol de mujeres finalmente fue reconocido por la federación francesa, pero no hubo ningún desarrollo, ninguna inversión. El propósito era controlar esa actividad de mujeres”, denuncia Prud’homme.

Futbol de feria

Los estatutos de la Liga MX Femenil indican que los equipos dependen de los clubes varoniles. En Europa, si bien existe la versión femenil de cada conjunto profesional, como el Bayern Munich, Juventus y Real Madrid, es posible para cualquier otra organización invertir en equipos femeniles y ascender a la primera división. Sin embargo, estos casos son excepcionales.

El deseo de las futbolistas es ser reconocidas no sólo como deportistas, sino también como mujeres con derechos y en ese sentido el balompié es un espejo de la sociedad. “En Francia, por ejemplo, el futbol de mujeres empezó en ferias, era visto de manera inédita y cómica porque se les consideraba mujeres disfrazadas de futbolistas. Todo ello, para atraer al público a los partidos de los hombres”.

Durante gran parte del siglo XX el balompié europeo se adaptó para que lo jugaran las mujeres como una de las numerosas maneras de interiorizarlas y minimizar sus virtudes. “Había restricciones como pelotas más pequeñas, tiros de esquina que se cobraban más cerca del área, partidos más cortos en tiempo.

“Era una adaptación del futbol para la mujer considerada un ser débil. También se les decía que era peligroso para sus órganos reproductivos, su sensualidad o su belleza”, lamenta Prud’homme.

Igual que en otros ámbitos de la sociedad, como la música o el cine, en el futbol se ha ultrafeminizado a la mujer, dice Prud’homme. Como ejemplo recuerda que en 2010 la embajadora de la selección femenil francesa era la modelo Adriana Karembeu, esposa del mediocampista Christian Karembeu.

También señala el caso de un partido amistoso de la selección femenil francesa, cuando Carrefour era el patrocinador oficial y distribuyó conjuntos de maquillaje en el estadio.

“Afortunadamente, esto ya no existe. Poco a poco, y aunque siempre falta progresar, el futbol de las mujeres está creando su propia historia en Occidente sin querer parecerse al de los hombres”, añade Prud’homme.

Perspectiva de género

Atrás quedó 1970 cuando en el programa alemán Das aktuelle Sportstudio el locutor alentaba a las jugadoras así: “Pongan goles y no la mesa. Marquen a su oponente del calzoncillo sin lavarlo. Olviden las pequeñas preocupaciones relacionadas con la casa, el marido y los hijos…” 

Que pudieran jugar ya era un gran avance. En 1955, la federación alemana les prohibía patear un balón.

En cuestión de género, el futbol y la sociedad alemana ahora están a la cabeza. La democratización del deporte significa también desarrollar el balompié para las mujeres, con perspectiva de género.

Holanda es un referente: “Tenemos una aplicación para el registro de nuestro periodo menstrual”, cuenta Cecilia Santiago. “Aquí influye el factor cultura, en México hay muchos tabúes. Acá los doctores no son morbosos, son más abiertos. La desnudez es natural. Hay clubes con vestidores de hombres y mujeres que están juntos porque hay respeto. Me tocó que me hicieran un ecocardiograma y te dice: “Desnúdate y acuéstate”. No hay eso de estarse tapando con las batitas, como en México”.

Santiago se alegra de haberse mudado a un país sin machismo: “Aquí se les da un balón a los niños sin importar el género. México es un país que distingue entre los deportes para niños y para niñas, el futbol es para ellos y la gimnasia para ellas. Es la cultura del azul y del rosa. Hay que quitarnos esos pensamientos”, sostiene. La cultura machista es la debilidad del futbol mexicano.

Argentina es otro ejemplo. La liga tiene 29 años, pero a partir de que su selección calificó al Mundial 2019 la profesionalización se aceleró. El papel de la delantera Macarena Sánchez, del San Lorenzo de Almagro, fue importante a raíz del movimiento feminista. Fue la primera jugadora que firmó un contrato en la liga de su país.

“Las movilizaciones en busca de más igualdad sirvieron. Hoy ya tienen contratos”, dice Sacher. Desde marzo de 2019 hay entre ocho y 11 jugadoras por plantel que han firmado. El plan para 2021 es que haya mínimo 12 por equipo.

Argentina es pionera en la libertad sexual. “En diciembre se aprobó la ley del aborto seguro y legal. Y el mismo mes, al incorporar a las mujeres intersexuales o trans en la liga, también se hizo historia”, añade la reportera.

Mara Gómez fue la primera futbolista trans. “Para jugar se requieren aptitudes técnicas, tácticas y mentales más que físicas”, asegura Sacher.

En Argentina, los pañuelos verdes marcaron al movimiento feminista. También el movimiento es fuerte en México, aunque sigue teniendo una cultura marcada por estereotipos, como el rosa como color referente de la Liga MX y que también es visible en las playeras o escudos de algunos equipos. 

“Debe desaparecer eso del color rosa en los clubes de mujeres porque sólo alimentan un estereotipo. En Holanda nada es rosa. Incluso el equipo varonil Heerenveen tiene corazoncitos en su logo y camiseta. Pensé que nunca lo vería, pero eso aquí es normal”, cuenta Santiago.

De acuerdo con Prud’homme, la apertura en el futbol tiene que ir a la par con una cultura más progresista y menos machista, no sólo en la cancha sino también en la sociedad. 

“Las niñas necesitan el mismo acceso a los deportes que supuestamente son para los hombres. En la sociedad falta progresar y eso influirá en el deporte. Avanzaremos cuando se acaben los prejuicios. Es necesario dejar de mostrarle a las niñas que son débiles”.

En los puestos de poder, las mujeres también buscan emanciparse, como Bibiana Steinhaus, árbitra de la liga alemana varonil, o Amaia Gorostiz, presidenta del club Eibar de España. 

“Si ayuda a un mejor desarrollo del futbol femenil, ¿por qué no crear una FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociación) femenil?”, cuestiona Prud’homme.

Con información de Beatriz Pereyra

Este especial forma parte del número 2314 de la edición impresa de Proceso, publicado el 7 de marzo de 2021 y cuya versión digitalizada puedes adquirir aquí

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