Flamenco

María Juncal: El vigor del flamenco ante la adversidad

El cierre de la mayoría de los excitantes “tablaos” de flamenco en España ha puesto en jaque a este arte. No obstante, para la bailaora y coreógrafa grancanaria María Juncal el flamenco se valora en el mundo entero, y en México “ni se diga”.
sábado, 17 de abril de 2021 · 22:36

El cierre de la mayoría de los excitantes “tablaos” de flamenco en España ha puesto en jaque a este arte, considerado desde 2010 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. No obstante, para la bailaora y coreógrafa grancanaria María Juncal el flamenco se valora en el mundo entero, y en México “ni se diga”. Entrevistada de paso por nuestro país, señala firme: “Cada vez hay más intérpretes de flamenco que tienen cosas muy personales que decir, ofrecen su visión y son contundentes en su desempeño”.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Mueve las manos como si se hallara en el escenario y con su charla brotan explosiones emotivas en el rostro. Todo ello delata como bailadora y coreógrafa de flamenco a la reconocida española María Juncal, de visita en México para concretar proyectos y el fuerte deseo de que la pandemia finalice pronto.

Proviene de una familia dedicada a este género. Su bisabuelo fue Miguel Borrull (1866-1926), notable guitarrista gitano de flamenco. Tras la afectación del SARS-CoV-2 en el mundo, María Juncal clama inquieta:

“Los bailarines necesitamos un espacio especial para ensayar. Llevamos más de un año sin ensayar y trabajar bien, y al bailador o bailadora de flamenco nos pueden echar de cualquier parte por los fuertes sonidos, pero hemos tratado de reinventarnos y aprovechar cualquier oportunidad.”

Nacida en Las Palmas de Gran Canaria en 1979, ella narra que, por suerte, en España ya los bailaores pueden subir al tablao con todas las medidas sanitarias, aunque ante poca afluencia:

“Los artistas tampoco podemos asumir riesgos. Yo durante el encierro bailé en casa, puse mi madera, hablé con los vecinos y efectué acondicionamiento físico; pero sobre todo generé muchísimo baile en mi mente, muchísimos proyectos, lugares a donde quiero llegar y coreografías, etcétera. Sin embargo, en este instante me pregunto cómo le están haciendo  aquellos bailarines que no posen un espacio para ensayar. Además, desde julio pasado me levanto y voy al Centro de Arte Flamenco y Danza Española Amor de Dios, ubicado en Madrid, para practicar, si bien los que todavía no pueden ir a un estudio de baile no sé cómo estén resistiendo…”

Juncal estudió ballet y danza clásica en Santa Cruz de Tenerife, donde fue alumna de su tía abuela Trini Borrull, y continuó preparándose en Amor de Dios, donde también imparte clases. Sigue con fervor, mientras el aire de abril resopla afuera de un restaurante de Polanco, ondulando su cabellera china:

“El covid-19 me entristeció, pero me he escuchado mucho a mí misma. Los artistas hemos sido un rubro muy castigado. Por supuesto, no le quito protagonismo a ningún otro, pues todos somos dolientes de esta situación, estamos damnificados y sufrimos las consecuencias.”

La Premio Nacional de Danza Flamenca Antonio Gades en Córdoba (2004) y Primer Premio de Baile Flamenco y Trofeo Desplante (2006), resalta que tras el coronavirus “sabemos que todo es de cristal”. Continúa:

“La fragilidad de nuestra estructura ha quedado en evidencia. Todo me funcionaba, tenía giras, me levantaba, hacía mi maleta, tomaba mi avión, llegaba a un lugar, me recibían, iba al teatro, ensayaba, en fin, todo fluía a normalidad, y de pronto, la parálisis. Esto nos ha cambiado mucho, pero igual nos ha hecho tomar aire y agarrarnos con fuerza de nuestro arte. Como dicen en mi tierra: ‘Cuando hay marea, golpe a la lapa’.

“Es decir, que en los malos momentos uno debe aferrarse porque es lo que nos toca y también sirve para forjar nuestro carácter. Esto nos hace poseer historias que contar, y seguro que de este encierro tenemos una experiencia distinta que vamos a capitalizar y a materializar de alguna forma, a través de nuestro arte.”

¿Herida mortal?

Su vestimenta color oro llama la atención. Continúa con sus palmas al viento, sin perder el ritmo, ignorando casi que así ilustra mejor la conversación:

“Para una creadora como yo cualquier estado de ánimo es una fuente de la que hay que abrevar. Esta situación nos hace mucho trabajar aquí –señala su cabeza–… Durante mucho tiempo me la pasaba de avión en avión, viajando de país a país, y de repente el frenazo ha sido en seco, ¡zas!; pero como los demás, trato de sacar lo mejor de lo más inaudito que nos pasa.”

El 12 de noviembre de 2020 logró estrenar con su compañía la obra Bailaoras en el teatro de Bellas Artes de Madrid, con entrada libre. En escena hubo seis mujeres, guitarras, canto y percusión. Justo en ese mes se celebraron los 10 años de que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) incluyó al flamenco en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.   

Sólo que desde el 16 de noviembre de 2010 no se han logrado solucionar los problemas que enfrenta el flamenco.

“El covid-19 ha revelado que este arte sigue siendo uno de los más vulnerables”, según manifestó el guitarrista Francisco Perujo (director de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco en 2009) el pasado 16 de noviembre a la agencia EFE. Y en un texto en, euronews.com de esta misma fecha, los artistas dedicados al flamenco protestaron ante la sede del Ministerio de Cultura en Madrid por su “situación límite” a causa del coronavirus, lamentando que de los 93 tablaos que existen en España, solo seis habían recibido ayuda.

Están temerosos de que este patrimonio cultural único en el mundo pueda hallarse herido de muerte.

El febrero pasado, el bailaor Jonatan Miró anunció en un video sobre el cierre definitivo del Tablao Flamenco Villa Rosa, ubicado en la madrileña plaza Santa Ana, donde él fungía como director artístico.

Explicó que Jesús Rodríguez, el empresario al frente del lugar, llevaba 11 meses manteniendo el local sin ingresos. En el Twitter del Villa Rosa, @TablaoVillarosa, del 22 de febrero pasado, se lee:

Hemos hecho lo posible o al menos lo que hemos sabido hacer para preservar tan emblemática institución flamenca... pero el exceso de gastos, la ausencia de ingresos y la falta de ayudas nos han llevado a la drástica decisión.

Juncal expresa sobre la desaparición del Villa Rosa:

“La verdad es que es una situación triste, porque no solamente Villa Rosa terminó, sino que todos los tablaos de España que cerraron en marzo del año pasado por el confinamiento no han vuelto a abrir. Con respecto al Villa Rosa, entre la gente del flamenco nos preguntamos si no hubo alguna posibilidad de que estuvieran abiertos los tablaos como los restaurantes. Claro, los tablaos flamencos son otra cosa, ¡pero los artistas queremos luchar y queremos estar en el escenario!”

–¿Qué tanto se valora el flamenco en España y fuera de ella? –se le pregunta a Juncal, quien ha efectuado giras por Alemania, Bélgica, Canadá, China, Cuba, Estados Unidos, Francia, Israel, Japón, México y Venezuela.

–Lo he experimentado, el flamenco se valora en todo el mundo. Es impresionante que en países que nunca imaginarías hay una peña flamenca y escuelas de flamenco; o nos presentamos en el teatro y llenas con tu espectáculo de flamenco, ¡y en México ni se diga!

Cada vez hay más intérpretes de flamenco en el mundo que tienen cosas muy personales que decir, ofrecen su visión y son contundentes en su desempeño.

“En España el flamenco se ha querido desde siempre, ha habido un momento que llegó a ser tan nuestro, que nos hemos olvidado de que estaba ahí; pero creo que ahora está lleno de fuerza y vigor. Existen intérpretes maravillosos en España. Existe una creatividad increíble”.

Ana Frank, ejemplo libertador

De ojos grandes y cejas tupidas, María Juncal se muestra contenta sentada tras una mesa, sin dejar de moverse al hablar de su pasión dancística. Participa activamente con el proyecto comunitario “A Compás Flamenco” en Cuba, labor que se le reconoció con la presea Excelencias del Arte por el apoyo al desarrollo de la cultura en los barrios desfavorecidos de La Habana.

Además colabora con la fundación CONFE para personas discapacitadas e imparte seminarios de flamenco a nivel internacional.

–¿Qué es lo que más anhela experimentar con el flamenco?

–Poseo muchas ganas de volver a interpretar a personajes. Tengo algunos en mente y me apetece mucho; porque cuando lo experimenté con El encierro de Ana Frank (2015), inspirado en el coreo-drama Ana Frank de la mexicana Gladiola Orozco, del ballet Teatro del Espacio, lo disfruté muchísimo, y quiero seguir por esa vía un poco. Deseo la oportunidad de seguir disfrutando el flamenco durante muchos años.

La mezcla entre el flamenco y los personajes de El encierro de Ana Frank “es perfecta”. Para ella, Ana Frank (1929-1945) fue una niña judía-alemana que vivió una de las historias más terribles de la humanidad “y en su encierro siempre fue un espíritu libre, lo que ahora viene muy a colación porque la libertad es uno de los valores que enaltece el flamenco, ya que su origen proviene de los pueblos gitanos, quienes injustamente fueron privados de su libertad”.

Por El encierro de Ana Frank obtuvo el premio Best of the Best. Asimismo, le gustaría recrear a Milagros Carmona, una joven de cultura gitana y protagonista de la novela La reina descalza (2013), de Idelfonso Falcones (Barcelona, España, 1959):

“Es una historia maravillosa, y el autor es uno de los escritores que más admiro desde que lo leo, yo tuve el atrevimiento de acercarme a él y le dije que me enamoré de su libro, que vi en sus páginas el baile desde el principio. ¡Y ahí estamos en esa lucha! Le encantó la idea de llevarlo a los escenarios a nivel del baile. La reina descalza es un reto maravilloso en el que ahora estoy inmersa, no dejo de pensar en ese proyecto.”

La novela, de 752 páginas y distribuida en México por Grijalbo, se encuentra situada en el siglo XVIII en Madrid y Sevilla. Dos mujeres figuran en los roles centrales, ambas muy diferentes; pero sus caminos se entrecruzan por pertenecer a sendos grupos marginados, los esclavos y los gitanos. La negra Caridad es cubana y consigue su libertad tras la muerte de su amo en el trayecto hacia España, quedando a la deriva, sola y desamparada por las calles de Sevilla. Gracias a su canto, el gitano Melchor Vega se apiada de ella. Como cultivaba tabaco en Cuba, se convertirá en una gran ayuda para los gitanos en la siembra y producción de la planta. Así conoce a la bella Milagros Carmona, nieta de Melchor, chica que se rebela contra las tradiciones y costumbres de su raza.

Las dos se vuelven amigas, compartiendo alegrías y penas. Caridad enseña a cantar a Milagros, quien se convertirá en la “Reina Descalza”. Pero el 31 de julio de 1749, el Marqués de la Ensenada organiza una redada contra los gitanos en la península hispana considerándolos “gente infame y nociva”. Su finalidad era aniquilar dicha estirpe.

La novela de Falcones evoca la persecución de Nicolas Sarkozy, quien como presidente de Francia en 2010 expulsó a gitanos no galos, quienes habitaban su país “en situación irregular”. La iniciativa, según varios diarios, siguió el llamado Plan de Seguridad de Italia, creado por Silvio Berlusconi en 2008, gobierno que calificó a los gitanos “nómadas” de “amenaza para la seguridad nacional”, provocando el éxodo de unas 12 mil personas de tal etnia a tierras de España, Francia y Suiza.

Mujeres al poder

A Juncal se le cuestiona sobre la situación de las mujeres. Y relata:

“Como mujer tengo que agradecerle a muchísimas mujeres antes, pues para que yo pudiese desenvolverme, desempeñarme en la vida, ellas enfrentaron luchas titánicas en las que sacrificaron muchas cosas, desde mi madre, abuela, en fin. Hoy las mujeres debemos seguir luchando por infinidad de razones. Hay muchas partes en el mundo en la que la mujer está absolutamente abandonada y eso es lo que más me preocupa.”

–De las nuevas generaciones ¿qué le intranquiliza?

–Desde antes de esta pandemia me preocupa su desconexión de la realidad, de la naturaleza, de las personas y de los valores. No quiero hablar como una abuela, pero veo que están conectadas a otro mundo y eso las obliga a desconectarse de éste. No quiere decir que eso pase con toda la juventud. Hay jóvenes maravillosos, comprometidos con la vida…

“Además, a la juventud le vamos a dejar muchísima responsabilidad y debemos prepararla para ello. Le vamos a dejar muchas cosas que solucionar. Yo no digo adiós al teléfono móvil o a la tableta, no, no estoy en contra de eso porque ya forma parte de nuestras vidas. Y las suyas.”

Agrega, más inquieta aún:

“Se habla que las enfermedades del siglo XXI se curarán en los manicomios. No quiero ser una persona que pinta un panorama terrible, pero a mí sí me preocupa esa parte de la salud mental, que no incluyan en los colegios la filosofía, las artes, etcétera, todo lo que tiene que ver con las humanidades, porque eso brinda arraigo a las personas.”

–¿Cómo ve el compromiso de los políticos con la cultura?

Mira hacia el cielo un instante. Suspira y narra:

–Existe un grave problema ahí…

“La cultura depende del político en turno y eso me parece terrible aquí, en otra nación o en todas partes. La cultura no debe depender de los partidos políticos, quienes no cuentan con especialistas en cultura. De repente el ministro de Cultura en España puede ser un señor que era ministro del Deporte; maravilloso, pero resulta que nuestro ministro de Sanidad era profesor de filosofía… ¡Qué tal! La cultura hay que conocerla porque no es una maquina; detrás de la cultura hay personas, intérpretes, personas que por encima de todo lo que quieren es crear. Y que para escribir un libro invierten todo lo que posee en la vida, son capaces de hipotecar su casa para sacar un espectáculo adelante, y ese corazón del artista sólo lo conocen las personas que saben de esto.”

Juncal, quien confiesa que en México es muy feliz, adelanta que su próxima puesta en escena se llama Soy yo tu pensamiento:

“Si Dios quiere será pronto y además cuenta con la colaboración especial de una artista maravillosa mexicana, una actriz que quiero y admiro mucho, Marta Zamora. Estoy también entregada a esa idea. Eso es lo que nos hace falta, ¡soñar! Porque en este momento siento a muchas personas a mi alrededor que no ven futuro ¡y no, no, hay que soñar! ¡Uf! A mí un escenario me llena de felicidad y de alegría. Me resarce de casi todo.”

Termina subrayando que México es una tierra de oportunidades:

“Una vez más estoy aquí, intentándolo. Es un país que me recibe con los brazos abiertos. Ojalá pronto los teatros, todos los espacio artísticos y culturales en México puedan abrir bien sus puertas. Lo mismo las escuelas de danza, teatro, pintura, literatura, en fin. Sí que está complicado todo.”

Reportaje publicado el 11 de abril en la edición 2319 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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