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La guerra del gas está en marcha

El anuncio de la creación de una distribuidora estatal –Gas Bienestar–, por parte de gobierno, así como la fijación de un tope en el precio y la sustitución del gas LP por gas natural encendió los ánimos la semana pasada. Lo peor de esta guerra larvada es el fuego amigo de legisladores morenistas.

En los últimos tres meses, el gremio gasero, sobre todo los comisionistas que abastecen el gas doméstico y las principales empresas que controlan su importación desde hace lustros, han protestado porque el gobierno federal intenta controlar su oligopolio. El anuncio de la creación de una distribuidora estatal –Gas Bienestar–, por parte de gobierno, así como la fijación de un tope en el precio y la sustitución del gas LP por gas natural encendió los ánimos la semana pasada. Lo peor de esta guerra larvada es el fuego amigo de los legisladores morenistas, quienes han intentado frenar al nuevo competidor.

CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- Frente al histórico incremento en los precios del gas LP y la resistencia de los participantes en este mercado a regresar a un esquema de precios controlados y máximos por región, el gobierno federal analiza las ventajas –en tarifas y competencia– de promover políticas públicas dirigidas a aumentar el consumo en el ámbito nacional del gas natural que se suministra a través de ductos, porque resulta más barato.

Sin embargo, los diputados de Morena frenaron la expansión de un competidor, las compañías de gas natural, que podrían haber rivalizado con los grupos que controlan el mercado del gas LP gracias a esquemas de colusión.

Cabe recordar que en una de sus primeras acciones como presidente (2006-2012), el panista Felipe Calderón autorizó un incremento de tres pesos al gas LP para que las empresas que controlaban este sector desde los gobiernos priistas mantuvieran sus márgenes de ganancia durante toda su administración, pese al esquema de control de precios.

En suma, PRI, PRD, PAN y ahora Morena han fortalecido al pulpo gasero.

En su conferencia matutina del 5 de mayo pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador adelantó que su gobierno analiza la posibilidad de migrar del consumo de gas LP al de gas natural, pues ahora se cuenta con reservas de este combustible y no hay necesidad de importarlo. Esa migración incluye a hospitales, centros deportivos del gobierno, oficinas y escuelas.

El mercado de gas LP en México sucumbió en el último año a la presión alcista de precios en los mercados internacionales ante el impulso cobrado por la reactivación económica a nivel global, a lo que se suma una caída de inventarios no vista en los últimos cinco años y el hecho de que 70% de la producción proviene del exterior a través de importaciones tanto de Pemex como de particulares.

Así, a partir del domingo 1 la Comisión Reguladora de Energía (CRE) impuso la nueva directriz de precios máximos de gas LP para la venta, con un impacto en 145 zonas del país.

Eso encendió, según la Confederación Patronal de la República Mexicana, los focos rojos en el abasto oportuno del producto por parte de comisionistas en la Ciudad de México, el Estado de México, Puebla e Hidalgo. Habrá desabasto y quiebre de empresas, alertó el sindicato patronal.

Fragmento del reportaje publicado en la edición 2336 del semanario Proceso, cuya versión digital puedes adquirir aquí.

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