Política Exterior

Diplomacia de consolación, de movidas internas y premios

En el mayor movimiento de cargos diplomáticos del sexe­nio anunciado por AMLO se nota que no han cambiado los tiempos en ese rubro: la mayoría de los 16 embajadores y cónsules designados está ahí por razones políticas o amistosas.

En el mayor movimiento de cargos diplomáticos del sexe­nio, anunciado por el presidente López Obrador, se nota que no han cambiado los tiempos en ese rubro: la mayoría de los 16 embajadores y cónsules designados está ahí por razones políticas o amistosas. Una revisión del directorio del Servicio Exterior confirma que la clase política sigue pesando sobre la diplomacia de carrera. 

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El pasado lunes 17 el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció el traslado de la hasta entonces embajadora de México en Rusia, Norma Bertha Pensado Moreno, a la representación en Dinamarca, en tanto que la sustituiría en la Federación Rusa el maestro en filosofía Eduardo Villegas.

Economista por la UNAM y con dominio de siete idiomas, la embajadora Pensado Moreno ha tenido cargos en el exterior desde 1998, después de ocupar numerosos puestos en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), a donde regresó para convertirse en subsecretaria por unos meses durante 2012. Después siguió por las embajadas de Suecia y Finlandia.

Su relevo, Villegas, se ha desempeñado como catedrático en diferentes instituciones de educación superior, fue asistente de López Obrador en la Jefatura de Gobierno capitalino y hasta el 17 de enero coordinó el área de Memoria Histórica y Cultural de México, creado en la actual administración.

Con esas credenciales, Villegas fue convertido por facultad presidencial en representante de México ante Rusia, país que actualmente mantiene serias fricciones con Europa Occidental y Estados Unidos. Se trata de uno de los perfiles polémicos en la tanda de nombramientos de nula o escasa experiencia que el gobierno de la República anunció el pasado lunes 17.

El embajador David Nájera Rivas, presidente de la Asociación del Servicio Exterior Mexicano (ASEM), organización civil que agrupa a los diplomáticos de carrera, es cuidadoso ante el cuestionamiento sobre ese y otros casos concretos: “No hemos expresado una opinión sobre los designados porque es facultad del presidente y le toca al Senado verificar la importancia de cada representación, la trayectoria, aptitud y legalidad de esos nombramientos conforme a la Constitución”.

Sobre la embajada en Moscú, indica: “Rusia tiene al mundo en altas probabilidades de un enfrentamiento bélico que le importa a México. No porque esté lejos deja de importar. Quien va a Venezuela, vivirá probablemente momentos de transición política representando al país, no a un partido o movimiento. 

“Quien va a Azerbaiyán, vivirá una situación de guerra; el que vaya a Nicaragua, va a un país cuyo gobierno está cuestionado. ¿Cuál será su tarea? Esto es relevante: que los nombramientos tengan claro que representan al Estado mexicano, con instrucciones del presidente, y que deben ejercer una política exterior basada en principios constitucionales. Tendrán que actuar de conformidad con eso.”

Este texto es un adelanto del reportaje publicado en el número 2360 de la edición impresa de Proceso, en circulación desde el 23 de enero de 2022.

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