Natación

Dueto mixto de natación artística: Una medalla histórica sin etiquetas

La de Amaya Velázquez y Joel Benavides ha sido una historia de éxito desde la pandemia. Ella ha practicado la natación artística toda su vida; él, apenas en 2019. Pese a las diferencias, ambos se han convertido en la primera pareja mexicana en ganar una presea en dueto mixto.
domingo, 9 de enero de 2022 · 14:11

La de Amaya Velázquez y Joel Benavides ha sido una historia de éxito desde la pandemia. Ella ha practicado la natación artística toda su vida; él, apenas en 2019. Pese a las diferencias, ambos se han convertido en la primera pareja mexicana en ganar una presea en dueto mixto de lo que antes era conocido como nado sincronizado. “Somos pioneros, los primeros representantes de México y nos queda un trabajo enorme”, dice Joel con miras a competir en el mundial que se realizará en Fukuoka, Japón, en 2022. En entrevista, ambos comparten su experiencia rompiendo estereotipos sobre la participación de hombres en un deporte tradicionalmente reservado para las mujeres.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Amaya Velázquez y Joel Benavides son la primera pareja de mexicanos en ganar una medalla en la prueba de dueto mixto en natación artística, lo lograron durante el Campeonato Panamericano de la Unión Americana de Natación (UANA), que se celebró en mayo último en Aruba.

Estos nadadores jaliscienses obtuvieron una presea dorada histórica porque fue la primera incursión de México en esta disciplina acuática que nació formalmente en 2015, y que ha tardado en desarrollarse en el país.

Además de Velázquez y Benavides, existe otro dueto mixto que integran los también jaliscienses Diego Villalobos y Ximena Montaño, quienes representaron a México en los primeros Juegos Panamericanos Junior de Cali-Valle 2021. A principios de este mes obtuvieron la presea de plata, detrás de la pareja de Estados Unidos y por delante de la de Brasil.

“Somos los pioneros, somos los primeros representantes de México y nos queda un trabajo enorme para seguir jalando más niños que formen parte de esta disciplina, para romper los tabúes de que, si te metes a ciertos deportes, te vas a hacer de tal o cual forma. Ese significado tiene para mí esa medalla.

“Hay que dejar de asumir que haces algo porque tienes otras preferencias sexuales, quiero hacer énfasis en eso: no haces las cosas porque eres gay, porque eres heterosexual, porque eres lesbiana; haces las cosas porque te llenan y te gusta hacerlas, independientemente de tus preferencias sexuales”, dice Joel Benavides en entrevista con Proceso.

“Sí, exacto, todo el mundo dice que los hombres que lo practican son gays”, tercia Amaya Velázquez. “Internacionalmente sí tenemos uno que otro compañero con esa preferencia sexual, que se respeta por completo, pero también tenemos heterosexuales. No debemos etiquetar que todos son así. Llegan niños chiquitos y les digo: ‘Métete a nado sincronizado (oficialmente se llama ahora natación artística)’ y sus mamás se me quedan viendo raro. Es un deporte muy lindo, como la gimnasia, ¿por qué no puede haber hombres?”, insiste.

Pese a los prejuicios, en las instalaciones del Consejo Estatal para el Fomento Deportivo del estado de Jalisco (Code) existe un nutrido grupo de niños que ya entrenan natación artística, con miras a que esta entidad desarrolle a los exponentes que participen en las competencias internacionales en las modalidades de solo o dueto mixto. Por ahora, Joel y Diego son los más adelantados.

Dado el abandono en el cual la Federación Mexicana de Natación (FMN) tiene a las disciplinas acuáticas que agrupa, todavía no se sabe qué pareja integrará el dueto mixto que competirá en los Campeonatos Mundiales de la Federación Internacional de Natación (Fina), que tendrán lugar en mayo de 2022 en Fukuoka, Japón.

Sería la primera vez que México enviaría un dueto mixto a un mundial. Tampoco se ha conseguido la plaza para los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile 2023. Para obtenerla, Diego Villalobos y Ximena Montaño debieron haber ganado medalla de oro en los Panamericanos Junior de Cali-Valle.

La prueba de dueto mixto se estrenó en el Mundial de Kazán 2015, con exponentes como Bill May y Cristina Jones, de Estados Unidos; Benoit Beaufils y Virginie Dedieu, de Francia; Pau Ribes y Gemma Mengual, de España; Giorgio Minisini y Manila Flamini, de Italia; Goekce Akguen y Yagmur Demircan, de Turquía, y Abe Atsushi y Adachi Yumi, de Japón.

La Fina determinó en diciembre de 2014 que aceptaría el dueto mixto como prueba oficial en la natación artística, tras una larga lucha de nadadores como Bill May y Benoit Beaufils, quienes debutaron en un mundial a los 36 años, pese a que desde niños habían practicado el entonces llamado nado sincronizado, que sólo permitía que las mujeres compitieran.

“Quiero decirle a la gente que el deporte no tiene sexo, ninguno lo tiene. Aunque estemos en el siglo XXI, todavía cuesta ver con normalidad a un chico en la sincro, igual que pasa en el patinaje artístico o en la gimnasia rítmica”, declaró Pau Ribes en una entrevista concedida en 2015. “He soñado con este momento toda mi vida, competir con los mejores a nivel mundial”, le dijo Bill May a la BBC ese mismo año.

Aprender a respirar

La historia de Amaya Velázquez y de Joel Benavides comenzó en 2020, en plena pandemia del covid-19, cuando ella no tenía ni un lugar dónde entrenar y él se quedó sin su pareja original, María Trinidad Meza, quien se alejó de este deporte. Se conocieron en el club Atlas Chapalita.

Amaya había estado viviendo en la Ciudad de México donde entrenaba con la selección nacional; y por el parón se regresó a Guadalajara. Joel tenía apenas seis meses entrenando de manera formal con Meza cuando se quedó sin pareja.

Mientras entrenaba clavados en las instalaciones deportivas del Code, cuando tenía entre ocho y 15 años, Joel se hizo amigo de Juliet Barreto, una nadadora destacada que, incluso, llegó a la selección nacional de nado sincronizado. Juliet y otras compañeras lo atosigaron años después para persuadirlo de que practicara natación artística.

Tras su retiro de los clavados, el entrenador Iván Bautista invitó a Joel Benavides a formar parte de su equipo de profesores para atender a niños de entre siete y 12 años. Por eso, el muchacho siguió en contacto con sus amigas nadadoras. Cada vez que las veía sólo escuchaba que cuándo se metería a natación artística. Por fin se animó a olvidarse de que en su niñez y adolescencia se dedicó a los clavados y a finales de 2019 se convirtió en la pareja de Trini Meza.

“La verdad nomás les daba el avión. Les decía: ‘Sí, después…’, hasta que un día dije: ‘Vamos a intentar; no pierdo nada’. Fui un aficionado (de este deporte) desde pequeño porque se me hacía impresionante cómo se mantenían en la superficie sin tocar el suelo (fondo de la alberca). Total, me animé; pero no tenía un entrenamiento regular. Lo tomaba como juego.

“Cuando presentábamos niveles, porque cuando inicias debes ir pasando pruebas, yo me preparaba dos días antes y los pasaba. A finales de 2019 llegué al Atlas y fue cuando inicié mi carrera de lleno. Para nuestra primera competencia tuvimos sólo dos semanas de preparación, nos fue muy bien (a él y a Meza); gustamos en cuanto a nuestra técnica y nuestra rutina, aunque teníamos muy poco (tiempo juntos)”, cuenta Benavides, ahora de 33 años.

Amaya Velázquez ha practicado natación artística durante 20 de sus 25 años de vida. A los siete comenzó a competir en la olimpiada nacional y a los 15 se convirtió en seleccionada nacional. Siempre le tocó participar en la modalidad de equipos hasta que conoció a Joel y cambió al dueto mixto.

“Empecé a entrenar con un hombre que llevaba seis meses en sincro, pero que realmente es el único que tiene el nivel para competir internacionalmente. No hay muchos hombres con quienes hacer el dueto, entonces pues era él. Dije, vamos a acoplarnos y hacer lo que se pueda para sacar este trabajo. Teníamos muchos roces, hablábamos mucho con la psicóloga porque antes de competir yo estoy súper concentrada y él tiene una forma completamente distinta.

“Joel vino a cambiarme la forma de hacer sincro porque me doy cuenta que no hay que ser tan estrictos con uno mismo ni tan cerrados, y sí, con él vuelvo a disfrutar estar en nado sincronizado como lo hacía cuando tenía cinco años. Siento que ya no es la misma presión. El dueto mixto fue lo mejor que pudo pasarme. Nunca en mi vida había hecho dueto a nivel internacional, fue darme cuenta de que no sólo puedo hacer equipo con las mujeres, sino un dueto con un hombre”, narra Velázquez, quien ha representado a México en Juegos Centroamericanos y Panamericanos.

Preparar la rutina de tres minutos en la que compiten Amaya Velázquez y Joel Benavides fue todo un reto. Los primeros entrenamientos se enfocaron en las apneas. Joel tuvo que aprender a respirar y a “hacer pulmones” para que alcanzara a hacer la rutina completa. También hacían entrenamiento “en seco”: crossfit y acondicionamiento físico.

“Joel tenía muchos problemas por la oxigenación. Era muy cansado, era meternos y nadar 2 mil 500 metros, y luego un trabajo específico de media rutina. Eran entrenamientos cortos, pero muy pesados. Al principio, Joel se nos moría; no llegaba al último elemento. Nos enfocamos mucho en eso y dejamos de lado la flexibilidad (una hora diaria), la técnica no, pero nos enfocamos en los puntos que a él le fallaban.

“Los giros, donde vamos a sonreír, la entrada porque nos decían que en la entrada nos teníamos que ver más apasionados; todas estas cosas. Llevo mucho en nado sincronizado, pero vale la pena darles tiempo a esos detalles para ganar esas décimas que te van a dar por tener la misma sonrisa o por tener la cara hacia el mismo lado”, explica Velázquez.

Joel Benavides recuerda que a veces tardaban mucho en tratar de que la cara quedara del mismo lado o en hacer una brazada. Hacían cientos de repeticiones hasta lograr la sincronía. En el dueto mixto, los elementos que ejecutan las parejas son diferentes a las que hacen las mujeres, esencialmente son un poco más fáciles. Las cargadas generalmente las realiza la mujer, pero en el caso de esta pareja quieren explotar que Joel es capaz de hacer mortales, entonces tienen un elemento donde es él quien sale del agua.

–¿Prefieres el dueto mixto o entrenar con mujeres?, se le pregunta a Velázquez.

–Estoy acostumbrada a que si nos ponen un dueto en la selección, las cosas salen rápido, no tienes otra opción. Acá fue jalar un poco, nivelar la técnica, y tanto yo jalarlo a él y él jalarme a mí porque luego puedo ser débil mentalmente. No nos dejamos caer. Hacer el dueto con una mujer es tener la misma técnica, los mismos movimientos, los mismos ángulos porque los hemos trabajado por años; ya sabemos dónde va la pierna a 45 grados y dónde va la pierna vertical. Trabajar con un hombre que va empezando, como Joel, aunque tiene la mejor técnica de México, es muy difícil tener que explicarle cosas que para mí son obvias.

–¿Pensaste alguna vez en que, debido al machismo que existe en México, te dijeran que este deporte no es para los hombres? –se le pregunta a Amaya.

–Nunca me preocupó qué iban a pensar, siempre lo subía a mis redes sociales para que vieran que entrenamos.

Trabajar para convencer

Como parte de la práctica de su deporte, Joel Benavides aprendió a peinarse con grenetina para que no le quede “ni un pelito parado” que lo haga lucir descuidado. También sabe que después necesitará lavarse con agua muy caliente para que su cabello vuelva a la normalidad. Hasta ahora sólo ha usado un calzón de baño negro para sus rutinas, pero sabe que esta pieza debe ir coordinada con el traje de su pareja: el color o si lleva aplicaciones de cristales brillosos.

“Yo cuando entré lo hice por juego, entonces sí pensé que me iban a tachar o decir cosas, a criticar; pero no. Siempre en los clavados, en general en los deportes, se vive un ambiente un poco rudo. Cuando les dije a mis excompañeros o entrenadores (que estaba en natación artística) me decían ‘qué padre’, se sorprendían de una manera positiva, me apoyaron.

“El Duva (Germán Sánchez, doble medallista olímpico en clavados) me dijo en su momento que a él también le llamaba la atención el sincro; entonces, nunca fue de tacharme o decirme te vas a hacer gay, ‘joto’, ni comentarios homofóbicos. Cuando se hace en pareja no hay tanta reacción de la gente porque se equilibra un poco ese sentimiento de machismo para criticarlos. Tal vez cuando vaya a hacer el solo y tenga que ser más artístico puede que surjan comentarios negativos”, dice Joel.

–¿Y no te importa?

–No me importa. Al inicio sí me daba penita, pero porque teníamos que hacer los niveles y las niñas empiezan desde chiquitas. Yo tenía que hacer los niveles de las niñas chiquitas. Ver a las niñas y a un hombre era un tanto extraño, pero no me importan los comentarios.

“La exigencia física es mucha. Los clavados son de fuerza, el sincro es resistencia. Fue un cambio brutal. No tenía la capacidad pulmonar que tienen las niñas que llevan practicando desde los cinco años. Eso fue muy pesado. Cuando entrené para la primera competencia llegaba sudando de las manos por aguantar la rutina, sabía que con esos tres minutos me iba a morir, me iba a cansar demasiado.

“También otra diferencia que he notado es que las mujeres tienden a tener un poco más de grasa que un hombre, entonces tienden a flotar más y a los hombres nos cuesta porque tenemos más músculo. La resistencia y la energía que se necesita también es diferente porque debes mantenerte a tope durante los tres minutos de la coreografía, estar haciendo apneas, poniéndote de cabeza con fuerza. Ha sido un deporte muy pesado para mí. El esfuerzo que he tenido, a lo mejor no es mucho para otras personas, pero para mí sí lo fue.”

En la experiencia de Amaya Velázquez, si a las seleccionadas nacionales en dueto y equipo les costó alrededor de 10 años poder presentarse en las finales de las competencias internacionales, a un dueto mixto debe tomarle más o menos el mismo tiempo en comenzar a figurar.

Al tratarse de un deporte de apreciación en el que, además, México no es potencia, existe la obligación de participar en el mayor número de competencias posibles para aparecer ante los ojos de los jueces y convencer a cada uno de que los nadadores, hombres y mujeres van mejorando. 

Reportaje publicado el 2 de enero en la edición 2357 de la revista Proceso cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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