Cultura

Jaramar, voz de la mujer en "Nosotras somos memoria"

La expresión femenina es la clave de sus dieciséis discos, sólo que el nuevo álbum va centrado en el arco del mestizaje y con él celebra cuatro décadas de carrera artística. Cantará esas piezas el domingo 13, en el Teatro de la Ciudad “Esperanza Iris”, y el sábado 19, en Guadalajara.
domingo, 13 de marzo de 2022 · 11:19

La expresión femenina es la clave de sus dieciséis discos, sólo que el nuevo álbum va centrado en el arco del mestizaje y con él celebra cuatro décadas de carrera artística. Cantará esas piezas el domingo 13, en el Teatro de la Ciudad “Esperanza Iris”, y el sábado 19, en Guadalajara. Son canciones surgidas en la España de la época de la conquista y que emigraron hasta encumbrar el idioma español con la poesía novohispana representada por las Endechas de sor Juana Inés de la Cruz. Aquí narra Jaramar por qué las canta.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Viajera del tiempo con voz íntima de pasión libertaria y melancolías, Jaramar Soto celebra cuatro décadas de vida artística presentando su álbum Todas las naves del mundo: Canciones del mestizaje, el domingo 13 de marzo en el Teatro de la Ciudad “Esperanza Iris” (18 horas), así como el sábado 19 en el Conjunto Santander de Artes Escénicas en Guadalajara, Jalisco, donde radica (19:30 horas).

Jaramar irá acompañada de su cuarteto musical: Luis Javier Ochoa, en guitarra y laúd; Alex Fernández Figueroa, violines y armonización; Carlos Sánchez Vilches, contrabajo, trombón, tuba y marimbol, y el baterista Luciano Sánchez (percusiones y metalófono), quien es hijo de la también artista plástica, el más joven de los cinco.

El concierto del Teatro de la Ciudad forma parte del ciclo de 22 eventos escénicos Nosotras somos memoria, festival que durante marzo y abril conmemora la lucha feminista y por los derechos de la mujer a través de las artes escénicas, convocado por la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, mediante la Dirección del Sistema de Teatros que dirige Ángel Ancona. Algunos espacios donde se presentarán son los foros A Poco No, Benito Juárez, Sergio Magaña, Del Pueblo y Esperanza Iris, sólo con artistas mujeres. Expresa Jaramar Soto, nacida en 1954:

“A 500 años del nacimiento del mestizaje que identifica nuestra cultura y a nosotros como pueblo mexicano contemporáneo, a 40 del inicio de mi carrera artística y a 30 del arranque de mi trabajo como solista, Todas las naves del mundo toma como eje temático ese intensamente enriquecedor encuentro de culturas que dio como fruto un lenguaje expresivo híbrido, cargado de pasión y simbolismos, que sigue en proceso de transformación constante y que ha sido el motor de mi camino musical.

“A pesar de mis muchos años de camino en la música, la belleza y fuerza expresiva de esas canciones viajeras no deja de sorprenderme y enamorarme, aunque lo más sorprendente podría ser su permanencia como brújula creativa en mi vida.”

En Todas las naves del mundo Jaramar ha buscado reflejar y sintetizar su exploración en la música a través de la construcción de un repertorio que recorre justamente las sendas del mestizaje. Son canciones surgidas en la España de la época de la conquista en la que confluían las culturas cristiana, mora y judía nutriéndose unas a otras, cuya lírica y formas melódicas migraron como poderosas materias primas a México, hasta encumbrar el idioma español con la poesía novohispánica representada por las Endechas poéticas “de la maravillosa sor Juana Inés de la Cruz”, así como de canciones mestizas locales “y de mi propio trabajo de composición”.

Al igual que en sus platos láser anteriores, es la voz de las mujeres la que habla, dice Jaramar, orgullosamente miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte (Proceso 2033). Sin embargo, el concepto sonoro de esta nueva producción y el camino para definirlo ahora fueron otra onda:

“Cada nuevo disco es para mí un nuevo puerto, una herramienta para irme construyendo e ir descubriendo qué debe decir y cómo debe sonar esa nueva estación. Ese proceso estuvo esta vez pintado de diverso color por el aislamiento y la distancia, aunque fui afortunada porque Todas las naves del mundo contó con un equipo maravilloso, compuesto por músicos de larga trayectoria, colaboradores míos desde hace tiempo que se han distinguido tanto por la excelencia de su trabajo como por su búsqueda creativa.

“Con Luciano Sánchez, muy joven músico, compositor y productor, a cargo de los arreglos y la producción, más las aportaciones interpretativas del resto del equipo, fue posible explorar y desarrollar un sonido contemporáneo que mezcla elementos acústicos y electrónicos conservando la natural expresividad de las melodías antiguas.”

Soy presa de este aposento, sólo por quererte amar…

Durante la producción de este nuevo disco, la situación de la pandemia de covid-19 la obligaron a diseñar un camino distinto para el desarrollo de ese concepto sonoro, de los arreglos y de la forma como podría ensamblar y grabar todos los elementos que quería que formaran parte de este disco de ardor hogareño, “trabajando a distancia e individualmente con cada músico y construyendo el sonido por capas que se iban añadiendo, y sin ensayos previos del ensamble”. El resultado de este trabajo, “más largo y minucioso que para discos anteriores, nos ha gustado muchísimo y esperamos que lo mismo suceda con el público que lo recibirá”.

Destino: cantar

Jamás su voz estuvo tan cercana ni diáfana en una grabación, y los cambios de rítmica y arcoíris tímbricos nos transportan al aquí y ahora a partir de un arco de melodías de mestizajes, cuya autoría se pierde en la memoria de la humanidad y las geografías del “viejo” y del “nuevo mundo”.

Entre las recientes están “Dios nunca muere”, una joya de vals compuesta en 1868 por el oaxaqueño Macedonio Alcalá a la Virgen María, patrona de Tlacolula de Matamoros, pero sorprendentemente pulida a ritmo de cuatro cuartos (haciéndonos olvidar el archiconocido disco de Pedro Infante en tempo de tres por cuatro). También, “Árbol de agua”, variación (y alteración) del tema original inspirado en Cuetzalan, Puebla, por Jaramar Soto para la película de Jesús Mario Lozano Fuego adentro, de 2020.

Además, un espléndido revestimiento al vaivén veracruzano de tradición oral “Las olas del mar”, y las citadas “Endechas que discurren fantasías tristes de un ausente”, como Jaramar imaginó que la Décima Musa escribió y les puso música desde los lamentos del barroco mexicano siglo XVII, para la femenil centuria presente.

Asimismo: “Era escuro”, anónimo Sefardí; “A los baños dell amor”; y “Qué me queréis caballero (Cancionero Musical de Palacio, Siglos XV a XVI); las confidentes cantigas de amigo “Ai Deus, se sab’ora meu amigo”, “Cantiga de amigo” y “Eno sagrado en Vigo” de Martín Códaz (siglo XIII).

Finalmente, “Romance de la pérdida de Alhama (Paseávase el Rey Moro)”, de Luys de Narváez (siglo XVI) y “¿Por qué llorax blanca niña?”, anónimo sefardí (siglo XV-XVI).

–¿Por qué la música?

–Yo vengo de una familia de artistas. Tenía siete años y entre bambalinas veía a mi mamá (que era tan seria) transformarse, brillar, ser otra y lucirse como bailarina en el Palacio de Bellas Artes. Mi papá, gran museógrafo, fue experto en arte popular mexicano. Yo crecí oyendo sones jarochos y huastecos…

“Quería ser bailarina por ese rollo de ‘¡Ay, qué emoción expresarme a través de mi cuerpo!’, pero pronto me di cuenta de que sufría mucho bailando. Estudiaba canto desde muy chica, pues mi abuela había estudiado en el conservatorio y me daba clases. Lo que sucedió lo tengo clarísimo en la memoria: yo era súper seria, responsable, aplicadísima, una lectora muy solitaria, pero estudiaba la carrera de danza en Bellas Artes por las tardes.      

“A los 17 años, después de unas vacaciones, decidí tajantemente dejar de bailar, me salí de la Academia de la Danza y me regalaron una guitarra. Me gustaba cantar pero nunca me imaginaba a mí como cantante; sólo que cuando cantaba, algo pasaba: la gente volteaba y me veía. ¡Y sentí que yo existía! Ya no habría yo de soltar la música para nada, pues yo era muy encerrada en mí misma, había sido muy solitaria y poco sociable. A lo largo de 16 discos he logrado dejar mi huella en el panorama de la música en México. Pero cada vez compruebo que mi cantar y mis músicos tocan los corazones de ustedes y surgen públicos que hacen suyo este espacio nuestro. Es una música que refleja los sueños, los miedos, las alegrías de todos.”

Su madre: Alma Rosa Martínez; el padre, Alfonso Soto Soria; la abuela: Lucila Soria. Cumplió 19 años y, siendo tan aplicada, se fue becada a estudiar diseño al país de la música: Italia, en pleno auge del canto nuevo y de la música sudamericana. Recuerda desde tierra tapatía:

“En Europa yo cantaba donde fuera. La voz se convirtió en un vehículo maravilloso que me hizo sentir que yo estaba viva y que yo existía, no nada más en mi pequeño mundo personal, el de los libros, sino en el mundo entero donde había tanta más gente con la que podía yo comunicarme, crear mi vínculo, y era poderosa, como valiosa mi voz. Juré nunca dejar de cantar”.

Políglota, quedó marcada por Juana de Asbaje, la poeta mexicana con mayúscula, la sabia a quien se le dedicó el Festival de Teatro de Almagro 2019, España, a donde Jaramar asistió, como fue consignado por Niza Rivera en “Irrumpe sor Juana en el festín teatral de Almagro" (Proceso­ 2227).

 Todas las naves del mundo: Canciones del mestizaje es un CD realizado con el apoyo del Programa Proyecta Producción de la Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco y grabado entre febrero y mayo de 2021 en el Estudio Perro Azul de Casa de Maniobras en Zapopan, Jalisco. El imaginario mapamundi en portada y contraportada surgió de la imaginación de Denise Julieta; fotos de Anai Ramos y diseño de Avelino Sordo/Rayuela.

Participaron: Juan Castañón: guitarra eléctrica; Paloma Valencia: cello; Héctor Aguilar: percusiones; Luciano Sánchez: Arturo Ortega: electrónica y Hela San, coros en “Ay Deus, se sab’ora meu amigo”. Jaramar Soto llevó la producción ejecutiva y coordinación artística general y la mezcla con su compañero Gerry Rosado (Discos Intolerancia). 

Reportaje publicado el 6 de marzo en la edición 2366 de la revista Proceso cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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