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El rescate de los andarines: Un proyecto de resistencia que no adquiere velocidad

La Conade echó a andar un proyecto para rescatar la marcha mexicana, disciplina que le ha dado al país nueve medallas olímpicas, pero que ahora está en decadencia: desde las categorías infantiles hasta la mayor, hoy sólo la practican de 150 a 170 personas.
sábado, 23 de abril de 2022 · 14:33

Le falta ciencia al deporte, asegura Ignacio Zamudio, el entrenador de marchistas encargado de reactivar esa disciplina, otrora orgullo de México y hoy en franca decadencia. Lleva dos años trabajando con la Conade en un programa basado en la homologación del trabajo con quienes entrenan a los andarines nacionales y en la detección y desarrollo de nuevos talentos. Admite que la encomienda es dura, pero ya piensa en las competencias olímpicas de 2024 y 2028, donde se verán los primeros resultados.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– La Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) echó a andar un proyecto para rescatar la marcha mexicana, disciplina que le ha dado al país nueve medallas olímpicas, pero que ahora está en decadencia: desde las categorías infantiles hasta la mayor, hoy sólo la practican de 150 a 170 personas.

Este proyecto, en manos del entrenador Ignacio Zamudio Cruz, se desarrolla a la par del que, a petición del presidente Andrés Manuel López Obrador, arrancó junto con su sexenio. Primero, de manera informal, nació en 2019 como la Comisión de Marcha y lo encabezaba el medallista olímpico Bernardo Segura. Después, en 2021, se transformó en el Bachillerato Tecnológico de Educación y Promoción Deportiva, cuya sede en Tlaxcala se especializa en atletismo de fondo y medio fondo, y lo dirige la maratonista en retiro Madaí Pérez.

Desde inicios de 2020 Zamudio acordó con la directora de la Conade, Ana Guevara, implementar un programa con dos líneas de trabajo. La primera es homologar la labor que desarrollan quienes entrenan a los marchistas que asistieron a los Olímpicos de Tokio el año pasado y a los juveniles destacados, pues son las cartas más fuertes para obtener resultados a nivel internacional.

Además del mismo Zamudio, quien entrena a Alegna González Muñoz y a Sofía Ramos, se encuentran otros instructores y sus pupilos: Miguel Ángel Rodríguez (Horacio Nava y Andrés Olivas), José Juan Sánchez (Noel Chama y Valeria Ortuño), Raúl González (Tadeo Vega e Isaac Palma), Felipe Méndez (Ilse Guerrero) y Juan Hernández (José Leyver Ojeda).

La segunda línea de trabajo es la detección y desarrollo de nuevos talentos. Dice Zamudio que esta es la más complicada porque ya no hay interés por parte de los niños y jóvenes de practicar la marcha. Lo consideran un deporte aburrido.

“Cada vez hay menor participación en la Olimpiada Nacional (hoy Juegos Nacionales de la Conade). Hay pruebas donde ya no se completan las cuotas. A veces hay sólo seis o siete participantes. No es un deporte masivo ni de práctica común. Vas al Autódromo o a Viveros (en la Ciudad de México) y no hay nadie marchando, pero sí cientos corriendo.

“Como profesores de marcha tenemos que ser detectores, desarrolladores y darles seguimiento para que lleguen al alto rendimiento. Si me quedo esperando a que vengan solos, me voy a quedar sin nadie. Yo sigo buscando chicos año con año, yendo a escuelas, viendo a quién podemos invitar (a entrenar). La estrategia que planteamos es generar escuelas efectivas para promocionar la práctica de la marcha”, explica el entrenador.

En busca de prospectos

Los estados donde se está implementando el proyecto nacional para rescatar la marcha mexicana son aquellos de donde provienen esos entre 150 y 170 andarines arriba mencionados: Nuevo León, Michoacán, Chihuahua, Estado de México, Ciudad de México y Tlaxcala.

En esos seis estados se captó a un grupo de entrenadores a quienes se les pidió que al menos tengan equipos de entre 12 y 15 marchistas. La mitad deben ser mujeres. “Son entrenadores que ya venían trabajando, pero no se les ponía atención y lo hacían a su entender. Les estamos dando herramientas teóricas, metodológicas y científicas para que desde la detección la hagan de forma adecuada y los seleccionados sean chicos que cumplan con las características. Tenemos un manual técnico de detección, un programa de seguimiento y metas”, añade Zamudio.

De igual manera, dice, solicitó a la Conade que establezca un vínculo con la SEP, porque hace tres años que eliminaron la marcha del programa de competencias de los Juegos Escolares, la etapa donde los niños conocen esta disciplina. Ese primer filtro de detección y desarrollo de talento fue borrado unilateralmente en todo el país.

“Tenemos que convertir la marcha, si no en algo masivo, al menos activarla en los estados y municipios donde tradicionalmente se ha practicado. Más que decir que estamos en el punto más bajo de la historia de la marcha mexicana, estamos en un punto de reactivación de todo aquello que se dejó de hacer durante varias generaciones.

“A los entrenadores de olímpicos no podemos obligarlos (a que adopten el proyecto), pero tratamos de establecer un acercamiento con ellos para ayudarles a complementar el trabajo que queremos hacer en conjunto: el plan de entrenamiento y el método de trabajo para mejorarlo o modificarlo, según sea el caso.”

Zamudio refiere que la Conade le confió este proyecto porque es el entrenador que mejores resultados ha entregado en los últimos 14 años, principalmente con las mujeres a nivel juvenil. Después de que en Sidney 2000 Noé Hernández (plata en 20 kilómetros) y Joel Sánchez (bronce en 50 kilómetros) subieron al podio, pasaron 16 años para que México ganara otra presea, con la subcampeona olímpica Guadalupe González Romero.

Si bien la última medalla olímpica que México cosechó en la marcha fue obra de Lupita González, pupila de Juan Hernández, en Río 2016, Zamudio presume a cuatro de sus atletas: Yanelli Caballero (subcampeona mundial en la categoría Sub-18 en 2009), Valeria Ortuño (subcampeona en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Nanjing 2014 y bronce en la Copa del Mundo de Roma 2016), Alegna González (quinto lugar en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y campeona mundial Sub-20 en 2018) y Sofía Ramos (plata en los 5 mil metros en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018 y campeona mundial en la categoría Sub-20 en 2020).

“La idea es que yo pueda ayudar a replicar con los hombres el éxito que se ha tenido con las mujeres. Andrés Olivas fue 11 en los 20 kilómetros en Tokio, pero todos los demás quedaron muy lejos. De la noche a la mañana no serán campeones del mundo, pero hay que ir revirtiendo ese resultado”, destaca Zamudio.

En los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, Noel Chama se ubicó en el lugar 38, con un tiempo de 1 hora 28 minutos 23 segundos, y Tadeo Vega fue el 42, con 1:30.37, ambos en la prueba de 20 kilómetros. En los 50 kilómetros Horacio Nava terminó en la posición 44, con 4:19.0; Isaac Palma abandonó la competencia, y José Leyver fue el mejor ubicado en el sitio 15, con 3:56.53.

En la categoría femenil, Alegna González llegó en el quinto lugar, con 1:30.33. Muy atrás quedaron Valeria Ortuño en la posición 43, con 1:41.50, e Ilse Guerrero fue 51 de 53 participantes, con 1:45.47. Lupita González ni siquiera pudo refrendar su subcampeonato olímpico en Tokio 2020 porque está cumpliendo una sanción de ocho años por dopaje.

Hausleber, un recuerdo

Zamudio explica que algunos de los países que hoy día tienen buenos resultados en la marcha son los que en los setenta y ochenta vinieron a México a aprender la escuela de caminata que de manera empírica creó el entrenador polaco Jerzy Hausleber rumbo a los Juegos Olímpicos de México 68.

“Mientras los japoneses y los europeos aprendieron y prosperaron, la marcha mexicana se estancó, en parte por no entrenar. Entramos en un punto donde se dejaron de buscar los talentos y renovar las generaciones. Las mujeres sí han dado la cara. El otro día les comenté a un entrenador japonés, Tadahiro Kosaka (tres veces olímpico como marchista), y al coordinador de marcha de Japón, Fumio Imamura (dos veces olímpico), si tengo que ir a Japón a aprender, luego de que ellos vinieron durante años a México. Dijeron: ‘No, seguimos haciendo lo que ustedes nos enseñaron, pero nosotros sí entrenamos’.

“Hablé con el jefe de marcha en Alemania, Ronald Weigel (triple medallista olímpico: plata en 50 y 20 kilómetros en Seúl 88 y bronce en 50 km en Barcelona 92) porque ellos tampoco tienen resultados, ni en juveniles, desde hace años. Me decía que es difícil que con la dinámica de la tecnología y las redes sociales los jóvenes se comprometan. Los japoneses dicen lo mismo, es complicado reclutar chicos porque prefieren estar en sus dispositivos electrónicos que en la actividad física. La marcha no es fácil, la gente no quiere participar.”

Zamudio lamenta que a pesar de que la primera generación de la Escuela Nacional de Entrenadores Deportivos (ENED) egresó en 1989 nadie de ahí haya generado a un marchista exitoso. Dice que son “licenciados sin experiencia” y que no conocen este deporte, pero que se convierten en metodólogos, es decir, son los responsables de revisar el trabajo de los entrenadores quienes, al menos, sí practicaron la marcha.

“Tenemos entrenadores empíricos sin la parte teórica y entrenadores con teoría sin parte práctica. Alegna, Yanelli y Valeria estudiaron entrenamiento deportivo en la Universidad La Salle. Ellas ya son conscientes de sus cargas de trabajo.”

–Usted es un entrenador empírico…

–No tengo una licenciatura, pero me capacité. ¿Cuántos han egresado de la ENED en 30 años y no tienen campeones mundiales ni olímpicos? Ahora tenemos equipos multidisciplinarios porque no puedes saber todo, por ejemplo, de medicina deportiva, fisiología, etc. Me acerqué a gente que me ayuda. Uno de mis auxiliares, Ernesto Solís, tiene maestría en nutrición; es un exmarchista. Tenemos de médico a Felipe Naranjo, que estaba en la Conade y sigo con él por fuera. Está Leonardo Suárez Cerrón, profesor de educación física, era auxiliar de Juan Hernández y de Hausleber. Yo nunca he ido a Bolivia (a los campamentos de altura con sus andarines) y tengo mejores resultados. Estamos haciendo el trabajo como un autorreflejo: “A mí me enseñaron esto y lo repito”. Falta capacitación. Le falta ciencia al deporte.

–De usted se dice que es un buen entrenador de juveniles, pero luego se pierden sus atletas y su trabajo no se sostiene en el tiempo. Necesita medallas olímpicas…

–Lo he escuchado. Es fácil decirlo. Lo que han hecho otros entrenadores es buscarlos ya hechos, cosechar lo que alguien ya hizo. ¿Quien inició a Lupe? Juan. Él es de los pocos que es iniciador. No es nada fácil tener atletas de cero, pasar la etapa juvenil, que lleguen a la mayor y sigan teniendo resultados. Rodríguez inició a Horacio de cero. Es más fácil piratear juveniles cuando ya son medallistas del mundo y luego resulta que el trabajo es de otros.

“Zamudio tiene juveniles y no los lleva”, dicen. A un atleta que me comentó esto le pregunté, ¿quién sí tiene resultados en mayores? Porque en 20 años las únicas medallas son de Joel, Noé y Lupita. O sea, si yo no soy entrenador de mayores dime quién sí lo es. ¡Cómo me lo echan en cara! No me comparo ni con Juan ni con Hausleber, que son a quienes respeto y admiro y tengo su escuela. Juan es un entrenador muy duro, pero tiene más cosas buenas. Es disciplinado. Te genera un carácter fuerte, te costaba como joven entenderlo. No sé si ha caído en excesos. A mí con él no me pasó eso.

Escenarios prospectivos

–¿Hasta qué punto la marcha es un deporte tan exigente donde se maltrata a los deportistas y por ese maltrato prefieren irse?

–Te harta. Es un deporte que juega en ese filo de atentar contra la salud y el maltrato.

–Más allá del maltrato físico, el maltrato emocional también rompe a los deportistas…

–No dudo que pase, eso es responsabilidad de cada entrenador. Yo trato de poner atención en ese tema porque lo pasé como atleta. Observé que no está bien, aunque así me haya formado yo. Son cosas que he querido cambiar como coach para no repetir esos cánones de trabajo ni de conductas. Se creía que tenían que tratarte rudamente (para dar resultados). “Si no cumples 30 kilómetros en tal tiempo no ganas un vaso de agua”, nos decían. O “si no llegas a la marca, te quedas”. Y te tenías que regresar con tus propios medios, cuando no traías ni dinero, desde el Nevado de Toluca o del Popocatépetl. Era caminar otras dos horas hasta ver quién te daba aventón y pedir dinero para llegar a tu casa. Eran cosas que se hacían, aprendimos de esa forma y es lo que quiero evitar.

–¿Qué pasó con Yanelli Caballero y con Valeria Ortuño? ¿Se fueron porque se sintieron desplazadas? Tenían talento como para ser medallistas con usted ahora en mayores.

–Yo también he estado en un proceso, empecé en 2008. Tengo 12 años con resultados desde el primer año. Partí de cero con niños que nunca hicieron marcha y les enseñé. Mi plan funcionó porque pude conseguir estos talentos en cuatro o cinco escuelas. ¿Cuántos están ahí sentados sin que sepan que sirven para la marcha? En mi primer año tuve cinco medallistas nacionales, una medallista mundial. Vengo creciendo en ese proceso. Trato de observar eso que me mencionas, esa atención que debo tener con todos en la parte emocional. Mis atletas tienen necesidades, hay algunos maltratados en casa, otros sobreprotegidos. Unos tienen cubiertas sus necesidades y otros cargan cajas en la Central de Abasto.

“Espero seguir puliendo mi aprendizaje para aportar y aprovechar estos talentos, que los pocos que lleguen los canalicemos mejor. Quiero una dupla con Alegna y Sofía para París 2024, cuando ellas tendrán 25 y 22 años. Ambas dentro de los 10 primeros lugares peleando medallas en París, Sofía en quinto lugar y Alegna medallista. Ese es el objetivo; y para Los Ángeles 2028, que las dos ganen medalla.

–Que las mujeres repliquen lo que hicieron Raúl González y Ernesto Canto en Los Ángeles 84…

–Ajá. Yo trabajo con hombres y mujeres, detrás de Sofía ya tengo a Ximena Serrano. Para París incluso puede estar Ximena en su primer año de mayor. Yo me ilusiono con pensar en tener un equipo completo competitivo. La vislumbro como medallista mundial.

–¿En cuántos años dará resultados este proyecto?

–Para Los Ángeles vamos a buscar revivir en las otras pruebas. En los 20 y los 35 kilómetros (la prueba de los 50 kilómetros ya desapareció y ahora tanto hombres como mujeres caminarán estás dos distancias). Está Andrés Olivas que ya es olímpico con 23 años, Noel Chama.

“Lupita fue campeona mundial a los 26 años. Raúl a los 33, Canto a los 26. La edad promedio para cosechar resultados es después de los 25 hasta los 33, 35. Lo que hay que erradicar es que te entrene la familia, tu novio, tu esposa, tu papá; porque en la marcha ha pasado de todo. Eder (Sánchez) tenía buen seguimiento con su papá, pero no era una regla que lo tomara la mamá (cuando falleció su padre) o que Lupita se fuera con su pareja o Noé con la esposa. Siempre vamos a tener esa posibilidad, no es controlable al 100%. El atleta tiene que asumir su responsabilidad también.” 

Reportaje publicado el 17 de abril en la edición 2372 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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