Compañía Nacional de Teatro

Compañía Nacional de Teatro: Deuda histórica con un público popular

Con el relevo en la Compañía Nacional de Teatro, de manos de Enrique Singer a Aurora Cano –ambos entrevistados por Proceso–, la oferta de acceder al patrimonio escénico universal y nacional se mantendrá inalterable.
domingo, 26 de junio de 2022 · 11:48

Con el relevo en la Compañía Nacional de Teatro, de manos de Enrique Singer a Aurora Cano –ambos entrevistados por Proceso–, la oferta de acceder al patrimonio escénico universal y nacional se mantendrá inalterable. Aunque la actriz, directora y gestora cultural intentará desplegar lo que llama “dialéctica de la diversidad”, una tercera línea para conectarse con un público “más amplio, más abierto, popular”. Le parece necesario un estudio de “los sentidos de representación previos a la Colonia, el sentido de la fiesta prehispánica, el rito, la estética”.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Todo en esta vida tiene un ciclo, y la Compañía Nacional de Teatro (CNT) emprende uno nuevo. La agrupación teatral más importante del país, que cumplió este año su 50 aniversario, cambió de titular, no así de rumbo, pues tanto el director Enrique Singer como la actriz y gestora Aurora Cano –al frente a partir de este jueves 16– coinciden en entrevistas en una palabra: evolución.

El día 9 el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) anunció la designación de la también directora en escena Cano como “la primera mujer en dirigir la más importante agrupación en el arte escénico del país”, además de destacar que el proceso incluyó una terna, resultado de una consulta al interior de la compañía, en la que participaron “actores de Número”, y una externa liderada por Lucina Jiménez.

La decisión se tomó después de una presentación de proyectos alineados a ejes transversales del INBAL en términos de “inclusión, diversidad, igualdad, interdisciplina, pueblos originarios y diplomacia cultural”.

Así, en el marco de una función especial para invitados y prensa en la Sala Héctor Mendoza de la CNT, con motivo de la presentación de la obra La monja alférez –atribuida a Juan Ruiz de Alarcón–, coproducción previa a su estreno en el Festival Iberoamericano del Siglo de Oro de la comunidad de Madrid. Clásicos en Alcalá, España, Cano, fundadora del Festival de Teatro Contemporáneo Dramafest, habló sobre su proceso de cara al nuevo ciclo:

“La decisión de hacer un consenso fue del instituto, y lo menciono porque me pareció que hay que destacarlo. Me llamaron los actores de Número hace un mes para comentar que me consideraban, lo cual fue muy emotivo porque algunos de ellos han sido mis maestros, una propuesta emocional porque el primer acercamiento vino de ellos. En diversos momentos he tenido la oportunidad de incorporarme a instituciones y siempre decidí no hacerlo –aunque siempre trabajando de la mano con INBAL, Cenart, UNAM, el Helénico– por Dramafest y mis proyectos. Decidí no aceptar ciertos cargos porque eran operativos o de gestión.

“Justamente el cargo que siempre pensé que consideraría es el de la compañía porque es una dirección artística, no sólo un cargo de gestión, y evidentemente es una agrupación que cuenta con los artistas más talentosos.”

En la designación también hubo un voto de una comisión con expertos de Estados de la República Mexicana, y finalmente del INBAL. Y para Cano el ser la primera mujer designada al frente de la compañía, forma parte de un “proceso natural”, y explicó elementos de su proyecto:

“Las líneas de trabajo de una compañía de teatro implican ser un referente que ofrezca a los espectadores un acceso al patrimonio universal, el de todos los tiempos y geografías. El otro es el patrimonio nacional. Y una tercera que propuse, la llamo una ‘dialéctica de la diversidad’, un estudio o experimentación contemporánea de lo que implica la riqueza de la cultura nacional. Se ha conectado con el público a partir del repertorio universal y patrimonio dramático, y eso se seguirá haciendo, pero me parece hay una cierta deuda histórica con un análisis de los sentidos de representación previos a la Colonia, el sentido de la fiesta prehispánica, el rito, la estética. Llevo años reflexionando sobre cómo conectar con un público más amplio, más abierto, popular.”

–Mucha gente le tiene miedo a la palabra ‘popular’, ¿pasa lo mismo en el teatro?

–Sí, pero depende de su sentido, el querer dedicarte al teatro y no pensar en el público es una contradicción, pues es un arte comunitario, público, que nace para un número amplio de espectadores. El teatro en México, y desde hace muchas décadas, no llega a 2% de la población, sea de lo más experimental a lo más comercial. Mi propuesta está dirigida también a la investigación para poder abrir el teatro a sectores más amplios, y la multidisciplina es muy importante para esto. Por eso esa tercera línea tiene que ver con procesos de investigación también en torno a la identidad, que me parece válida como parte de una evolución de la CNT.

Si bien la compañía tiene prácticamente el repertorio completo para esta segunda mitad del año, las propuestas del trabajo de Cano no se podrán ver sino hasta 2023:

“Aún es muy pronto para saber qué trabajos se presentarán, mi nombramiento fue reciente, sería irresponsable decirte algo. Tengo ideas y cosas pero creo en el trabajo y debate conjunto; lo que resta de este año la compañía tiene un programa estructurado que armó el maestro Singer y tiene que ver con una línea curatorial en torno a la historia de México, me corresponde dar seguimiento y cuidarla. En el proceso analizaremos y generaremos nuevos contenidos para que podamos comenzar a estrenar en enero próximo.”

Por su parte, Enrique Singer se retira por decisión propia con la coproducción La monja alférez, pieza que tuvo funciones especiales entre el 11 y el 19 de junio en la CNT y que viajará a Madrid en estreno el 1 y 2 de julio. Regresará a la Sala Héctor Mendoza de la compañía en dos temporadas: del 25 de agosto al 4 de septiembre y del 22 de septiembre al 2 de octubre.

Vía telefónica, el director externó su beneplácito por retirarse en medio de una obra teatral que enmarca, de manera paralela a su gestión, la tenacidad frente a las adversidades a partir de una historia (basada en un hecho real): la de una monja-soldado y la identidad sexual en el siglo XVII.

A lo largo de cinco años y medio en la CNT, la numeralia de Singer es la siguiente: 1,502 funciones (189 mil 589 espectadores), 45 estrenos (29 de dramaturgia mexicana), 56 remontajes (25 de dramaturgia mexicana), creación del programa “En compañía de la Compañía” con 10 coproducciones en siete estados y ciudades de la República, y decenas de participaciones en festivales. El ahora extitular destacó haber generado 841 fuentes de trabajo y consideró importantes estos momentos:

“Fueron años complicados los que me tocaron, en especial dos: el primero cuando desapareció el Fonca, pues trabajábamos con un pie en el Fonca y otro en el INBAL, y finalmente logramos seguir bajo los mismos criterios en el INBAL. El otro fueron los dos años de pandemia, cuando pasamos de hacer un trabajo presencial a uno en línea, de una institución de una disciplina que no estaba diseñada para eso, pero salimos, y está saliendo.

“Me fui porque siento que necesitaba abrirme a nuevos espacios creativos, es un cierre de ciclo de la compañía, y le sentará muy bien un cambio. Fue un periodo que me hace sentir orgulloso, contento y agradecido, y sé que queda en muy buenas manos porque Aurora es una persona muy querida y respetada en la comunidad teatral.”

Otro de los temas que se abordaron en estos últimos cinco años y medios fueron los de género y equidad, en torno a los cuales dijo:

“La única obligación de cualquier servidor público es dejar una institución mejor de lo que la encontró, y me siento bien al respecto; creo que no es el momento de hacer una revolución, es de la evolución, la CNT va a seguir evolucionando hacia donde le corresponde a su época. A mí me tocó recibir una compañía totalmente distinta a este momento, y como parte de ese proceso evolucionamos hacia la equidad de género; por ejemplo, el elenco, coordinadores de talleres, staff y técnicos que participan ya son más de la mitad mujeres, además de abrir el elenco a distintos fenotipos raciales, pues cuenta con una diversidad que le permite contar historias que suceden en nuestro país.

“Es una compañía sana, con un elenco amplio, que incluso ya cuenta con sus propios músicos profesionales, y con diversos programas, como ‘Los seguidores de la CNT’, donde organizamos a nuestro público, tenemos 7 mil personas inscritas y estamos en contacto constante, somos una institución que abrió brecha en la organización de públicos.”

–¿Qué pendiente queda?

–No por parte de la CNT, pero creo que sí del Estado. Los números que tenemos demuestran el resultado de la importancia de una compañía estable. Los únicos que producen al día de hoy son la UNAM y la CNT, le dejan la responsabilidad a los independientes, así que ahí hay una deuda pendiente al respecto. 

Reportaje publicado el 19 de junio en la edición 2381 de la revista Proceso cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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