Narcotráfico

"RR", las siglas de la impunidad

Ricardo Ruiz Velasco, identificado por el gobierno como líder regional del CJNG y cuya detención intentaron fuerzas federales y estatales el pasado martes 9, acumula decenas de detenciones por faltas administrativas, varias capturas por delitos penales y una larga lista de órdenes de aprehensión.
martes, 16 de agosto de 2022 · 18:40

Ricardo Ruiz Velasco, el RR, cuya detención intentaron fuerzas federales y estatales el martes 9, suele refugiarse en Ixtlahuacán del Río, donde la gente lo ubica como intocable para los uniformados locales. Testimonios de pobladores y una ficha policiaca indican que el jefe regional del CJNG ha sido detenido otras ocasiones en diversos municipios jaliscienses e incluso una vez enviado a la entonces PGR, pero siempre sale libre a los pocos días. 

GUADALAJARA, Jal. (Proceso).— Ricardo Ruiz Velasco, alias El RR, El Doble R, El Tripa o El Tripas, es identificado por el gobierno federal como líder regional del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Aguascalientes, Michoacán, Guanajuato y San Luis Potosí, y en Ixtlahuacán del Río, Jalisco, acumula decenas de detenciones por faltas administrativas, varias capturas por delitos penales y una larga lista de órdenes de aprehensión.

Tiene registro de por lo menos ocho detenciones por delitos contra la salud y robo en Jalisco y Aguascalientes, pero en ninguno de los casos las autoridades lograron mantenerlo tras las rejas. Antes de su fallida captura el martes 9 ya había sido aprehendido en octubre de 2018 por agentes federales en San Pedro Tlaquepaque, sin que se sepa cómo fue liberado y regresó a sus actividades delictivas.

La suerte del Doble R pareció terminar la tarde del martes 9, cuando elementos de la Sedena llegaron a Ixtlahuacán mientras aquél sostenía una reunión con el capo identificado como Gerardo González Ramírez, El Apá. Su presunta detención desató un enfrentamiento que derivó en quemas de vehículos y tiendas Oxxo en Jalisco y Guanajuato.

Los desmanes, considerados por las autoridades federales y estatales como actos de terrorismo, fueron un desafío del CJNG mediante operaciones orquestadas minuciosamente y que mostraron el músculo macrocriminal del grupo ante corporaciones y gobiernos pasmados, que literalmente llegaron sólo a apagar los incendios.

Doce ciudades de Guanajuato, las más grandes en población, industria y turismo, vieron cómo poco antes de las 21:00 horas del martes 9 y hasta antes de las 06:00 del miércoles 10, se desplegaron células armadas en camionetas que se movieron sin problemas hasta avenidas, calles y plazas comerciales para incendiar vehículos y disparar o lanzar bombas molotov a tiendas Oxxo.

El impacto se multiplicó cuando, mediante llamadas al 911, redes sociales y mensajes, se corrió la voz, incluso antes de llevar a cabo los ataques. 

Sólo en el estado de Guanajuato se pudieron contar cerca de 60 puntos en los que se registraron tiroteos o incendios de tiendas Oxxo (25 en total) y otros negocios, así como vehículos compactos, camiones de personal o de carga incendiados y dos choferes asesinados, aunque oficialmente se ha negado el vínculo de estos homicidios con los atentados.

Este texto es un adelanto del reportaje publicado en el número 2389 de la edición impresa de Proceso, en circulación desde el 14 de agosto de 2022. 

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