Danza

¡Danza, danza, danza! “Neiman, 30 años de camino”

La compañía Nemian Danza Escénica está de fiesta conmemorando en varios escenarios de primer orden sus tres décadas de arte poético, y han preparado para el Palacio de Bellas Artes, el Centro Nacional de las Artes y la Sala Covarrubias de la UNAM un programa variado.
sábado, 3 de junio de 2023 · 09:56

La compañía Nemian Danza Escénica está de fiesta conmemorando en varios escenarios de primer orden sus tres décadas de arte poético, según expresión definitoria de su directora Isabel Beteta, cofundadora con Rosario Verea, “una dupla creativa con la suficiente independencia y colaboración para generar trabajo”. Han preparado para el Palacio de Bellas Artes, el Centro Nacional de las Artes y la Sala Covarrubias de la UNAM un programa variado; en esta última se incluyen cuatro coreografías, dos de ellas estrenos: El escote, La locura del poder, Sin excusas y Returning.  Y Beteta lamenta que AMLO crea despreciable la cultura que no es popular.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- La Nemian Danza Escénica tendrá celebración tripartita a lo largo del año para celebrar tres décadas de existencia: la primera en la UNAM, la segunda en el Palacio de Bellas Artes, y una posterior con miras a “hacer nuestro” el Centro Nacional de las Artes, a decir de Isabel Beteta, fundadora, directora y coreógrafa de la agrupación.

“Nemian” es una palabra náhuatl que significa “el camino de la vida”, y ese ha sido el concepto definitorio de la compañía bajo el ala conductora de Beteta, en mancuerna creativa con Rosario Verea, también fundadora. Así las obras de lo que califican como hermandad dancística se han definido por una propuesta de imágenes poéticas, y bajo esa idea presentaron estos días 26 y 27, para culminar este 28 en la Sala Covarrubias de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El programa se titula Nemian, 30 años de camino, y de ese camino habla Beteta a Proceso.

El montaje está conformado por cuatro obras (de las cuales dos son estrenos), fue pensado cuidadosamente para honrar los diferentes momentos que han identificado a Nemian Danza Escénica a través de “versatilidad, plasticidad, belleza de movimientos y composición”.

Lo anterior se lee como parte de la autodefinición de la compañía en su página en línea (www.nemian.lostalleres.com.mx):

“Somos un grupo de danza escénica moderna. Creemos que nuestras obras deben presentarse con todos aquellos elementos que nos permitan crear y mostrar la magia del arte y del teatro. Nuestro lenguaje se construye a partir de movimiento que nace de imágenes visuales y musicales”.

Al día de hoy la agrupación es una mezcla entre madurez y juventud, entre intérpretes que superan los 50 años –Beteta, Verea y Javier Amado– y los jóvenes Marcos Contreras, Octavio Nájera, Angélica Perea y Lizbeth Patricia Rodríguez.

Licenciada en Historia del Arte (de donde extrae su visión escénica), Beteta, exbailarina del Taller Coreográfico de la UNAM, de Danza Libre Universitaria, miembro fundador de Contempodanza, y creadora del Centro Cultural Los Talleres, expone a esta revista los pormenores del programa de Nemian en la máxima casa de estudios. No sin antes recordar que se encuentran junto a una serie de compañías que desde el año pasado han celebrado aniversarios con números redondos (mismos que Proceso ha ido registrando, #2375 y #2394), entre ellas:

Ballet Folklórico de Amalia Hernández (70 aniversario), Ballet Folklórico Nacional de México Silvia Lozano (60), Compañía Nacional de Danza del INBAL (45), Nacional de Danza Folklórica de Nieves Paniagua (40), Cuerpo Mutable (40), Aksenti Danza Contemporánea (30) y Delfos Danza Contemporánea (30).

“Los que damos funciones por aniversario marcamos una época donde se conformaron este tipo de compañías, tuve la suerte de estar en este proyecto y generar un grupo que ha permanecido junto. Los ochentas, noventas, marcaron un cambio de tres compañías subsidiadas en ese entonces; ahora hay muchos más claro, pero en ese entonces había un compromiso, una mirada de la estética y de convivencia como grupo.

“Lo importante fue el comprometerse. Nemian se formó en parte por el hecho de que Rosario quería bailar conmigo, en ese entonces se deshizo Danza Libre donde bailábamos, y de ahí la unión se dio naturalmente, desde entonces hemos hecho una mancuerna que creo es de admirarse”.

–¿Cuál fue el punto cúspide de la conformación de Nemian?

–El que Rosario y yo comenzábamos, en mi punto me había formado con Cristina Gallegos en Danza Libre. Así después hubo la oportunidad de la creación de un proyecto que se llamó Nemian, y de esa obra se terminó adoptando el nombre.

–Un nombre fuerte… ¿qué responsabilidad le ha generado?

–Hemos tenido la suerte de generar nuestro trabajo de manera independiente y eso es una gran responsabilidad, no quiero decir que nunca hayamos tenido apoyos, pues los recibimos para conformar la agrupación en el FONCA, pero ya como Nemian nada más directo, salvo el de poder ocupar los teatros. Creo que la compañía es un grupo que se ha hecho de un estilo propio, principalmente por la manera en que trabajo, pero también por la colaboración de Rosario, de ahí que fuera inevitable voltear a nuestras creaciones para los treinta años.

–¿Nunca ha habido tema de egos entre ustedes?

–Es muy curioso, pero muy al principio incluso creábamos de manera muy similar. Nunca me he sentido la gran bailarina, más bien agradezco que con todas mis limitaciones y la fuerza creativa que me dio esas limitaciones pudiera seguir este camino; Rosario en cambio, quien es fenomenalmente buena, siempre supo guardar un espacio para proponer y generar, así que ha sido una dupla creativa con la suficiente independencia y colaboración para generar trabajo.

–¿Tener dos cabezas creativas en Nemian ha sido clave?

–Sí, al menos nosotros hemos hecho una mancuerna muy buena, hemos tenido un solo problema en treinta años, que no es nada, ¡ni los matrimonios! y seguimos.

Vía ascendente

El programa Nemian, 30 años de camino, consta de cuatro obras: El escote y La locura del poder, de Isabel Beteta (la última un homenaje a la pieza La mesa verde del coreógrafo alemán Kurt Jooss), Sin excusas, de Verea, y Returning de la “trotamundos” de origen checo Eva Kolarova, quien entrega esa “pieza-regalo” hacia la compañía como despedidad de México, donde residió un par de años. Se graduó en la Rudra Béjart Ballet School, la renombrada escuela del francés Maurice Béjart, renovador de la danza de la segunda mitad del siglo XX.

Para las cuatro creaciones, Beteta informa que se busca mostrar la versatilidad de la compañía en la danza contemporánea, de ahí que la agrupación haya definido a esos trabajos así:

El Escote: La espalda desnuda es la protagonista de esta obra de gran belleza visual. Priva el contraste entre la parte superior del cuerpo, sensual y libre, y la parte inferior, en la cual faldas largas y oscuras la ocultan y constriñen. Las faldas se asemejan a las del flamenco, pues arriba son negras y, por debajo, verdes y azules. Los intérpretes parecen a menudo sirenas u orugas y mariposas coloridas. El juego de las manos también es importante en esta obra, cuya música transita desde el suave romanticismo hasta momentos de gran drama.

La locura del poder. Esta obra se refiere a la arbitrariedad y locura de quienes hoy día, y desde siempre, han dirigido al mundo. Gobernar es repartirse el poder y llegar al poder al costo que sea, sin importar las consecuencias. Se miente, se roba, se compite, se mata en nombre de la patria, cuando lo que menos importa es el bien de la mayoría. Se relega el verdadero progreso: el personal, social y ecológico.

Returning. Es un rezo bailado. Habla de regresar al corazón, de regresar a uno mismo. La creadora de esta obra refleja un vuelco espiritual en su vida y, para ello, se vale de elementos rituales y un lenguaje corporal-dancístico contemporáneo.

Sin excusas. Es una obra de corte abstracto, basada en una investigación sobre ritmos y composiciones escultóricas.

–¿De qué manera convergen estas piezas en la celebración?

–Creo que el invitar a coreógrafos extranjeros para conocer otro tipo de trabajos ha sido importante, al menos para nosotros, eso además del estilo de Rosario y el mío. Todo ello es representativo de lo que la compañía es, una agrupación abierta a las ideas.

La compañía no sólo ha invitado a coreógrafos nacionales, sino a muchos extranjeros como Duane Cochran (EU), Rodrigo Fernández (Chile), Allen Kaeja (Canadá), Katsura Kan (Japón, Natsu Nakajima (Japón), Darryl Thomas (EU) y Rea Volli (Argentina).

–La pandemia marcó para muchos un antes y después, en el caso de lo virtual ¿qué tanto se adentraron?

–Sé que hay una tendencia que se abrió a partir de la pandemia para incluir otro tipo de elementos en las obras, pero en nuestro caso no. Creo que más bien sirvió para reconocer y añorar a la danza en vivo, que con todas sus variantes tiene una energía muy diferente. La energía en vivo es intangible y poderosa y eso viene porque el público también es importante: uno hace arte por amor y con amor para alguien, para compartir, para decir o expresar algo, compartir una idea estética.

La bailarina y coreógrafa afirma que tras las actuaciones en la UNAM, en julio se presentarán en el Palacio de Bellas Artes pero con otro programa que incluirá dos estrenos: su obra Corazón de madera, y otra basada en la obra Macbeth de Shakespeare:

“Lo pensamos así desde un inicio bajo la idea de invitar al público nuevo y a quienes nos han seguido, porque seamos honestos, a la gente no le gusta ver más de lo mismo. Sería muy fácil volver a montar este programa en Bellas Artes, pero hemos tenido un periodo muy creativo y queremos mostrar un programa variable, muy contentos de poder darle rienda suelta a la creatividad. También estamos viendo la posibilidad de llegar al Centro Nacional de las Artes para estrenar otra obra más ahí.

–Tres celebraciones distintas …

–Sí, lo planeamos pero también todo se ha ido aterrizando, porque la idea es cerrar ese capítulo de treinta años, pero ojo porque de ahí se abre otro.

–¿Le emociona algo del futuro?

–La combinación de gente madura y joven, creo que eso es una nueva etapa, un buen punto de partida. Uno siempre quiere gustarle al público, ojalá que se entusiasmen con nuestro trabajo.

–¿Qué piensa de la situación de colegas y del gremio de cultura en esta administración?

–Puro recorte presupuestal a lo bestia. El recorte ha pegado, y es triste que tengamos un presidente con abierto desprecio por todo lo que no sea “cultura popular”. La cultura que no es “popular”, por decirlo así, no es despreciable, ¡caray!

La función de este domingo 28 es a las 18 horas en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario de la UNAM (Insurgentes Sur, 3000).

Reportaje publicado el 28 de mayo en la edición 2430 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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