'La Pastorela de Sor Juanita y su abuelo”, de Sabido

viernes, 3 de enero de 2020 · 08:12
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Qué agradecible es el teatro cuando nos deslumbra con su magia juguetona, sabia y pícara, como en la actual puesta en escena de La Pastorela de Sor Juanita y su abuelo. Don Miguel Sabido ha sabido ser un alma donde la dramaturgia entra, sin solemnidad, a los temas profundos, como el olvido y el desprecio y el racismo hacia nosotros mismos, hacia nuestro origen indígena. Lo hizo hace casi 25 años en cine, con Santo Luzbel, donde éste y San Miguel pelean con machetes en una danza. Hablada 80% en náhuatl, Santo Luzbel, decía su autor, “es una película muy política, una metáfora muy cabrona, porque es la recuperación por los indígenas de su propio espacio cultural.” Y en La pastorela de Sor Juanita y su abuelo, creada en 1982, Sabido recupera dos personajes del siglo XVII para volver a desencadenar esta lucha, juguetona y profunda, entre el bien y el mal. La niña que se convertirá en la escritora más grande de México, sor Juana, y su abuelo, con quien se formó en su enorme biblioteca, tratarán de conducir a los desperdigados pastores a Belén, mientras el Diablo y dos de sus compinches buscan fórmulas muy graciosamente malintencionadas para llevarlos al otro lado. Juana Inés de la Cruz nació en Nepantla, que significa “entre volcanes”, y jugaba con los niños indígenas. Antes de los 16 años escribió una loa en náhuatl. Y retomando eso, Sabido concibió esta preciosa pastorela, que sostiene un amor por el lenguaje, el español y el náhuatl, y por el conocimiento que vence, muerto de risa, a los mismos (ignorantes) demonios.
Reparto de primera
Con actores de primera, como Rafael Inclán, la genial Lupita Sandoval como Satanás, la narradora cantante Irma Infante, el ángel Miguel Lisardo y en donde destacan los diablitos Ignacio Torre y Samuel Loo y la soltura preciosa de la pequeña Juana, Mime Faisal, la obra nos conduce entre risas (ya es un milagro despertar tanta risa), la sátira política y el aprendizaje de la historia teatral (“son tres milenios ya desde el enfrentamiento escénico en los juegos de pelota entre dos deidades: Tezcatlipoca, el dios de las transformaciones, señor del rojo y el negro que se fundiera con el Luzbel europeo, y Quetzalcóatl, la serpiente emplumada que se fundiera con el arcángel San Miguel desde el siglo XVI en las adoraciones de pastores al niño Dios”), dice el programa de mano. La producción general de Luly Garza, la producción de Irene Sabido en la escenografía rococó y el precioso vestuario (con diseño de Víctor Gochez y Ángel Ocampo), el ballet folclórico de Silvia Lozano, y el carácter jocoso, fascinante y profundo de esta pastorela son el mejor regalo para estas fiestas. Imperdible. En el clásico Teatro San Rafael (calle Virginia Fábregas 40, colonia San Rafael, Alcaldía Cuauhtémoc, METRO Normal o San Cosme), últimos días: Viernes 3 a las 19:30 horas, sábado 4 a las 18:00 y 20:00 horas, y domingo 5 también en dos funciones, 13:30 y 17:00 horas. Y como el teatro también se lee, adquiera el libro Las pastorelas de Miguel Sabido (Rescate del teatro tradicional mexicano), publicado por Teatro de México (2018).

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