Abraham Oceransky, Premio Nacional de Artes y Literatura 2019

viernes, 22 de noviembre de 2019 · 13:48
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Abraham Oceransky, hombre fundamental para el teatro mexicano, fue reconocido con el Premio Nacional de Artes y Literatura 2019. Él ha impulsado el teatro desde diversas aristas y participado como director, autor y productor escénico en más de cien obras de teatro. Su espíritu experimental ha marcado sus búsquedas y el interés por formar artistas y construir espacios donde desarrollar el teatro. Actualmente, el Teatro El Galeón del Centro Cultural del Bosque del INBA lleva su nombre. Dicho espacio escénico lo fundó, primero, con el nombre de Carpa Alicia en las caballerizas del Campo Marte y se fue consolidando como foro escénico con un formato no tradicional y abierto a un uso diverso, desde el teatro arena al isabelino o al teatro a la italiana tradicional. Ahí se despidió hace seis meses al jefe de tramoya, Fermín Sánchez, muy querido por la comunidad teatral, quien trabajó en El Galeón desde mediados de los setenta y que tras su muerte se le rindió un merecido homenaje por su entrega y compromiso en cada puesta en escena que ahí se presentaba. Abraham Oceransky se inició en ese espacio con las puestas en escena Simio (1971) y Conejo Blanco (1972), llamando a directores como Alejandro Jodorowsky, el mimo Juan Gabriel Moreno, Sonia Rangel, y él mismo, para dar talleres gratuitos de actuación, clown y dirección teatral. En 1970 comenzó la construcción de El Galeón, y posteriormente, fundó el Foro Teatro T en la Ciudad de México para, luego trasladarse en 1986 a la capital de Xalapa en Veracruz, donde actualmente vive. Podemos mencionar algunos montajes que se recuerdan como Acto de amor, basada en la obra de Yukio Mishima (1976); El silencio, de Margarita Urueta (1977), y la de Mishima, de Susana Robles protagonizada espléndidamente por Alejandro Reyes. También llevó a escena las obras de Sabina Berman Herejía (1983) y Rompecabezas (1987). En 1988 estrenó su obra Las dos Fridas, protagonizada por María del Carmen Farías, y Bárbara Córcega, que tuvo un sinfín de representaciones y recorrió muchos teatros nacionales e internacionales. También está la enigmática puesta en escena que presentó en el Centro Cultural San Ángel en 1991, Gucha’chi, paráfrasis de una leyenda zapoteca, y Mutis, de Elena Guiochins en 1996. En el Teatro de la Libertad estrenó su obra Existencia, sobre la vida de Antonin Artaud, y en el 2013 se presentó en el Festival Otras Latitudes, organizado por el INBA en el Teatro El Galeón. En Xalapa, Oceransky continuó con su impulso de formación y difusión de un teatro con una perspectiva artística, y levantó la carpa Teatro La Libertad que hace un año tuvo que desmantelar por falta de apoyo y confluencia de las autoridades estatales y culturales. Allá continúa trabajando en y por el teatro porque, como él señala en una entrevista realizada por Maribel Sánchez en el Diario de Xalapa: “Estoy convencido de que el arte ayuda a la configuración de la humanidad. No he buscado otra cosa en mi vida más que una buena preparación, para que el público reciba propuestas de mayor calidad, porque trabajo para la humanidad.” Este texto se publicó el 17 de noviembre de 2019 en la edición 2246 de la revista Proceso

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