'La esperanza es una llaga negra en el corazón”

martes, 1 de septiembre de 2020 · 15:17
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Dos mujeres esperan y no esperan. Esperan a los que se fueron intentando cruzar al otro lado y poco se sabe de ellos. Esperan al que regresa, por un momento, tal vez. Las que se quedan viven su vida, porque para ellas la vida sigue, aunque el pueblo se vaya quedando vacío. La esperanza es una llaga negra en el corazón, de Teófilo Guerrero, se está presentando en la plataforma del Conjunto Santander Artes Escénicas; nos admira su forma de dialogar, su capacidad de manejar el misterio y el decir mucho de lo que traen dentro los personajes con tan pocas palabras. La obra es presentada por A la deriva teatro de Guadalajara, con las espléndidas actuaciones de Viridiana Gómez y Edith Castillo, y la atinada dirección de Fausto Ramírez, quien opta por unos cuantos elementos para jugar con ellos en el escenario: Un par de sillas, un tablón y unos burros de madera para hacer la mesa. No son escenografía, sino objetos que construyen la imagen y conviven con los personajes. Cuántas composiciones crean con esos elementos y cuánto movimiento a partir de dos mujeres que, con un vestuario específico, colorean y dan tantos contenidos en la escena.
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La situación en la cual se encuentran los personajes de algún pueblo de Jalisco se va develando con una que otra información surgida, así, sin intención de informar, sino más bien como parte de una plática entre dos personas cercanas. Se dan los sobreentendidos, se cortan las frases, se afirma lo que ya saben aunque lo ignore el espectador. Es sorprendente la sensación de estar frente a dos mujeres que se conocen y nosotros sólo husmeando y alcanzando a entrelazar las ideas para ir armando su historia, oculta para nosotros, pero, finalmente, para la otra también; y ese es el giro de la última parte, que se convierte en una entrañable confesión. Teófilo Guerrero se ciñe y explora este nuevo realismo que Harold Pinter desarrolló y argumentó, y con el que Vicente Leñero, maestro de Guerrero, experimentó y descubrió múltiples posibilidades. El rigor en la forma de hablar de manera natural es un gran reto, y en esta obra el autor incorpora pensamientos y reflexiones sin llegar a la filosofía trascendental, dando a la obra profundidad. Sin salirse de su realidad y sin que el autor sea el que se exprese, las mujeres hablan, desde su idiosincrasia, de la muerte, de Dios, del amor, el abandono y la esperanza. Con una frase se entienden ellas, por ejemplo el “¿Tú sí?”, para desde ahí nosotros adivinar de qué están hablando
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Con ese mismo rigor realista en el decir, la situación dramática se va planteando. Ellas prepararán un mole para el invitado que llega, y desde ahí las conocemos con todo y sus diferencias: el asco o el gusto de matar al guajolote; “coruco” le llama una, “turky” la otra. Las actrices interpretan su personaje con gran naturalidad; la conversación fluye y su presencia siempre mantiene atento al espectador. El director diferencia a las mujeres también en su vestuario, y una de ellas tiene esas faldas con gran vuelo de los bailes tradicionales, y con el que crea olas, gira, y en momentos zapatea. Incorpora la música mexicana con acordes de un violín o el punteo de una guitarra, que también dialogan en escena, e incluye la voz cantada aunque necesite de un back de apoyo. Agrega a los elementos un juego de platos de peltre que potencializan el conflicto con su choque o caída. La esperanza es una llaga negra en el corazón es una ?propuesta escénica virtual de creadores tapatíos con el ?apoyo de la Universidad de Guadalajara, que estará en ?conjuntosantander.com.­­

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