'Tuvimos un cuerpo”, obra de Stefanie Izquierdo

martes, 15 de septiembre de 2020 · 14:28
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Con el predominio de la virtualidad en las relaciones y en las múltiples experiencias sociales y culturales, se viene la imagen apocalíptica de "Tuvimos un cuerpo", título de la obra de Stefanie Izquierdo que acaba de obtener el Premio Dolores Castro 2020. Con una mirada visionaria, y que ahora se está haciendo realidad, Stefanie Izquierdo construye un andamiaje dramatúrgico poderoso tanto en forma como en contenido. La perspectiva se diversifica al mostrar a varios personajes en una vivencia particularísima y teniendo la conciencia de que sólo se está en el presente. Sin futuro, existen en un constante riesgo de exterminio, de desaparecer o morir, porque en esta situación extrema, la represión, el asesinato y la sobrevivencia se confunden. Tuvimos un cuerpo recurre a la ciencia ficción, a la literatura apocalíptica y a la teoría cuántica para mostrarnos un universo complejo donde lo tangible ya no es la materia prima de la construcción. Así, podemos ser testigos de cómo un hombre dialoga con su propio cuerpo, que terminará convirtiéndose en otro ser; una bola de carne que crece en su interior y que quiere exterminar por liposucción, pero que acaba convirtiéndose en un cuerpo celeste que da tutoriales sobre cómo tener el amor celestial.
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Simultáneamente seguimos varias historias más. La de una adolescente que ensaya el baile de sus 15 años con su tía, aunque sepa que lo vivirá en solitario y lo compartirá de manera virtual. Ambas formarán parte de estas desapariciones y muertes que nos estrujan, sobre todo, en el testimonio final de la joven. También está una mujer próxima a cumplir los 70 años que entabla una relación epistolar con un soldado que ella se inventa, y una mujer dispuesta a matar con tal de no parir al hijo que crece en su vientre. Aparece también una expareja de grandes dimensiones que ha perdido un gato, Lucios, el cual después adquiere tamaño humano y transita dentro y fuera de una pantalla que él mismo manipula. Esta realidad distópica, donde se ha instalado la emergencia desde hace ya dos años y que refleja nuestro presente como algo incipiente, es planteada por la autora con emotividad y crudeza. Rompe la lógica realista para reflexionar sobre la verdad y la mentira, la corporeidad y la imagen. Utiliza el diálogo o las escenas en silencio; el monólogo en primera persona para contar o describir su experiencia, o en tercera persona donde el personaje se observa a sí mismo, con un distanciamiento eficaz que desconcierta. Su estructura fragmentada muestra diferentes puntos de vista; personajes que desde su particularidad viven este estado extraordinario que se ha vuelto ordinario. La pluma de Stefanie Izquierdo está cargada de imaginación e inteligencia. Su universo referencial es amplio y su atrevimiento le permite plantear situaciones originales y provocadoras.
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Si bien el énfasis está en espacios como un jardín, una habitación, un hospital o un súper, el exterior se observa amenazante. Desde el interior de los espacios, se observa el exterior donde los soldados han tomado las calles y disparan o desaparecen a los que dicen “infectados”, y donde las mujeres resultan ser las más vulnerables. La obra resuena en estos momentos en que las mujeres han tomado la CNDH, exigiendo que se cumplan sus demandas. Las mujeres de Tuvimos un cuerpo también son mujeres fuertes que deciden, reflexionan y toman las riendas de sus vidas, aunque éstas se vean coartadas o cortadas por la condición machista de nuestra sociedad.

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