Jorge Bravo

Desmoronamiento de una alianza: AMLO-Salinas Pliego

El interés legítimo del gobierno de cobrar impuestos pendientes a las empresas de Salinas Pliego ha desencadenado confrontaciones que exponen la fragilidad y temporalidad de estas alianzas basadas en favores y complicidades políticas y económicas.
jueves, 28 de marzo de 2024 · 05:02

El escenario político mexicano ha presenciado un tenso enfrentamiento entre el presidente Andrés Manuel López Obrador, el gobierno de la Cuarta Transformación y uno de sus antiguos aliados, Ricardo Salinas Pliego, concesionario de canales de televisión y presidente de Grupo Salinas. Hasta antes de ese encontronazo mediático y en redes sociales, AMLO y Salinas Pliego eran como “uña y mugre” y presumían una amistad pública.

El conflicto ha dejado al descubierto una relación de beneficios mutuos ahora fracturada entre el político y el empresario, pero también una eterna simbiosis entre el Poder Ejecutivo y las televisoras privadas.

La historia entre López Obrador y Salinas Pliego ha sido de una estrecha colaboración. Ahora, esta alianza ha dado un giro hacia la confrontación por un adeudo del magnate con el Servicio de Administración Tributaria (SAT), evidenciando fisuras profundas por intereses económicos contrapuestos.

Uno de los puntos álgidos de este contubernio se remonta a 2006 en el ámbito electoral, cuando el entonces candidato perredista López Obrador, de la alianza Por el bien de todos, en su carrera hacia la Presidencia de México, contó con un privilegio poco ético: un programa de televisión de lunes a viernes a las 6:00 am, denominado “La otra versión”, transmitido en TV Azteca a un precio notablemente reducido, una ventaja que no estuvo al alcance de los otros candidatos presidenciales.

La coalición de AMLO contrató a TV Azteca 115 programas de 30 minutos por las mañanas por 20 millones de pesos. Cada una de las emisiones tenía un costo de 174 mil pesos, cuando un spot de 30 segundos en TV abierta tenía un precio comercial de 600 mil pesos. Ese acuerdo comercial claramente contravenía el principio de equidad en la contienda y puso en entredicho la imparcialidad de TV Azteca y sus estrechas relaciones con el poder político.

El favoritismo hacia Salinas Pliego se profundizó durante la presidencia de AMLO y la Cuarta Transformación. Al inicio del sexenio, López Obrador creó un Consejo Asesor de empresarios y de apoyo al gobierno, sin ningún tipo de lineamientos públicos.

Entre los empresarios se encontraban los concesionarios de las tres principales televisoras: Ricardo Salinas Pliego de TV Azteca; Bernardo Gómez, copresidente Ejecutivo de Televisa, y Olegario Vázquez Aldir, de Imagen Televisión, entre otros empresarios como Daniel Chávez, presidente de Grupo Vidanta, señalado de ser el empresario predilecto de la 4T por recibir múltiples contratos de obra pública.

No se sabe cuándo ni cómo se reúne ese cónclave ni qué recomendaciones emite al presidente, pero se sospecha el trasiego de influencias para obtener beneficios y sesgar la cobertura de esas televisoras.

EL campo de golf en Huatulco / Foto: X/ @RicardoBSalinas

Aún más, Banco Azteca, propiedad de Salinas Pliego, fue beneficiado con una adjudicación directa para entregar y operar las tarjetas con apoyos económicos para los programas Jóvenes Construyendo el Futuro y de adultos mayores, un total de 25 millones de personas, excluyendo a otros competidores bancarios y sin un proceso de licitación pública.

AMLO justificó que se eligió a Banco Azteca “porque es el que tiene más sucursales. En las colonias populares hay una tienda Elektra. Ningún otro banco tenía esas características”. Una explicación muy dudosa, pero que evidenciaba la estrecha amistad con Salinas Pliego.

El quiebre de esa relación electoral, mediática y económica fue la confrontación que ha escalado a niveles financieros con la intervención del SAT en los asuntos fiscales de las empresas de Salinas Pliego. Aunque existe el secreto fiscal, se reveló que las empresas de Salinas Pliego adeudan más de 63 mil millones de pesos en impuestos, lo que ha llevado al gobierno a tomar medidas para su cobro.

Estos adeudos se encuentran en litigio en varios juicios fiscales y abarcan auditorías realizadas de 2008 a 2018. AMLO también canceló anticipadamente la concesión de un campo de golf en Huatulco operado por el magnate, como una demostración de fuerza del Estado, cuyo fin es de pronóstico reservado.

En respuesta, Salinas Pliego ha cuestionado la integridad del gobierno, insinuando la existencia de corrupción en sus programas sociales y megaproyectos. También ha acusado al SAT de extorsionar a los empresarios, alegando que el organismo fiscalizador cobra impuestos exorbitantes y ofrece "perdonar" la mitad de la deuda si se paga de inmediato.

Como parte de la escaramuza, López Obrador ha instado a Salinas Pliego a presentar pruebas de sus acusaciones de corrupción. En lugar de abordar estas preocupaciones a través de investigaciones profesionales y periodismo transparente en sus canales de televisión, Salinas Pliego ha optado por construir campañas de desprestigio a través de sus espacios noticiosos y en redes sociales.

El desencuentro entre López Obrador y Salinas Pliego marca el fin de una relación de beneficios mutuos que ha perdurado durante años. El interés legítimo del gobierno de cobrar impuestos pendientes a las empresas de Salinas Pliego ha desencadenado confrontaciones que exponen la fragilidad y temporalidad de estas alianzas basadas en favores y complicidades políticas y económicas.

También sale a flote por qué los gobiernos del PAN y el PRI anteriores toleraron el adeudo multimillonario, cómo se calculan los créditos fiscales a los acreedores morosos, por qué se condonan impuestos a las grandes empresas y cómo se dirimen estos pleitos en los tribunales, incluidos algunos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que también forman parte de la trama y de los cuestionamientos políticos de la 4T al Poder Judicial.

La relación entre AMLO y Salinas Pliego, alguna vez de camaradería, deja atrás la idílica postal de dos hombres que compartían afinidades políticas y económicas. En un país que lucha contra la corrupción, la impunidad y el influyentismo, este episodio sirve como recordatorio de la necesidad de la rendición de cuentas, fortalecer las instituciones y respetar el Estado de derecho. Siempre es preferible el gobierno de las leyes que el gobierno de los hombres. La interrogante es: ¿cómo queda la cobertura de TV Azteca y la relación de Salinas Pliego con las candidatas Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez?

Twitter: @beltmondi

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