Batallas en el mundo virtual

jueves, 12 de enero de 2012 · 12:59
En el mundo paralelo del internet existe una intensa actividad que no siempre se queda en el ámbito de lo virtual: ahí circula información relevante de empresas y gobiernos y se celebran transacciones económicas todo el tiempo. Eso lo entendieron muy bien los hacktivistas –piratas informáticos que se dicen comprometidos con las causas de los oprimidos y los inconformes–, quienes desde hace unos años han venido librando importantes batallas en el terreno de las redes sociales... PARÍS (Proceso).- Odian el control. No tienen jefes, partido ni finanzas pero luchan desde los cuatro rincones del mundo y permanecen en el anonimato. A lo largo de 2011 los internautas que actúan con el nombre de Anonymous desempeñaron un papel determinante en el juego político mundial al apoyar a los rebeldes de las revoluciones árabes y al atacar cibernéticamente a trasnacionales, sectas, partidos, gobiernos y hasta a Los Zetas. Es complicado entender quiénes son Anonymous y qué quieren. “En realidad Anonymous –también usan el apócope Anons– es un estandarte del que cada uno puede apropiarse”, explica Nicolas Danet, coautor con Frédérique Bardeau del libro Anonymous, ¿piratas informáticos o altermundistas digitales? (Anonymous: Peuvent-ils changer le monde?) (FYP Editions, Francia, 2011). Según este comunicólogo –que publicó el primer libro acerca de los activistas en línea– Anonymous es más una manera de actuar que una organización propiamente dicha. “La palabra Anonymous viene del foro en línea 4chan, donde la gente puede conversar sin registrarse previamente. Cada persona que participa en las pláticas de ese foro se llama, por defecto, ‘anonymous’. Y dado que las primeras operaciones de activismo en línea se coordinaron desde esa plataforma, se les quedó ese nombre”, dice. Anonymous se dio a conocer mundialmente en 2011, pero ya llevaba tres años de actividad. Su primera acción de envergadura consistió en atacar la Iglesia de la Cienciología: En 2008 esa secta publicó un mensaje en video donde el actor Tom Cruise explicaba los fundamentos de esa organización, de la que es miembro. Rápidamente el video fue retomado en YouTube y en varias redes sociales para ser criticado y satirizado. La Iglesia de la Cienciología, dueña de los derechos de ese mensaje, pidió que se retirara el video satírico, lo que fue visto como un acto de censura por varios internautas. A finales de enero de 2008 un grupo de ellos, llamándose Anonymous por primera vez, editó un mensaje en video para declararle la guerra a la cienciología. Y así arrancó la Operación Chanology: una serie de ataques informáticos como el bloqueo del sitio web de la secta o la saturación de sus líneas telefónicas y de fax. En los meses siguientes la ofensiva contra la cienciología se extendió a las calles, donde los manifestantes empezaron a usar las máscaras con la sonrisa sardónica de Guy Fawkes, el activista católico inglés que conspiró para atacar el Parlamento británico en 1605. “Hacktivistas”   Los anónimos no tienen portavoces. Sólo son hackers o individuos con buen conocimiento técnico de las redes informáticas. Proceso conversó con uno de ellos. Su pseudónimo es Okhin y forma parte del colectivo Telecomix, que ayuda a los sirios a evadir el bloqueo en telecomunicaciones impuesto por el gobierno de Bashar al Assad. “Yo rechazo definirme; son los otros quienes nos definen y etiquetan”, explica al reportero que entró en contacto con él vía Twitter. “Algunos dirán que soy un geek (fanático de las nuevas tecnologías), un hacker, un loco, un sociópata... y quizá soy un poco de todo esto. Pero antes que nada soy inquisitivo con todo (tanto con el funcionamiento de las relaciones sociales, con la economía, como con los sistemas virtuales) y pienso que el conocimiento debe compartirse con el máximo de gente posible sin restricciones”, subraya. Okhin, quien dice ser administrador de sistemas de una pequeña empresa en línea en Francia, justifica su anonimato: “No soy anónimo. Mire, podemos conversar. Simplemente no pienso que mi identidad civil me define. No es pertinente porque incluye elementos como el género o la nacionalidad, que no me definen. Sin embargo, en un mundo donde el equilibrio de los poderes no se respeta y donde uno puede ser procesado injustamente por haber expresado su opinión, comprendo que algunas personas opten por el anonimato”, escribe. Admite actuar con el grupo de hackers Telecomix, fundado en 2009 para oponerse al ACTA (Anti-Counterfeiting Trade Agreement o Acuerdo Comercial Antifalsificación), una propuesta que intenta reglamentar la propiedad intelectual a escala mundial. Este proyecto generó fuertes críticas ya que propone en ciertos casos obligar a los proveedores de internet a divulgar información de sus usuarios. Se hacen llamar hacktivistas por la combinación de hacker (palabra inglesa que define a los piratas informáticos) y activista. “En nuestro grupo hay investigadores en ciencias sociales, políticos, pensadores, investigadores en computación, administradores de sistemas en redes, es decir, gente muy variada”, recalca Okhin. Con otros hacktivistas, Telecomix lleva a cabo desde principios de 2011 la Operación Syria. “Tiene un solo objetivo: permitir a los sirios comunicarse y organizarse libremente”, informa Okhin. La noche del 4 al 5 de septiembre de ese año los hacktivistas tomaron el control de la red siria de internet: cualquier persona que se conectara a la red desde Siria era redirigida a una página que mostraba un manual de resistencia contra la censura virtual que impuso el gobierno de Al Assad.   “Cibertécnicas”   Desde los noventa los hackers inventaron varias formas de protesta en línea. La más usual entonces fue el ataque DoS (denial of service o denegación del servicio). Un internauta que se hace llamar Ane-aux-Nimousses –del foro Why we Protest que sirve de plataforma de organización para algunas de las operaciones de Anonymous y de los Indignados– explica: “Un ataque DoS es como si mil personas llamaran por teléfono a una persona al mismo tiempo. Esta persona no podría contestar todas las llamadas. Esta operación es igual, con un programa se simulan millares de conexiones hacia un sitio de internet. Cuando el ancho de banda de ese sitio se satura, su servidor se ve forzado a apagarse y reiniciarse.” Técnicamente la operación no es compleja; sólo necesita que muchas computadoras estén conectadas al mismo tiempo y se vinculen entre ellas para llevar a cabo ese bombardeo que puede quebrar un sitio de internet. Fue lo que ocurrió a principios de diciembre de 2010 cuando unos anónimos atacaron el sistema de pago en línea Paypal como parte de la operación Avenge Assange, con la que los internautas castigaron a las empresas Paypal, Visa y Mastercard por bloquear los donativos en línea para la organización WikiLeaks, de Julian Assange. Los ataques DoS están severamente penados en algunos países. En Francia, Inglaterra y Estados Unidos varias personas fueron arrestadas, entre ellos un joven de 15 años, por haber participado en tal operativo. “Sin embargo algunos consideran que bombardear un sitio con miles de conexiones es como hacer una marcha en línea, es como hacer un sit-in virtual”, subraya Nicolas Danet. El defacing es otro proceso aplicado por los hacktivistas. Consiste en entrar en el sistema de un sitio de internet para alterar su contenido. En el apoyo a los opositores de Siria, varias páginas gubernamentales de ese país fueron hackeadas por internautas que colocaron en esos sitios los nombres de las víctimas de la represión del gobierno de Al Assad. Otro procedimiento es el dox, con el que se difunden datos personales de individuos de reputación cuestionable. Hackers preocupados por la situación en México amenazaron con revelar información que vincula a políticos, empresarios, policías y militares con Los Zetas en noviembre de 2011 en Veracruz. De esta manera Anonymous pudo liberar a uno de sus integrantes que estaba secuestrado por el grupo criminal, como lo documentó el reportero Jenaro Villamil (Proceso 1827). De igual forma hacktivistas alemanes lanzaron en los primeros días de este año la Operación Blitzkrieg, en alusión a los ataques relámpago de los ejércitos de Hitler en los comienzos de la Segunda Guerra Mundial. Los anónimos abrieron un portal llamado NaziLeaks, donde pusieron en evidencia a varias personas cercanas al ultraderechista Partido Nacionaldemóctrata: revelaron nombres, direcciones, cuentas de correo electrónico y números telefónicos de clientes de tiendas en línea especializadas en la venta de parafernalia nazi y neonazi. Pero “el modus operandi más llamativo de Anonymous es el impacto en los medios”, afirma Danet. “Crean contenido y apoyan causas, atrayendo a la población y los medios, algo que en sí es un modo de acción”. Sabotaje de sitios gubernamentales, hackeo de datos personales, coordinación en línea, ayuda a los pueblos víctimas de bloqueos de las telecomunicaciones... los medios de los anónimos son diversos pero siempre responden a un objetivo: garantizar la libre circulación de la información y alentar a la transparencia de datos para los ciudadanos. Algunos internautas entrevistados en el foro Why we Protest dicen defender los derechos humanos. El lunes 2 un grupo de internautas sin nombre declaró la guerra a la belga Mittal Steel, el gigante mundial del acero que anunció el despido de dos mil empleados pese a que tiene pingües ganancias. La particularidad de los hacktivistas es que se incluyen en la categoría de los “sombreros blancos o grises”, es decir que usan su conocimiento para fines que consideran positivos. Según Danet “la ética de estos ciberactivistas resulta de la contracultura estadunidense de los sesenta, que dio a luz a la cibercultura. (...) Los pioneros de esta cultura, como Steve Jobs, cofundador de Apple, están impregnados de la utopía hippie que es muy libertaria y que rechaza la jerarquía”. El otro pilar de Anonymous es la dimensión técnica y el arraigo a internet que permite acceder a nuevas formas de compromiso social o político. “Los hackers insisten mucho en la idea de que ‘eres lo que haces’, no tu nombre, no tu origen o tu color de piel”, puntualiza Danet. De ahí surgió el concepto de “do-ocracy”, es decir “la democracia del hacer”, que privilegia el hacer y no el parecer. De los foros de discusión como Why we Protest, 4chan o los canales de discusión de formato IRC (internet relay chat) –que permiten conversar en línea sin necesidad de registrarse– se desprende un espíritu de geeks burlones, críticos, aficionados al debate sobre cualquier tema. Así, de manera colaborativa y espontánea se gestaron los ops u operativos para alterar los sitios de trasnacionales o gobiernos. En los foros, un reducido grupo de personas lanza un tema de conversación que puede desembocar en una propuesta y cada cual aporta sus competencias técnicas. Cuando esta conversación agrupa a una “masa crítica” de integrantes se emite un mensaje-video con una voz alterada para conservar el anonimato. Muchas veces estos mensajes están dirigidos a los “ciudadanos del mundo” y aparece la máscara de Guy Fawkes en medio de un paisaje apocalíptico. Y es que muchas veces la iconografía y las palabras de los anónimos revelan un fuerte tono de burla. El activismo en línea se basa en el espíritu del “lol” (laughing out loud o lot of lough... reír a carcajadas o reírse mucho) o su posterior corrupción “lulz”. Dado que Anonymous no tiene una cabeza visible, muchas veces sus miembros discrepan. El hecho de que cada cual pueda levantar el estandarte de los anónimos se manifestó tras el hackeo de la agencia estadunidense de análisis de seguridad e inteligencia Stratfor: El 25 de diciembre del año pasado un grupo de hackers reivindicó el robo de datos bancarios de más de 4 mil clientes de ese organismo. A la manera de Robin Hood, los anónimos anunciaron haber desviado más de 1 millón de dólares para depositarlos en las cuentas bancarias de ONG como Care, Save the Children o la Cruz Roja… Un día después un comunicado de otros supuestos Anonymous negó su responsabilidad en ese saqueo. Sea quien sea responsable de la operación LulzXristmas, una vez más la personalidad de Anonymous salió a la luz: imprevisibles, burlones y generosos.

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