La expansión de la cienciología en Argentina

viernes, 8 de noviembre de 2013 · 21:59
BUENOS AIRES (apro).- “Muy lindo edificio, la verdad”, dice José, observando la fachada en ruinas de la Unione Operai Italiani, mansión de aspecto palaciego declarada Patrimonio Histórico de la ciudad de Buenos Aires en 2008. El trabaja desde hace 31 años como encargado del edificio de departamentos que se encuentra justo enfrente. La mansión, construida a partir de 1884 por la asociación de inmigrantes italianos Unione e Benevolenza, es una verdadera joya arquitectónica de la ciudad. Su salón ornamentado con frescos recibía a músicos y orquestas célebres a comienzos del siglo XX. Más tarde, sus 5 mil 600 metros cubiertos albergaron una escuela. Poco a poco el edificio se fue deteriorando por la falta de mantenimiento. Y, en 2006, luego de un incendio y un derrumbe, la mansión quedó abandonada. Hoy el smog oscurece la fachada. Los relieves de mujeres, ángeles y flores cobijan palomas y plantas silvestres. Pero los días del palacio como ruina están contados, pues a más tardar en 2015 funcionará aquí la sede central de la Iglesia de Scientology en Argentina. El culto de las estrellas de Hollywood –al que varios países y organismos consideran una secta– compró el edificio a fines de 2012  en 1.5 millones de dólares. Otros 2 millones asegurarán que vuelva a verse “como en el siglo XIX”, según prometen los restauradores. “Dicen que para el barrio va a ser un progreso”, confía José a Apro, a quien no parece preocuparle la controversia en torno a sus futuros vecinos. “Lo que yo siento es que está bien que haya mejoras en el barrio”, sostiene. Contrariando su secretismo habitual, la Iglesia de Scientology planea hacer una presentación pública del proyecto a mediados de diciembre de este año. El trabajo de remoción de escombros ya ha comenzado. La restauración respetará el diseño original y tardará entre 12 y 18 meses. Y los trabajos se financiarán a través de los cursos que dicta la Iglesia y de las donaciones de los casi 7 mil 500 fieles que la Cienciología dice tener en el país. La compra del edificio en Buenos Aires es parte de una política de expansión que incluye la apertura de 70 centros en todo el mundo. Como en cada una de sus sedes, en la entrada de la central argentina habrá una gran sala, con pantallas de televisión, donde el público podrá ver las actividades de la iglesia. En las salas interiores del edificio tendrán lugar los distintos cursos y los servicios de “auditación”. Otro sector se dedicará a las oficinas administrativas. La Iglesia de Scientology ha anunciado que organizará conciertos, obras de teatro y visitas guiadas en el edificio.   Sincretismo   “Nunca hubo una filosofía práctica desde el punto de vista espiritual para el ser humano en el planeta”, sostiene Gustavo Libardi, jefe de la iglesia en Argentina, en entrevista con Perfil realizada el lunes 4. El sistema de creencias y enseñanzas de la Cienciología impulsa el crecimiento personal, la búsqueda del conocimiento y la salvación definitiva, sostiene. Además, abunda, ofrece metodologías específicas para conseguir estos objetivos. “Es como el resto de los caminos del trabajo personal o del movimiento personal, en que la gente está buscando un bienestar personal, estar consigo misma, y los caminos espirituales y psicológicos de trabajo personal son un medio, entre otros, como alternativas terapéuticas”, dice a Apro la psicóloga Karina Mirich, quien ha impartido cursos de divulgación sobre el tema. “Creo que la filosofía que ahí dentro se estudia, como su mismo fundador lo dice, proviene de muchas vertientes tanto psicológicas –cuando habla de sus primeros estudios de Freud y el estudio del inconsciente humano– y diversas otras filosofías orientales, como lo son el budismo, taoísmo, confusionismo, etcétera”, dijo el excienciólogo mexicano Rafael Gómez, quien estuvo a cargo durante años de la sede de este culto en Buenos Aires, a realpolitik.com.ar apenas el domingo pasado. “Es una síntesis o sincretismo de diversas corrientes y filosofías, pero explicado en la forma de ver de su fundador”, aclaró. El padre de la Cienciología es el escritor de ciencia ficción Ronald Lafayette Hubbard (1911-1986). En 1951, L. Ron Hubbard, tal como se lo conoce, publicó el libro Dianética: La ciencia moderna de la salud mental. Según el polémico fundador de la Cienciología, la mente es la intermediaria entre el cuerpo y el alma de cada persona. Esa mente tiene una parte analítica, que resuelve los problemas, y otra parte reactiva, que almacena dolores corporales o psicológicos, que limitan el alma en su capacidad creativa y la alejan de su verdadera naturaleza. “Nos podemos liberar de nuestras psicosis si nos enfrentamos a los incidentes traumáticos o enagramas que bloquean nuestra mente”, escribe L. Ron Hubbard. Estos enagramas serían similares a los traumas freudianos y “son producto de los errores cometidos en vidas anteriores”. Por ello, el “camino de purificación” se basa en el seguimiento de cursos de mejoramiento y desarrollo personal. Allí se eliminan los traumas del pasado y el presente. Se favorece la liberación de las emociones negativas y se guía a los individuos hacia una vida más responsable. L. Ron Hubbard creía que la “purificación” era fácil. Sin embargo, el costo de dicho recorrido suele requerir cientos de miles de dólares. Y únicamente las “personas exitosas” pueden afrontar los cursos que se dictan en la Iglesia de Scientology. Para quienes no disponen de ese dinero, y quieren tomar los cursos, la única alternativa es trabajar para la estructura de la iglesia. El método principal de la Cienciología es la “auditación”. Allí un ministro de esta iglesia ayuda a la persona “auditada” a desentrañar las cargas emocionales, las transgresiones éticas y las malas decisiones del pasado. El “auditor” se vale de un “e-metro”, aparato desarrollado por el propio L. Ron Hubbard. Se supone que mide las “ondas mentales negativas”. Es una especie de detector de mentiras. El “e-metro” tiene dos electrodos cilíndricos que el paciente debe tomar en sus manos. El nivel de resistencia eléctrica entre ambos es señalado por una aguja. El “auditor” indica consignas o hace preguntas y observa el movimiento de la aguja. La idea es que el “auditado” vuelva a revivir algunas experiencias cargadas de dolor físico o psicológico hasta que pierdan su tensión emocional. Se sostiene que de este modo se reducirán los efectos negativos de la “mente reactiva” y se llegará a la “clarificación”. En última instancia, la Cienciología sueña con una humanidad futura libre de traumas. La “auditación” tiene puntos de contacto con el psicoanálisis y la confesión cristiana. ¿Juega algún papel importante el hecho de que también se le agregue, a través del “e-metro”, el uso de la tecnología?”, se le pregunta a Karina Mirich. --Creo que eso agrega un elemento pero no es lo fundamental del método –responde a Apro El tema en el que más énfasis ponen ellos es en el diálogo y en la conversación entre el que sería el tutor o entrenador y el paciente-cliente: “Se le sigue dando prevalencia a la comunicación humana por sobre todo”, sostiene. De todas formas no cualquiera puede afrontar en Argentina el costo de este servicio: por 36 horas de “auditación” se deben desembolsar unos 3 mil pesos, el equivalente a unos 500 dólares. “Hubbard quiso darle a la humanidad una técnica que le permitiera mejorar el aspecto emocional y lo acompañara con un mejor entendimiento de la vida”, dice Gustavo Libardi, responsable de la filial argentina, en entrevista con la revista Veintitrés realizada el 27 de mayo de 2010. “Esta religión eleva el autodeterminismo de las personas –prosigue Libardi–. Y, luego, permite el pandeterminismo, que es la capacidad de manejar el determinismo de otros en un área. Claro que esa cualidad no debe ser usada de manera destructiva”, acota. Rafael Gómez estuvo a cargo de la sede argentina de la Iglesia y también dirigió, desde México, el sector de Promoción y Mercadeo de la iglesia para toda América Latina. Él sostiene que cada miembro de la Organización del Mar, el brazo ejecutivo y misional del culto, aprende técnicas de manipulación emocional. “Uno está entrenado para distinguir los estados emocionales en diferentes conceptos e índoles, a modo de hacer que manipulando la emoción y las palabras las personas puedan acordar cosas que en otros estados emocionales usualmente no harían”, abunda. Las creencias religiosas de la Cienciología se le revelan al feligrés a medida que avanza en la jerarquía dentro de la organización. Su mito fundacional habla de un dictador intergaláctico llamado Xenu, que exterminó en la Tierra a billones de seres extraterrestres. Sus almas se adhieren desde entonces en racimo a los humanos que viven en este planeta y son la causa de sus traumas. “La misión de un cienciólogo es ‘clarificar’ el mundo; ‘limpiar’ a la humanidad de esa influencia extraterrestre y conducirla a la perfección y la inmortalidad”, reseñó Proceso en su edición 1846, del 18 de marzo de 2012.   Terapias   Las controversias en torno a la Cienciología surgieron prácticamente desde su fundación por L. Ron Hubbard a comienzos de la década de los cincuenta; incluso, el ánimo de lucro de la iglesia fue criticado desde el primer momento. El escritor habría dicho a varios de sus conocidos que le gustaría iniciar una religión, ya que “ahí es donde está el dinero”. “A aquellos que traen gente se les paga una comisión”, dice Gustavo Libardi a la revista Veintitrés, y si una persona es muy activa y se destaca, se le entrega un premio. Es como cualquier trabajo”. Un trabajo “para conseguir algo que beneficiará al mundo”, aclara. En la filial argentina de Scientology se premia a quienes traen a otros potenciales miembros a los cursos. También a quienes venden los libros, el DVD, el audiolibro, el kit que trae el libro, el DVD y las conferencias u otro kit que además contiene diferentes artículos de mercadeo. El premio consiste en puntos que se pueden canjear por cursos de entrenamiento. La Iglesia de Scientology promueve las filosofías de L. Ron Hubbard en todos los ámbitos de la vida, y ello incluye cursos para mejorar en los estudios o triunfar en los negocios, programas de rehabilitación para adictos y recuperación de delincuentes. En mayo pasado, con el auspicio del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, el director de la iglesia en Argentina, Gustavo Libardi, dio una serie de charlas en la sede de Scientology en la capital bonaerense. El seminario –con entrada gratuita– se tituló “La verdad sobre las drogas”. Y en los folletos de la filial argentina de la Cienciología puede leerse que el nivel de recuperación para quienes adoptan su enfoque alcanza a “6 u 8 de cada 10” pacientes. El tratamiento cuesta mil 600 dólares mensuales. Incluye alojamiento, comida y un programa de desintoxicación sin medicamentos. Más aún, la Cienciología es enemiga de la psiquiatría, a la que considera heredera de los campos de concentración nazis. En su lista de enemigos públicos figuran también los laboratorios farmacológicos, por ello el periodo de abstinencia se trata con vitaminas. La Cienciología dice haber desarrollado también terapias contra el asma y la artritis. Incluso los cienciólogos sostienen que “la homosexualidad se puede curar”. Por cierto, L. Ron Hubbard era conocido por su homofobia. La iglesia posee varias organizaciones laicas, y una de ellas es la asociación civil Capacitación para la Vida, presidida por el propio Gustavo Libardi. Con ese carácter, Libardi participó de la primera jornada de derechos humanos que la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires organizó en abril de 2009. No todos los gobiernos abren sus puertas a la Cienciología. Muchos países, por el contrario, siguen bien de cerca los movimientos de este culto entre cuyos fieles figuran los actores Tom Cruise y John Travolta. Incluso Alemania considera a la Cienciología como una organización financiera y “una secta destructiva”. En Francia se la tiene por una “banda organizada”. A comienzos de este año, México le denegó por tercera vez el reconocimiento y registro como religión. En contraste, sí la consideran una religión otros países, como Estados Unidos o la propia Argentina. La Iglesia de Scientology abrió su primer centro en Buenos Aires en 2006, y en 2008 obtuvo su registro en la Secretaría de Culto. La iglesia asegura tener presencia en Buenos Aires, Córdoba, Tucumán, Santa Fe, San Juan y la Patagonia. La expansión local de la Cienciología, sin embargo, le ha granjeado también una oposición molesta. La agrupación Anonymous ya ha organizado algunas acciones de protesta frente a la sede de la iglesia en Buenos Aires. “Es una estafa internacional disfrazada de religión. Manipulan a sus miembros y lavan sus cerebros”, dicen los ciberactivistas desde su sitio web ScientologyCienciologíaMata. La acusación más extendida que recibe la Iglesia en todo el mundo es la de tener por objetivo principal el lucro. Sus numerosos cursos y talleres, cuyos precios son en un comienzo accesibles, se encarecen a medida que el interesado avanza en su proceso. Del mismo modo crece la presión para que el adepto realice donativos. Muchos feligreses suelen endeudarse para seguir tomando los cursos, o son contratados por la propia iglesia, renunciando a los derechos laborales más elementales. Los empleados que desean abandonar la organización deben abonar todos los cursos a los que accedieron “gratuitamente”. Los miembros de la iglesia, por último, se “desconectan” por completo de los familiares que mantienen una postura crítica frente a la Cienciología. En todos los casos parece haber una sumatoria entre la voluntad del feligrés, su genuino deseo de pertenencia al culto, y la inducción que ejercen los superiores. “Al atacar con mentiras a sus detractores y críticos, el beneficio que obtienen de esto no es social sino interno, para que sus feligreses sigan fieles a ellos”, dice el mexicano Rafael Gómez. El hombre fue parte de la iglesia entre los 19 y los 37 años. Abandonó o perdió, según se mire, a su novia y a su propia empresa por sumarse a la iglesia a la que ahora critica desde el sitio xscientology.com. Sin embargo, Rafael Gómez jamás ataca a la Cinesiología, pero sí a la estructura administrativa de la iglesia. “La compra de edificios como el edificio histórico que adquirieron en Argentina recientemente es algo que no está contemplado en las políticas internas del fundador y con esto se han valido para hacer que sus feligreses se endeuden y pidan más dinero prestado para comprar ese edificio y otros”, acusa. Lo cierto es que la Cienciología se expande en Argentina a pesar de las denuncias. El antropólogo Alejandro Frigerio, profesor de la Universidad Católica Argentina, intenta explicar los motivos: “Es una especie de religión terapéutica, te contesta las preguntas últimas del sentido de la vida, y lo hace apelando a una realidad extrahumana y sobrenatural”, dice a Perfil en entrevista publicada el domingo anterior. “Es algo muy organizado, muy burocratizado, todo tiene procedimientos –prosigue–. Ponen un énfasis muy grande en el potencial humano, en que no tenés que dejar problema sin resolver en tu vida”, apunta.

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