Tras y sobre la educación

miércoles, 10 de junio de 2015 · 20:34
MÉXICO, D.F. (apro).- Respetable lector de la presente: si se recuerda que Aristóteles y Cicerón sostuvieron que la educación y el poder de la política son los componentes de un mismo fin: hacer a los ciudadanos buenos y hacedores de buenas acciones… y si se tiene en cuenta esa opinión, al juzgarla por sus hechos y resultados, se puede decir con razón que la globalidad en la que respiramos es un fracaso. Veamos por qué es así. Cuando nace un niño, tenga el color que sea, amarillo, negro o blanco y nazca en éste, aquel o el rincón de más allá de este mundo, en un país pobre o rico, adelantado o atrasado, nace sin saberes, sin educación, esto es, sin el bagaje cultural, sin el conjunto de reglas, costumbres y modelos o paradigmas, como ahora se dice, de conductas sociales propios de la sociedad en que ve la luz… Es necesario, para que el recién nacido adquiera ese bagaje cultural de la comunidad, la enseñanza, la educación, con el fin de perpetuar ese bagaje específico, guiarle en el aprendizaje de esa cultura, el de adaptar su conducta a los usos de los adultos y conducirlo hacia el desempeño de su papel futuro en la sociedad. Sabido es que existen dos tipos de educación… mejor dicho, cuatro la que se recibe en la familia, la especializada que se imparte en la escuela… la que se absorbe por medio de ósmosis de los diversos medios de comunicación: prensa, radio, cine, televisión, internet, etcétera… y por último están los hechos… los tercos hechos… que confirman o niegan lo que nos han enseñado… y con ellos aprendemos en que realidad social vivimos. Igualmente se sabe que en las culturas más primitivas hubo poco o ningún aprendizaje formal, de escuela, la que requiere de maestros, ya que, frecuentemente, todo el ambiente y todas las actividades eran escuela y mucho de los adultos, o todos eran maestros… por lo que la enseñanza y el aprendizaje estaba más relacionado con la vida, con el existir cotidiano… Pero ya no es así… el desarrollo histórico, así como el aumento y aceleración de los conocimientos, han convertido a la educación, principalmente a la formal y la que se absorbe en los diversos medios de comunicación… en uno de los fundamentos del progreso de la humanidad, y de los más problemáticos en la actualidad, pues si bien es verdad que para muchos la educación es el remedio por sí misma, la panacea… no faltan tampoco quienes la cuestionan… e incluso al futuro al que pueda dar lugar… si se sigue aplicando como en el presente. Los argumentos que esgrimen para justificar y defender su oposición son múltiples. Veamos algunos de ellos. Alegan que la sociedad en la que nos movemos y nos mueven, sigue siendo una sociedad clasista, ya que la misma está conformada y regida por minorías (grupos de poder político, financiero, industrial y de los diversos medios de comunicación… son sus honrosas excepciones, por supuesto… pero que confirman la regla)… minorías selectas en cuyas manos están las decisiones que a todos afectan… a unos para bien, los menos… y a otros para mal, que son los más… Esas decisiones de las élites de poder nos están dando por resultado una sociedad conformada y regida por una minoría dirigente y una mayoría compacta que gira en torno a expectativas (esperas fundadas en promesas o probabilidades) generadas por las élites dirigentes, lo que nos da una sociedad vertical, no horizontal… Una sociedad en la que las decisiones de unos pocos de arriba, son inducidas, ofrecidas seductoramente o de plano impuestas a la mayoría… decisiones que tienen por base los intereses y privilegios de quienes pueden tomarlas… con lo que la verdadera democracia en la actual globalidad es un mito y nos pone en la realidad de una sociedad de clases. Según críticos de esta globalidad en la que nos movemos y nos mueven, la educación, al seguir la tradición, de los usos y costumbres de toda sociedad de clases, no es más que una manipulación, una imposición, oculta o abierta, del dominio y control de las minorías del poder, hábilmente impuesto desde la escuela, para así obtener en el futuro masas compactas de ciudadanos heterónomos… de individuos sometidos a la sujeción, a la autoridad, a la guía de las minorías del poder… lo que les impide el libre desarrollo de su naturaleza… A este ejercicio de imponer instituciones, normas, reglas pensadas y aplicadas en beneficio de la minoría de las élites del poder en esta globalidad en la que respiramos, se debe la crisis que la agita y está haciendo tan alarmante, siniestra, dramática e incluso trágica la existencia humana… hechos que para nada hacen buenos a los ciudadanos y hacedores de buenas acciones… Por ello hay, según sus críticos, necesidad de cambiar las ideas y maneras de aplicarlas que la rigen en el presente, ya que la están convirtiendo en “un cuento sin sentido, contado por un idiota, lleno de ruido y furia”, como dijo W. Shakespeare… bueno, eso es lo que piensan sus críticos, usted, respetable lector, ¿qué opina de os cuestionamientos y propuestas de los mismos? Deseándoles lo mejor sinceramente. ARMANDO LÍOS

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