Protestas y ausencias en inauguración de estatua de Porfirio Díaz en Orizaba

lunes, 14 de septiembre de 2015 · 14:53
ORIZABA, Ver. (apro).- Con una inversión de 700 mil pesos, el alcalde de esta ciudad, el priista Juan Manuel Diez Franco inauguró el pasado martes 1 la escultura en bronce del exdictador Porfirio Díaz, elaborada por el escultor Bernardo Ruiz. El monumento de tres metros de altura de bronce y 600 kilos de peso se encuentra en la Plaza Bicentenario de esta ciudad, insignia de la lucha obrera, y a la inauguración asistieron tres bisnietos del general: Ignacio Díaz, José de la Cruz Díaz y María Eugenia Díaz. Un detalles más: En el pedestal, se lee parte del legado del hombre que gobernó al país durante tres décadas consecutivas: Ferrocarril y carreteras, telefonía y correos, electricidad, comercio y exportación, Palacio de Bellas Artes, Palacio Postal, Palacio de Comunicaciones, Hemiciclo a Juárez, Ángel de la Independencia, Centro Mercantil. La develación estuvo enmarcada por dos hechos notorios: la ausencia del gobernador Javier Duarte y de autoridades federales y la protesta encabezada por simpatizantes del Partido del Trabajo. Al edil y empresario no le sorprendió la ausencia de Duarte. “Tiene año y medio que no se para por aquí”, dice. Orizaba es una ciudad con poco más de 120 mil habitantes que conserva aún rasgos coloniales, motivo por el que aspira a ser declarado próximamente “Pueblo Mágico”. El monumento fue cedido en comodato al Ayuntamiento por su mecenas, el propio alcalde. Como el resto de los municipios, Orizaba no ha escapado a la violencia. Hace unos días nueve presuntos sicarios del rimen organizado perdieron la vida en un enfrentamiento con grupos antagónicos. Uno de los acribillados resultó Juan Santos Cabrera, excorresponsal de Televisa, quien también prestaba sus servicios como vocero de líderes regionales de Los Zetas, como ‘El Chichi’ y ‘El Felino’. “Me identifico con él” Diez Franco rindió tributo al polémico expresidente Porfirio Díaz durante dos días en diferentes escenarios, como la Plaza Bicentenario, el Auditorio Metropolitano, los Ecoparques y El Palacio de Hierro. En todos ellos se repasó la obra del exdictador. En entrevista, habla de las razones para costear la escultura y colocarla en el centro histórico del pueblo, considerado como el más educado del país. “Me identificó, él decía que menos política, más administración. Los políticos gastan, yo invierto. Mi ciudad (sic) está pavimentada, cuando llegue aquí (a la presidencia) estaba invadida de basura, hoy está bonita. Tenemos 176 patrullas, la encontré con dos patrullas y media. Es la ciudad más segura de la República”. Además, prosigue, quería ser el primero en rendirle homenaje. “Orizaba está en todos los medios…de las críticas, mi mama me dice, si las iglesias utilizan pararrayos, tú búscate un paramadres…para las mentadas”. Según el funcionario, para concretar su proyecto tuvo se gastó 10 meses de su sueldo como edil (44 mil pesos mensuales) y un “guardadito” de sus últimas “tres dietas” como diputado federal del PRI (200 mil pesos aproximadamente). Sobre el futuro de la escultura una vez que termine su gestión, dice que si su sucesor quiere quitarla, adelante, “no hay ningún problema”, únicamente que me la tendrá que regresar. “Ya veré si me la llevó a mi casa y ahí la pongo. Así cada que salga me le cuadro a mi mujer y a don Porfirio o en su defecto la donó a algún Ayuntamiento o museo que sí la quiera”, comenta. Díez Franco asegura que entró a la política sin necesidad de dinero porque él se gana la vida vendiendo autos. “Yo de eso vivo cabrón”, dice al reportero. El escultor poblano, Bernardo Luiz cuenta por su parte que no es la primera obra le encarga el alcalde de esta ciudad. Antes le hizo una sirena que se encuentra en el parque Ojo de Agua, y otra del exgobernador, Ignacio de la Llave, de un metro de altura, que está en la oficina del alcalde priista. “Ah mí me han amenazado, del INAH me dijeron que parara yo la colocación de la estatua o me iban a meter a la cárcel. Un día antes, lo volvieron a hacer: “O suspendes el evento o vas al tambo” –le dijeron-, no hicimos caso y la estatua ya está arriba, el permiso (ante el INAH) sigue en trámite. Es un homenaje merecido”. Ignacio Díaz es bisnieto del exdictador. Ronda las ocho décadas, y en los homenajes dirigió un mensaje a sus correligionarios: “No roben y trabajen más”. El descendiente del general, cuyos restos se encuentran en Francia, asegura que el homenaje a su pariente es “más que merecido”, incluso renegó de aquella famosa frase acuñada a Porfirio Díaz: “Mátelos en caliente”. “Él decía que la guerra era la guerra, siempre vivió así, quien ganó…ganó. No mandaba a fusilar a sus enemigos. Tampoco fue un vende patrias”, atajó Ignacio Díaz en el Aula Magna del Palacio de Hierro a donde se concentraron dos tipos de público, la mitad “admiradores” del exdictador y el resto alumnos de preparatoria acarreados para llenar el recinto. En dicha mesa redonda se habló del legado de Díaz en la región, una fábrica hecha en 1892 y que hoy está convertida en un mercado para comerciantes que antes eran informales y el rescate fiduciario del Palacio de Hierro en Orizaba, por el cual Díaz pagó 60 mil pesos en oros a empresarios belgas. El ferrocarril que atraviesa la zona montañosa del corredor industrial Córdoba-Orizaba-Rio Blanco, fue otro motivo de pleitesía para el homenaje al expresidente, en el centenario de su muerte. “Traidor y asesino” En la develación de la estatua y un día después en el Palacio de Hierro, las protestas de militantes del PT y simpatizantes de Morena prevalecieron, entre gritos de “dictador”, “asesino”, “sepan la verdad de la historia”, “indígnense”, “el mayor genocida del país”, “asesino que gritaba mátalos en caliente”, fueron las consignas que se tuvieron que escuchar mientras se desarrollaban los actos protocolarios. Entre la militancia priista tampoco cayó bien la decisión de poner una estatua a Porfirio Díaz, el diputado del PRI, Tonatiuh Pola expresó su rechazó a honrar a Díaz e instó al edil Juan Manuel Díez a pensar “más en el futuro, que en el pasado”. De esa crítica, Díez ataja: “Tonatiuh tendrá nombre de indígena, pero yo siempre lo veo vestido de Armani. La historia se encargará de reivindicar a Díaz como un héroe, yo por la estatua he recibido muchos aplausos”. Dentro del cabildo de Orizaba, integrado por siete ediles, el regidor panista, Antonio Roldán se quejó de que él nunca rubricó el acta por el cual se autoriza el comodato de la estatua para colocarla en la Plaza Bicentenario. Sin embargo, el documento municipal con fecha del 30 de junio sí cuenta con su firma. En el PAN, por ejemplo, el alcalde de Boca del Río, Francisco Gutiérrez de Velasco saltó a la fama al colocar una estatua en el bulevar costero del expresidente Vicente Fox en octubre del 2007, la estatua sería derribada semanas después por militantes priistas, el monumento fue “recolocado” por el cabildo boqueño antes de entregar el gobierno municipal a la oposición. Ahora, Orizaba espera el arribo de más turistas, tener un rating mejor posicionado en el ámbito cultural y el factor “mediático” de ser el primer municipio que rinde homenaje al dictador. Tan sólo el miércoles pasado, fue constante ver a los orizabeños tomarse fotografías con sus móviles del nuevo atractivo turístico. La estatua de Díaz es cuidada día y noche por dos policías para evitar que sea grafiteada o dañada. A la vuelta de ahí, otros dos oficiales de la Policía Municipal –fuertemente armados- resguardan el bar “La Taberna”, donde seis personas fueron acribilladas por un comando armado, la madrugada del 13 de agosto. El edil orizabeño asegura que la reciente balacera en nada repercutirá negativamente con “lo mediático” y “turístico” que generó la estatua de Porfirio Díaz: “Mi policía está para cuidar a los buenos –incluyendo a los turistas- y no para ser guardaespaldas de los malos. Hay en Orizaba tres policías por cada mil habitantes, ¿dime que ciudad tiene esa estadística?”.

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