Arte: Las indiscreciones de "Balón CDMX"

lunes, 23 de mayo de 2016 · 20:41
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Anodina, burda y vergonzosa, la exposición Balón CDMX evidencia la urgencia que existe de diseñar un programa de arte público para la Ciudad de México. Emplazada en el camellón del Paseo de la Reforma, en el tramo que ocupan el Museo Nacional de Antropología e Historia y el Museo Tamayo Arte Contemporáneo, la muestra, auspiciada por el gobierno de la ciudad a cargo de Miguel Ángel Mancera, confirma el desconocimiento y desorientación que existe en su gestión sobre la responsabilidad social del arte en el espacio público. Organizada por la sociedad mercantil Locos por el Arte, S. A. de C.V. y la Federación Mexicana de Futbol Asociación A.C. (Femexfut), la exhibición se realizó con motivo del 66 Congreso de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), que se celebró los días 12 y 13 de mayo en la Ciudad de México. Diseñada a partir del repetitivo concepto de intervenir pictóricamente objetos temáticos de estéticas realistas –propuesta iniciada en 1998 en Zurich, Suiza, con las exitosas vacas de tamaño natural que, en diferentes posturas, invadieron distintos lugares del entorno urbano–, la exhibición está integrada por 64 figuras de fibra de vidrio que reproducen la forma de un balón de futbol. Carentes de toda propuesta escultórica y con dimensiones de 1.50 m de diámetro, los absurdos balones fueron intervenidos, en su mayoría, por pintores e ilustradores poco conocidos en el escenario artístico. Sin documentos públicos o cédulas de presentación que informen sobre los criterios curatoriales, tanto del proyecto como de la selección autoral, la muestra se expande a lo largo de los camellones incrementando la saturación visual que provocan las fotografías en las Rejas de Chapultepec y las campanas escultóricas que, desde 2009, ocupan el camellón central. Con numerosas piezas que se diluyen en el conjunto por la pobreza de su resolución, Balón CDMX descubre necesidades que deben tomarse en cuenta, ya que numerosos artistas aceptaron participar por una retribución de 10 mil pesos: la creación de mecanismos de inclusión en el sistema artístico para artistas emergentes, la implementación de actividades que incidan en el apuntalamiento de valor para creadores de trayectoria media, y el diseño de un programa de arte público que beneficie, sin simulaciones, a la ciudad y a la ciudadanía. Sobresaliente en el conjunto de balones, la pieza intervenida por la excelente grabadora Naunik Sauret provoca no sólo la admiración sino también la reflexión sobre la ingratitud del sistema institucional. Concebido bajo el título de las Huellas del tiempo, el balón pierde su vulgaridad al convertirse en soporte de dibujos y papeles estampados que remiten a las improntas que podrían haber dejado los tacos de madera. Sutil, como todas las estampas de Sauret, el esférico se transmuta en huellas etéreas que, con sus transparencias, disimulan la insulsa estética de la muestra auspiciada por el jefe de gobierno.

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