La desolación arrebata espacios al pico y la pala

jueves, 21 de septiembre de 2017 · 18:50
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Desolación, resignación y dolor se han apoderado de muchas calles de la Ciudad de México. Algunos vecinos cuyos edificios resultaron dañados ingresan de prisa a sus departamentos en un intento por salvar alguna cosa, algo de lo vivido en esos lugares. La orden es desalojar para que las autoridades revisen la estructura o, de plano, demoler. Dos días después del sismo, un inmueble que se localiza en la calle Enrique Rébsamen esquina con avenida Xola fue desalojado. Las 18 familias que lo habitan lograron sacar parte de sus pertenencias, pero permanecen frente al edificio por temor a la rapiña. Una cuadra más adelante, sobre la misma avenida Rébsamen, cruzando la calle La Morena, arribaron elementos del grupo de rescate conocido como Topos, acompañados del Ejército y la Marina. Intentan hallar con vida a una persona que quedó entre los escombros de un edificio que se derrumbó. Los tres inmuebles contiguos fueron desalojados anoche. Dos calles más adelante, en la esquina de La Morena y Nicolás San Juan, un edificio habitacional de más de diez pisos fue desalojado el mismo día del sismo para ser demolido. Se desgajó la parte frontal. Se asoman algunos muebles y ropa de quienes lo habitaron. En el perímetro de la zona se encuentran elementos del Ejército, quienes intentan convencer a los vecinos para que abandonen el edificio contiguo y evitar otra tragedia. Ellos se niegan. Sobre la calle Torreón había un edificio de siete pisos, en el primero un salón de belleza y en el resto oficinas. Se cayó completo. De entre los escombros fueron sacadas con vida cinco personas el mismo día del sismo de magnitud 7.1 que cimbró a la ciudad. Un día después los rescatistas sacaron el cadáver de una joven. Esta mañana las autoridades tomaron la decisión de remover con trascabos lo que quedó del inmueble. Ahora sólo hay una plataforma con huellas de catálogos de cortes de cabello y la papelería de un centro de reclutamiento de personas. La calle contigua es Tanana. Los habitantes de 12 edificios que se encuentran al lado fueron desalojados ante el peligro de que se derrumben. La calle, como muchas otras, luce sola. De vez en vez se permite el paso a algunos de los inquilinos para que ingresen por menos de cinco minutos y tomen algunas de sus pertenencias. A la vuelta de la calle Tanana se encuentra la avenida Casa del Obrero Mundial. Ahí fueron desalojados otros tres edificios por el desgajamiento en sus paredes. Todo el perímetro donde se concentraron durante dos días cientos de voluntarios para remover los escombros del edificio de Torreón, ahora se encuentra abandonado. Cesó el golpeteo del cincel, el pico y la pala. El silencio se apoderó del lugar. La desolación se siente a flor de piel.

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