El factor Anaya sigue dividiendo al PAN

miércoles, 22 de noviembre de 2017 · 11:35
Mientras algunos panistas ya ven a Ricardo Anaya como candidato del Frente Ciudadano por México, otros, como el queretano Manuel Ovalle Araiza, recuerdan el origen priista del controvertido dirigente blanquiazul. Él ha hecho su carrera a partir de la simulación, del engaño y la traición, sostiene Ovalle. Otros, como el veterano Juan José Rodríguez Prats, sin dejar de reconocer los méritos de Anaya, dice que los militantes de Acción Nacional son quienes deben decidir quién será su candidato. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Ricardo Anaya Cortés formó parte, en su natal Querétaro, de las juventudes priistas y ahora, como jefe máximo en el Partido Acción Nacional (PAN), actúa como si ya se hubiese consumado el “autodedazo” para ser el candidato presidencial del Frente Ciudadano por México. “¡Presidente, presidente, presidente!”, le gritan cada vez con más frecuencia en actos panistas y de la alianza con el PRD y Movimiento Ciudadano, como ocurrió el miércoles 15, cuando mujeres de varios estados lo abrazaron, besaron y se tomaron fotos con él. “¡Lo queremos de presidente! ¡Sabemos que va a dar todo!”. –Muchas gracias, gracias –respondía Anaya, ruborizado y sonriente, estrujado por las mujeres que, durante media hora, se le entregaron en el Colegio de San Ildefonso, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde la alianza organizó el encuentro “Mujeres al Frente”. Al grupo lo trajo a la Ciudad de México la secretaria panista de Promoción Política de la Mujer, la senadora Marcela Torres ­Peimbert, queretana como Anaya, quien lo ve no sólo como candidato, sino como presidente de México. –¿Y tiene con qué? –pregunta el reportero. –¡Por supuesto! Brillantez, ética, responsabilidad, frescura, compromiso. –¿Y qué otras prendas tiene? –¡Qué más quieres! ¡Qué más quieres! Repito: inteligencia, integridad, ética, altura moral, frescura, responsabilidad, compromiso. Pero hay quienes rechazan esta descripción. Uno de ellos es Manuel Ovalle Araiza quien, como Torres Peimbert y Anaya, es también prominente panista de Querétaro: “Ricardo ha hecho su carrera a partir de la simulación, del engaño y la traición”. Ovalle Araiza, quien revela a Proceso que hace dos décadas convenció a Anaya de dejar las juventudes priistas y militar en el PAN, afirma que éste ya es el “candidato de facto del Frente”, porque ha aprovechado “la perversión” de su partido, que “ya es de clientelas”, desprovisto de procesos internos democráticos para elegir a sus candidatos y dirigentes. Exdiputado federal y, hasta hace un mes, coordinador de asesores del gobernador de Chihuahua, Javier Corral, el panista queretano no duda que Anaya logrará su objetivo. “Toda su presidencia del partido ha estado determinada por lograr este proyecto personal de ser candidato de Acción Nacional y en este caso también del Frente”. –¿Tiene posibilidades de ganar y ser presidente de México? –(El Frente) es una fuerza que puede presentarse como una esperanza a la mitad del espectro político, entre lo que muchos consideran un iluminado que representa más ese nacionalismo revolucionario que ha estado rebasado, como es Andrés Manuel López Obrador, y el sistema corrupto-corruptor del PRI. “Entonces, si ellos logran presentarse como una fuerza que renueve cierta esperanza en un sector importante de la población, sí tiene posibilidades. Pero no creo que va a ser así, porque la de Anaya ha sido una presidencia del partido muy impositiva, que ha subordinado todos los intereses generales y personales de muchos militantes, y por tanto va a salir muy debilitado conforme se vayan concretando las candidaturas locales.” Sangre priista  Ovalle fue secretario de gobierno del ayuntamiento de Querétaro encabezado por Francisco Garrido Patrón –exesposo de Torres Peimbert–, en 1997, en el que Anaya fue director del Instituto de la Juventud y luego Ovalle lo hizo secretario particular como gobernador (2003-2009), posición en la que acumuló un enorme poder. Cuando lo conoció ese año, 1997, Anaya no era panista, sino que formaba parte de un grupo de jóvenes que lideraba el priista José Francisco Chepo Alcocer Aranda, secretario de Enrique Burgos cuando fue gobernador –hoy es senador del PRI–. “De hecho cuando yo lo convencí para que entrara era una discusión entre si él se quedaba en el PRI o intentaba entrar al PAN. Él se acerca al PAN cuando ganamos la presidencia municipal y ganamos la gubernatura, en 1997”, recuerda Ovalle, quien asegura que Anaya no participó en la campaña y se acerca a Garrido, porque era su vecino en el Club Campestre. “Él (Anaya) se aparece en su oficina para que le dieran oportunidad de trabajo. Estuvo haciendo antesala mucho tiempo hasta que Paco lo invitó como director del Instituto Municipal de la Juventud. Yo lo conocí cuando hacía antesala y lo conocí mejor, porque fui secretario de gobierno de esa alcaldía.” –¿Pero fue militante priista o sólo simpatizante? –No sé qué grado tenía de compromiso, lo que sí sé es que estaba en este grupo de jóvenes priistas que estaba capacitando Chepo Alcocer. –¿Usted lo convenció de entrar al PAN? –Sí. Él ya no lo reconoce, porque dice que Paco Garrido lo invitó, porque eso le da más caché, ¿no? –Entonces un joven priista se puede convertir en el candidato presidencial del PAN. –Ese no es el dato más importante. El dato clave es su forma de actuar y el poco valor que tiene su palabra. A la gran mayoría de la gente, incluyendo a los líderes de opinión, no les importa, pero para mí es un dato muy significativo que se subordine el interés superior de una institución a los fines personales. Esta distorsión ética es muy grave, porque retrata inmadurez emocional e intelectual. Ese dato se me hace, además, muy peligroso. Ovalle Araiza advierte que la manera de Anaya de procesar la coalición electoral con el PRD y MC está generando muchas inconformidades en varios estados, como en Morelos, donde el Consejo Estatal resolvió, casi por unanimidad, rechazar la alianza, no sólo porque Graco Ramírez ha sido un pésimo gobernador, sino porque quiere imponer como candidato a sucederlo a su hijastro Rodrigo Gayosso. Pero, añade, Anaya propició una ruptura en el PAN con la renuncia de Margarita Zavala y habrá otras. “Seguramente se van a manifestar otras escisiones a lo largo de la campaña con gente que no está de acuerdo con esta perversión del partido y esta ­subordinación de la institución al proyecto personal de Anaya”. Las dificultades del Frente  En efecto, además de Morelos, hay inconformidades de panistas en al menos la mitad de los estados del país, como en San Luis Potosí, donde se niegan a respaldar a Ricardo Gallardo, el alcalde perredista de la capital del estado, quien busca relegirse, o en Michoacán, donde el gobernador Silvano Aureoles, también aspirante presidencial, es repudiado por el panismo local. Las inconformidades en los estados han tratado de contenerse con la operación política que hacen los secretarios generales del PAN y PRD, Damián Zepeda y Beatriz Mojica, quienes citan a los presidentes de los partidos en la Ciudad de México para instruirlos a pactar. Pero también hay inconformidad en el panismo por la indefinición del método para definir al candidato presidencial del Frente Ciudadano por México. Si bien el PAN registró ante el Instituto Nacional Electoral (INE) que sea el ordinario –elección de los militantes–, Anaya insiste en que será la coalición la que lo determine. El más airado impugnador del método es Rafael Moreno Valle, el expriista gobernador de Puebla, quien exige que sea mediante una elección abierta a la ciudadanía, algo que rechazan el propio Anaya y los presidentes del PRD, Alejandra Barrales, y de MC, Dante Delgado, por los riesgos de que el PRI meta las manos. Con una intensa campaña propagandística que inició desde que dejó la gubernatura, en febrero, Moreno Valle ha sumado a su reclamo de elección abierta al perredista Aureoles, y aun al jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera. Más aún: el viernes 17, un día antes de que PAN y PRD sesionaran para aprobar la coalición electoral, Moreno Valle se reunió con Mancera y con la expanista Margarita Zavala en el restaurante Balmoral, de Polanco, un encuentro que desató todo tipo de especulaciones. “No podemos darle un madrazo al Frente”, repite el exgobernador de Puebla, en alusión a que Anaya pretende convertirse en candidato presidencial desde la presidencia del PAN, como lo hizo el priista Roberto Madrazo y que, en la elección de 2006, lo derrumbó al tercer lugar, algo –dice– que le puede pasar a ese partido. Aunque de manera menos airada, los otros tres aspirantes a la candidatura, Juan Carlos Romero Hicks, Ernesto Ruffo y Luis Ernesto Derbez, también exigen que se defina un método para seleccionar el candidato, que en primer lugar debe hacerse en el PAN. El presidente de la Comisión de Doctrina de Acción Nacional, Juan José Rodríguez Prats, rechaza el plan de Anaya de que el método de selección del candidato quede en manos de la coalición formada con PRD y MC, porque su partido debe diferenciarse de sus contendientes y hacer un proceso democrático. –¿Qué pasaría si hay una imposición o autoimposición? –Híjole, no sé. Esto no lo tengo contemplado en mi radar, pero pudiera profundizar una mayor crisis en el partido. –¿Y una eventual derrota? –Sacaríamos un candidato que no tenga legitimidad. “Dedazo no” En entrevista la tarde del viernes 17, un día antes de la sesión extraordinaria del Consejo Nacional, Rodríguez Prats tenía previsto proponer a ese máximo órgano de dirección del PAN la celebración de una contienda interna para definir al candidato presidencial, al que se sumarían el PRD y MC. “Si se hace una alianza en la que PRD y MC reconocen el derecho del PAN de elegir a su candidato a la Presidencia por estar mejor posicionado en el electorado, entonces el PAN puede ir a un proceso interno. Si Anaya quiere contender, que se inscriba y debata con Romero, Derbez, Ruffo y Moreno Valle, y una comisión electoral conduzca el proceso con toda transparencia y con respeto a nuestros ordenamientos internos.” –¿Y si eso no ocurre? –Sinceramente no veo otra salida más que esa. ¿Se van a poner de acuerdo Dante Delgado y Alejandra Barrales? ¿Quieren que sea Anaya? En el PAN surgirían inconformidades. Con 23 años de militar en el PAN, luego de estar casi el mismo tiempo en el PRI, Rodríguez Prats advierte que no es posible quitarles a Romero, Derbez, Ruffo y Moreno Valle el derecho a participar, pero además su partido y eventualmente el Frente deben diferenciarse de sus contendientes. “A mí me encantaría que ellos puedan caminar por toda la República para sacar el candidato y contrastarnos con el PRI, que está esperando el dedazo de Peña, y Morena que está esperando el autodestape de Andrés Manuel”, subraya. Conocedor de la doctrina panista, el exdiputado y exsenador, quien ha protagonizado las confrontaciones más intensas con Felipe Calderón, como en el Consejo Nacional de abril, no ve viable una elección abierta para seleccionar al candidato presidencial, como plantea Moreno Valle, ni tampoco cree que sea adecuado seleccionarlo mediante encuestas. “Para mí sería una lección importantísima que los tres o cuatro precandidatos recorran el país y en cada capital se reúnan los panistas para escuchar, sería un mensaje de aliento a la militancia del PAN en efervescencia, que es lo que requerimos para ganar la Presidencia”. –¿Y si es inevitable la imposición de Anaya? –Le tengo simpatía, tiene muchas cualidades, pero tenemos que darle su lugar al militante panista. He caminado por todo el país y percibo que hay molestia del panismo que no sabe qué está sucediendo. El panismo tiene una tradición de reflexión, de debate. La única forma de que podemos preservar la congruencia, que es la virtud en política por antonomasia. Sobre los señalamientos de Moreno Valle, Rodríguez Prats muestra su desprecio: “No tienen mayor trascendencia sus declaraciones, porque nunca hizo el mínimo esfuerzo para entender lo que es el PAN. Llegó con su mentalidad priista, con su actitud priista y actuó como priista siempre”. Concluye: “En su libro La fuerza del cambio, si es que le podemos llamar libro a ese álbum de fotos, no hay ni siquiera una idea de Manuel Gómez Morín, ni de principios del PAN, siquiera por recomendación de alguien. Nada. Ni de chiripada”. Este reportaje se publicó el 19 de noviembre de 2017 en la edición 2142 de la revista Proceso.

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