David Antón, escenógrafo (1924-2017)

lunes, 8 de enero de 2018 · 10:38
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El pasado jueves murió el escenógrafo más prolífico de México, David Antón. Su actividad teatral, iniciada en 1954 con Escuela de cortesanos de Wilberto Cantón, culminó con el libro En los caminos del teatro. Las escenografías de David Antón, que la editorial Escenología publicó en 2013 donde reúne bocetos, fotos y diseños de muchos de sus trabajos. Antón recorrió todos los géneros y múltiples maneras de hacer teatro. Estuvo cercano al teatro universitario donde exploró diseños de escenografía e iluminación con el director Seki Sano en la obra La mandrágora, que estrenaron en 1956 en el Teatro el Caballito, y en Ana Karenina, cuyas propuestas expresionistas enriquecían la escena mexicana. Fue autor de la escenografía de Despertar en primavera que Juan José Gurrola estrenó en enero de 1960 con el grupo de teatro de la Escuela Nacional de Arquitectura y con la que se inauguró el Teatro de la Ciudad Universitaria. También trabajó con este director en otras obras como Bajo el bosque blanco (1962) y Ay, papá, pobre papá, estoy muy triste porque en el clóset te colgó mamá (1964). Su trabajo con Manolo Fábregas en el teatro comercial fue extenso e inició en 1961 con la obra Cosas de papá y mamá. En 1963 estrenaron en el Teatro del bosque El oído y el ojo público, y el historiador Armando de María y Campos comparó la propuesta escenográfica de esta obra con el montaje que vio en Londres: “fue mejor escenografía corpórea que la que usaron los ingleses”, comentó en su columna. También fue responsable en 1984 de la escenografía de Amadeus en el teatro San Rafael, propiedad de los Fábregas, donde brilló el duelo actoral entre padre e hijo: Rafael Sánchez Navarro como Mozart y Manolo Fábregas interpretando a Salieri. David Antón también fue responsable de diversas escenografías de autores mexicanos, desde Wilberto Cantón –que fue su mentor–, a Luis G. Basurto –autor de Asesinato de una conciencia dirigida por José Solé en 1969 y Cadena perpetua, por él mismo–. Fue responsable de la escenografía de Calaca en 1974 de Hugo Argüelles y de Álbum de María Engracia de Emilio Carballido, dirigida en 1984 por Solé. Junto con otros directores incursionó en propuestas escenográficas recorriendo diferentes estilos. Con el director Xavier Rojas colaboró en la obra Bodas de sangre en 1976 en el Palacio de Bellas Artes y su escenografía fue duramente criticada por Rafael Solana, argumentando que, por quererse hacer muy original, parecía una casa de dulce como la de Hansel y Gretel. Antón hizo inmensas escenografías, en ese intento de reproducir, desde el realismo, casas, calles, jardines, estaciones de trenes y palacios. Con paneles y telones construía grandes espacios, respondiendo a la estética del momento, y continuó con ese reto hasta sus últimas obras. Sobresalen por ejemplo sus telones y construcciones del musical Hello Dolly, dirigida por José Luis Ibáñez en 1994, El eclipse de Carlos Olmos dirigida por Xavier Rojas en El Granero en 1990, y la comedia musical Una Eva y dos patanes dirigida por Eugenio Derbez en el Teatro Insurgentes en el 2008. David Antón diseñó más de 600 escenografías y trabajó sin descanso hasta unos cuantos años antes de su muerte. Recibió la medalla Bellas Artes y múltiples premios. Es admirable su actitud ante el teatro como trabajo colectivo, y su creatividad en infinidad de escenografías. Este texto se publicó el 7 de enero de 2018 en la edición 2149 de la revista Proceso.

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