Tras esta marcha hay ideales a prueba de balas: estudiantes

jueves, 13 de septiembre de 2018 · 22:45
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Esta vez la angustia y el miedo no permeó entre los estudiantes como aquella tarde de 1968, cuando miles de universitarios salieron a la calle para protestar contra las amenazas de represión del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz. La tarde nublada de este jueves fue distinta: No hubo temor a la represión, pero sí la consigna de acabar con los porros, quienes el pasado lunes 3 sembraron miedo entre alumnos del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Azcapotzalco, frente al despacho de la máxima autoridad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). No hubo tensión, pero sí el mismo coraje y la misma lucha para exigir la solución a problemas que arrastra la UNAM y otras instituciones académicas, como la constante violencia y el autoritarismo de los directivos. Los alumnos demandaron espacios y el replanteamiento de su papel en los procesos democráticos de los planteles. Una serpiente multicolor avanzó por Paseo de la Reforma, a la altura del Museo Nacional de Antropología e Historia, hasta el Zócalo capitalino. Resaltaron los tonos azul y oro de la UNAM, el guinda del Instituto Politécnico Nacional (IPN), el verde de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y los rojinegros de la Autónoma de la Ciudad de México (UACM). Acompañaron a los estudiantes rostros tristes y esperanzados de los padres de los 43 normalistas desaparecidos hace cuatro años; los veteranos activistas de aquel 68; los machetes de Atenco con su protesta antiaeropuerto; los sin hogar a causa del sismo del 19 de septiembre del año pasado, y hasta un contingente de anarquistas que esta vez cumplió con los organizadores y no rompió un solo un vidrio. En la vanguardia de la marcha –que según las autoridades capitalinas reunió a 23 mil personas-- caminaron los estudiantes del CCH Azcapotzalco ("la tumba del porrismo"), quienes detonaron la protesta universitaria que en menos de 15 días mostró su músculo por segunda ocasión. La lluvia, que por momentos arreciaba, amenazó a la marcha, pero no le impidió avanzar. Las gotas mojaron mantas y cartulinas que fraseaban: "Tras esta marcha hay más que protestas, tras esta marcha hay ideales, y éstos son a prueba de balas". O: "Ser estudiante en México es un crimen que se paga con la muerte". Y la proclama: "¡Óyeme, mírame, escúchame gobierno!". Escuelas privadas como la Ibero, el ITAM y el Tecnológico de Monterrey se hicieron presentes con el mensaje claro: "Donde sufre una, sufrimos todas". Y así el discurso gráfico, hasta que el silencio de la marcha conmemorativa se rompió en el anti-monumento de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, Guerrero. Ahí se mencionaron sus nombres, se contó del 1 al 43 y se gritó: "Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos. ¡Justicia!". Después vinieron los "cachún, cachún", los "Goya", el coro de Azcapotzalco: "Universidad pública y gratuita, científica y social, sin porros, a huevo”. Los del Comité 68 recordaron viejos gritos como: "Che, Che, Che Guevara, Díaz Ordaz a la chingada". "Ho, Ho, Hi Chi Minh...". Los gritos, el coraje, las consignas y los recuerdos desembocaron en el primer cuadro de la Ciudad de México con sus adornos patrios y sin un acto de violencia. En el templete colocado frente a Palacio Nacional, tomaron el micrófono los universitarios, los padres de estudiantes asesinados de la UNAM, los padres de los 43 y el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra. Todos coincidieron en el alto a la violencia y la erradicación de porros de las instalaciones universitarias. El viejo lobo de lucha Víctor Guerrero, del Comité 68, resumió el acto de este 13 de septiembre: "Hace 50 años el silencio fue más fuerte que las bayonetas. Hoy, los estudiantes acallaron la violencia de porros y autoridades... Hoy decimos ya basta al porrismo, de esa lacra social. Así como se acabó el PRI, se deben acabar los porros... ¡vivan los estudiantes!".

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