May 'pende de un hilo muy fino”

domingo, 16 de diciembre de 2018 · 09:23
LONDRES (proceso.com.mx).- Gran Bretaña se acerca cada vez más al abismo a causa de un caótico Brexit, luego que la primera ministra británica, la conservadora Theresa May, decidió suspender en el último momento un voto clave en el Parlamento sobre el acuerdo de salida de la Unión Europea (UE), ante una masiva oposición a ese pacto por parte de los legisladores. La jefa del Gobierno –quien, ante el desafío a su liderazgo, el pasado 12 de diciembre ganó una votación dentro de su Partido Conservador (con una mayoría de 83 votos, o el 63%)--, decidió demorar el sufragio parlamentario que le compró algo de tiempo para embarcarse así en una ronda de negociaciones de último momento con sus colegas europeos en un intento final por salvar el polémico acuerdo. May decidió volver a Europa para pedir “más garantías” para el llamado backstop, el compromiso aceptado por ambas partes en diciembre de 2017 para no establecer una frontera física en la isla de Irlanda cuando se inicie el Brexit, que dejará a Irlanda del Norte fuera de la UE y a la República dentro. Esa garantía es considerada como necesaria si la UE y el Reino Unido no llegan a un acuerdo de libre comercio para cuando finalice el período de transición del Brexit en 2020. May había propuesto un backstop que permitiera que todo el Reino Unido permanezca dentro de la unión aduanera de la UE, al tiempo que Irlanda del Norte mantenga algunos aspectos del mercado común. En medio de las negociaciones, unos 48 parlamentarios conservadores presentaron una carta de “no confianza” en la primera ministra, quien enfrentó un voto interno de su partido. Finalmente logró ganarlo con 200 votos a favor, y 117 en contra. luego de prometer que no se presentará como jefa del partido para las próximas elecciones generales, previstas para 2020. May busca que los gobernantes europeos le garanticen que dicho backstop nunca sea utilizado, aunque los expertos han indicado que esa garantía por escrito no sería jurídicamente vinculante. Los opositores al acuerdo consideran que el backstop dejará al Reino Unido “atrapado indefinidamente” dentro del mercado común y la unión aduanera, sin posibilidad alguna de salir debido a que esa decisión debería ser autorizada por ambas partes, y no de forma unilateral. Tras la decisión del gobierno de demorar el voto sobre el acuerdo del Brexit luego de cinco días de intensos debates en la Cámara de los Comunes, la residencia oficial de la Primera Ministra, el número 10 de Downing Street, indicó que la votación podría demorarse ahora hasta finales de enero. Ello reduciría aún más el tiempo disponible para que la legislación del Brexit sea ratificada en el Reino Unido, como también en el Parlamento europeo, aumentando la opción de un “no acuerdo”, con consecuencias económicas y sociales catastróficas para el país.  Ante la oposición de más de 100 parlamentarios conservadores al acuerdo del Brexit, May se vio forzada a cancelar la votación en la Cámara de los Comunes, una medida calificada como “humillante” por analistas políticos y editorialistas, quienes coincidieron que la autoridad de la primera ministra “pende de un hilo muy fino”. La jefa del Gobierno hizo el anuncio de último momento en una ponencia ante los Comunes, en la que indicó que escuchó “con mucho cuidado lo que se dijo en el Parlamento”. “He decidido entonces suspender esta votación, porque de otro modo el acuerdo hubiera sido derrotado por un amplio margen”, dijo May ante los abucheos y silbidos de los legisladores. El jefe de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, amenazó por su parte a la Primera Ministra que si vuelve al Parlamento sin haber logrado cambios sustanciales al acuerdo “este será derrotado masivamente” en una votación. “Volver con este acuerdo fallido, ya sea la semana próxima o en enero, no cambiará los errores fundamentales del pacto que rechaza este Parlamento, y que van más allá del llamado ‘backstop’”, subrayó Corbyn. Además, indicó que en caso que May falle en su intento de re-negociar el acuerdo con sus colegas europeos, la bancada opositora presentará una moción de “no confianza” en la mandataria. “Si ella regresa sin cambios significativos (al acuerdo del Brexit), habrá perdido de forma decisiva la confianza del Parlamento”, destacó el jefe del Laborismo. Esa posición es similar a la que mantienen los nacionalistas escoceses del SNP bajo el liderazgo de Nicola Sturgeon, quien indicó que también se sumará a una eventual moción de “no confianza” al Gobierno. Por su parte, los parlamentarios pro-Brexit y más euroescépticos, dudaron que May pueda conseguir más garantías de los gobernantes europeos, luego que las autoridades de la UE reiteraron que no reabrirán las negociaciones. El legislador ultra-conservador Jacob Rees-Mogg, uno de los parlamentarios más críticos del Gobierno, dijo que la decisión de May de suspender el voto “fue una de las más humillantes y despreciables” para el Gobierno. “La Primera Ministra ya no puede gobernar este país porque ni siquiera tiene las agallas para presentar su acuerdo del Brexit ante los parlamentarios y que estos decidan en un voto”, sostuvo el diputado. Fuentes del Gobierno consultadas por la BBC de Londres también expresaron serias dudas acerca de la riesgosa estrategia de May, al considerar que la UE no se ha comprometido aún a nada, cuando queda cada vez menos tiempo antes del plazo final del 29 de marzo de 2019. “Pareciera que no hay ningún plan concreto. Está todo como en el aire”, indicó un secretario a la cadena pública. Lo cierto es que como parte de su nueva gira europea, May se reunió con el primer ministro holandés y fuerte aliado del Reino Unido, Mark Rutte, con la canciller alemana, Angela Merkel, como también con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y de la Comisión europea, Jean-Claude Juncker. La visita no incluyó al presidente francés, Emmanuel Macron, quien batalla un frente interno por sendas protestas en su país de los llamados “chalecos amarillos”. Tusk indicó que permitirá a May discutir sobre el Brexit, pero dejó en claro que “hay límites” acerca de lo que la UE puede hacer. “No vamos a negociar el acuerdo, incluyendo el tema del ‘backstop’, pero estamos listos para discutir cómo podemos facilitar la ratificación del pacto por parte del Reino Unido. Como cada vez hay menos tiempo, también discutiremos nuestros preparativos para un escenario ‘sin acuerdo’”, indicó Tusk en un mensaje a través de su cuenta personal de Twitter. Luego de la decisión de May de suspender la votación clave en el Parlamento, el valor de la libra esterlina se desplomó a su nivel más bajo en 20 meses frente al dólar y al euro, generando cada vez más incertidumbres entre inversores y el sector empresarial del país. Al respecto, la Cámara de la Industria británica (CBI) indicó que la demora en votarse el acuerdo del Brexit “es un duro golpe” para las empresas, ya que facilita que el Reino Unido “caiga en una crisis nacional” sin precedentes. Aunque no hay una fecha específica para que el Parlamento británico vote el acuerdo antes de que Gran Bretaña abandone la UE el 29 de marzo próximo, el Gobierno debe dejar tiempo suficiente para que se ratifique el documento de 585 páginas y el acuerdo político de 26 folios que establecieron Londres y Bruselas. En caso que el acuerdo del Brexit no sea aprobado por el Parlamento, May podría enfrentar una moción de “no confianza” y verse obligada a renunciar, llamando a elecciones generales. La Primera Ministra ha reiterado que descarta la opción de un segundo referendo para que la población decida finalmente si aprueba el acuerdo o permite que el Reino Unido permanezca dentro de la UE. La posibilidad de un segundo referendum, que es la segunda opción del Laborismo detrás de una elección general, está ganando cada vez más apoyo entre los medios de prensa, analistas y la población en general. Según el último sondeo de opinión al respecto la mayoría de los británicos cree ahora que el Reino Unido estaría mejor si sigue dentro de la UE. De acuerdo a la encuesta elaborada por la consultora BMG Research para el semanario Independent on Sunday, de los 1.508 entrevistados, un 52% considera que el país tendría que seguir dentro del bloque comunitario, y de esa manera evitarse una catástrofe económica y social. En tanto, el 40% se mostró a favor de que el país abandone la UE, y un 6% aún no tiene una posición clara al respecto. El informe, publicado el pasado 9 de diciembre, reveló además que el apoyo a seguir dentro de la UE ha crecido mes a mes desde los últimos seis meses, y superó en diciembre la marca del 50% debido a que, según la encuesta, la población se está dando cuenta de los graves riesgos del Brexit para la economía. El sondeo también indicó que cerca de la mitad de los británicos (un 49%), cree que el acuerdo de salida de la UE presentado por May “es muy malo” para Gran Bretaña. Sólo un 13% consideró que dicho acuerdo es “bueno”, mientras que para un 23% de los entrevistados “no es bueno ni malo”. Tras ser consultados acerca de si los parlamentarios deberían apoyar o rechazar ese pacto, el 43% dijo que preferiría el acuerdo fuera rechazado, un 26% que sea aprobado, en tanto que un 31% aún no tiene clara su posición. El 44% de los británicos consideró además que May “podría haber conseguido un mejor acuerdo”, mientras que para el 27% la UE no iba a ser una mejor oferta a Londres. En todo caso, el sondeo destacó que para el 43% de los consultados, si el pacto por el Brexit no es aprobado por el Parlamento, May debería renunciar a su cargo, aunque el 36% opinó lo contrario y pidió que la mandataria permanezca en su puesto para evitar más incertidumbres e inestabilidad política. Con respecto a las opciones que tiene el Gobierno en caso de que el Parlamento no apruebe el acuerdo, la población está dividida acerca de las tres posibilidades más consideradas: un segundo referéndum; la opción de salir de la UE sin acuerdo alguno, o de lograr un acuerdo al estilo de Noruega, esta última una alternativa muy compleja que permitiría a Gran Bretaña acceder a muchos de los beneficios del mercado común europeo, a cambio de aceptar el libre movimiento de personas y cumplir con regulaciones del bloque sin poder decidir sobre ellas. La encuesta indicó que un 46% de los británicos está en contra de un segundo referéndum, frente a un 30% que dijo estar a favor, en tanto que el 44% se opone a la opción de un “no acuerdo” con la UE, comparado con el 37% que opina lo contrario.  En cuanto a un acuerdo al estilo de Noruega, el 41% rechazó esa posibilidad, frente al 39% que dijo ser favorable a la misma. Una señal de cuán difícil es para el Gobierno de May lograr un acuerdo del Brexit que consiga el apoyo mayoritario de la población y de los parlamentarios, quedó en evidencia en una de las preguntas de la encuesta, que pidió a los consultados determinar cuál creen es el aspecto más importante que May debería conseguir en un pacto final de salida.  Para la mayoría de los británicos, las prioridades fueron “controlar la inmigración” y mantener “relaciones comerciales sin fricción con la UE”, dos aspectos que son mutuamente excluyentes debido a las llamadas “líneas rojas” establecidas por la UE y el Reino Unido en las negociaciones. Los próximos días y semanas serán claves tanto para el Gobierno de May como para el futuro de Gran Bretaña, que se juega la estabilidad y prosperidad económica de su población, o una peligrosa caída al abismo.

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