Condena la ONU el supremacismo blanco y el discurso de odio en EU

martes, 6 de agosto de 2019 · 13:55
GINEBRA (apro).- La oficina de la Alta Comisionada de la ONU para Derechos Humanos, Michelle Bachelet, condenó de la manera más enérgica el discurso de odio y el supremacismo blanco en Estados Unidos que pudo haber motivado la masacre en El Paso, Texas, en la que murieron 22 personas, incluyendo 8 mexicanos. "Condenamos inequívocamente el racismo, la xenofobia y la intolerancia en todas sus formas, incluida la supremacía blanca", dijo en rueda de prensa en Ginebra Rupert Colville, portavoz de la Alta Comisionada. "Y llamamos a los estados en general, incluido Estados Unidos, a tomar medidas positivas para erradicar el discurso de odio y la discriminación", urgió. Colville, al ser cuestionado por Proceso, dijo que dependiendo de las investigaciones en curso, la masacre de El Paso podría constituir un crimen de odio originado por el discurso antiinmigrante que ha utilizado Trump desde que inició su campaña electoral que lo llevó a la presidencia. El responsable de la matanza de El Paso publicó un manifiesto en internet antes del ataque en el que defendía la necesidad de los "blancos" de detener la "invasión" de inmigrantes, especialmente la de los hispanos. En este contexto destaca lo ocurrido en un mítin político el pasado 9 de mayo en el que Trump se lamentaba de la situación de los migrantes en la frontera sur y lanzó al aire la pregunta: “¿Cómo se puede detener a estas personas (migrantes)?” («But how do you stop these people?»), a lo que alguien entre el público contestó : “¡Disparándoles!”(«Shoot ‘em!»). Trump, en lugar de condenar el grito, contestó con senda carcajada plagada de cinismo y señalando al interlocutor. Después de reírse, intentó desentenderse y cambiar de tema, pero su nefasta actitud quedó grabada. Colville, quien también lamentó la matanza en Ohio extendiendo condolencias a los familiares de las víctimas, llamó a los gobiernos de todo el mundo y a quienes administran redes sociales a evitar que se utilice el discurso de odio contra las minorías, incluidos los migrantes y los homosexuales. En general, “las autoridades tienen la responsabilidad de asegurarse que sus acciones ni sus actitudes en público contribuyan en modo alguno a los estereotipos negativos que conducen a la discriminación, o en este caso, las prácticas violentas”. “Nos preocupa que este tipo de mensajes no sólo estigmatizan y deshumanizan a las minorías, migrantes, refugiados, mujeres, LGBT, y ‘otros’, sino que además dejan a las personas y las comunidades de las que son blanco expuestas al riesgo de represalias y ataques. Eso se aplica a cualquier autoridad, en cualquier lugar’’, aclaró. Además, en enero del 2018 la Oficina de la ONU que vela por los derechos humanos calificó de "racistas" los comentarios de Trump sobre El Salvador y Haití, países sobre los que dijo que son "agujeros de mierda". Colville aseguró que semejante comentario “no se trataba de una cuestión de lenguaje vulgar, sino de abrir la puerta al peor lado del ser humano, así como de validar e incluso fomentar el racismo y la xenofobia". "No se puede denigrar a países y continentes enteros como 'agujeros de mierda', cuya población no es bienvenida por no ser completamente blanca", continuó Colville. Según el portavoz, aquellos comentarios de Trump “no son aislados” y se enmarcan en un posicionamiento claramente xenófobo del presidente estadunidense. "Como los anteriores comentarios sobre los mexicanos, los musulmanes y contra grupos enteros con base en la nacionalidad, la religión, y su rechazo a condenar claramente las acciones antisemitas y racistas de los supremacistas blancos en los ataques de Charlottesville’’, argumentó. En agosto de 2017 un simpatizante neonazi embistió con su automóvil a los manifestantes antirracistas, matando a una mujer de 32 años y dejando 19 heridos, pero el líder de la Casa Blanca se quedó corto y no llamó a los hechos por su nombre. “Todo esto va contra los valores universales por los que el mundo tanto ha luchado por establecer desde la Segunda Guerra Mundial", afirmó Colville en aquella ocasión que hoy más que nunca toma relevancia ante los sucesos del fin de semana en Texas y Ohio.

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