TOLUCA, Edomex. (apro). - Al menos seis investigaciones de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) son las que tienen abiertas en contra de Óscar “N”, por el posible asesinato de su propio padre, de cuatro mujeres y el padre de una de ellas. El fiscal Alejandro Gómez indicó que, si bien sólo una de ellas se ha judicializado, existen tres carpetas de investigación abiertas por cada uno de los cuerpos encontrados en el domicilio de la calle Ponciano Díaz 136, en Villas Santín de la capital mexiquense, el pasado 1 de noviembre. Además, expuso, “lo tenemos relacionado con el homicidio de su propio padre que data de 2006, de otra muchacha de la que fue novio, y el homicidio del padre de la muchacha”. Hasta este momento, comentó, “tenemos seis investigaciones relacionadas con él”. Durante el cateo, los agentes encontraron un cuaderno negro en el que el presunto asesino supuestamente escribió los nombres de sus cinco víctimas anteriores (faltó la última), por lo que entre las pruebas del juicio fue solicitado un estudio de caligrafía. A través de redes sociales, vía algunos muros y mensajes, quien se identificó como Óscar “N” se atribuyó estos crímenes, aglutinados en un texto sin signos de puntuación ni acentos, titulado “Confesiones De Un Asesino En Serie”. Además de las chicas localizadas en su vivienda, en el Capítulo 1, denominado “Pelea A Muerte”, reconoce: “matar desde la primera vez me fascinó, después de matar a mi padre en el 2006 en Villas Santín supe que sería un asesino en serie”. También refiere que Mónica “N” lo ignoraba y por eso allanó su domicilio, donde atacó al papá de la chica, identificado como Tomás, “sin duda, sin miedo, sin compasión” porque lo descubrió. “Yo tenía ventaja, ya que desde siempre me han gustado las artes marciales antiguas o militares, y además estaba armado con un cuchillo; lo apuñalé repetidas ocasiones”. Conforme a la narración, después arrastró al señor hasta la sala, donde lo golpeó con un hacha en la cara hasta tener la certeza de que había muerto. Todavía Óscar se preparó un café, comió uvas, revisó las habitaciones, tomó un arma de fuego calibre 22 que encontró en el cuarto principal y esperó por al menos dos horas a que Mónica llegara. También cubrió el cadáver con una cobija, le colocó una imagen religiosa, y puso el cuchillo y el hacha frente al sillón “para que las autoridades los vieran”. Entonces se reconoció como un “novato” que dejó huellas, “pero como saqué mi INE hasta los 24, supongo jamás se molestaron en seguir buscando”. A su arribo, Mónica alcanzó a ver un zapato de su padre ensangrentado, dudó en entrar a la casa, pero Óscar salió por ella, la calló “a punta de golpes”, la metió a la casa donde empezó a gritar cuando vio a su padre. “Entonces con la inteligencia y manipulación que caracteriza a un legítimo y autentico asesino serial, le dije que su papá estaba inconsciente pero vivo y que si quería que no lo matara se fuera conmigo y que en mi casa llamábamos a una ambulancia, pero que se tenía que calmar porque no la podía sacar así, y que si intentaba hacer algo le metía un balazo en la cabeza”, refiere el escrito. En su casa de Villas Santín, según el texto, permitió a la joven llamar a su madre para que fuera a su casa de manera urgente, “me hubiera gustado ver su cara cuando halló a su esposo mutilado y con signos de una pelea a muerte donde solo el más fuerte domina y tiene el derecho a tomar tu vida”. El autor afirma que tuvo cautiva y torturó a Mónica “17 días más porque sé que dos días antes de mi cumpleaños la asesiné a golpes”. Su cuerpo, según detalla, fue envuelto, introducido en cajas y trasladado en taxi hasta la colonia El Mirador de Huixquilucan, donde lo tiró en la barranca cercana a la escuela secundaria José Alonso Huetzin donde él estudió. Las mujeres localizadas en su vivienda, según refirió el estudiante de Psicología y practicante de krav maga, habrían sido ultimadas en febrero de 2018, en febrero de 2019 y en octubre de 2019.