Hay 'saturación”, no colapso: funerarias

lunes, 18 de mayo de 2020 · 21:23
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- En espera de que México alcance los mayores índices de letalidad por covid-19 en las próximas semanas, el vicepresidente de la Asociación Nacional de Directores de Funerarias (ANDF), Roberto Hernández García, reconoce que, a 45 días de declarada la emergencia sanitaria, las solicitudes de servicios funerarios se han incrementado 30%, lo que representa para su industria un aumento de 400 fallecimientos diarios que atender. Sin que hasta ahora pueda considerar que el servicio funerario en el país esté colapsado, reconoce que el incremento de decesos ha chocado con la falta de capacidad para la cremación, más aún en los municipios donde se han implementado directivas que obligan a ese procedimiento en casos de fallecimientos por covid-19, pese que la Guía de manejo de cadáveres por covid-19 (SARS-CoV-2), emitida por la Secretaría de Salud (Ssa), también aprueba la inhumación.  En entrevista con Proceso, el dirigente empresarial expresa su alivio por que aún no se ha llegado a las proyecciones de 500 a 600 muertes diarias por la pandemia, como esperaba la ANDF con base en cálculos estadísticos que fueron analizados en las reuniones virtuales del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades, a las que fue invitada su asociación para la elaboración final de la Guía del manejo de cadáveres (Proceso 2268).  “No se ha elevado dramáticamente el índice de defunciones, aunque la percepción es que el sistema está rebasado porque sigue habiendo una lista de espera de entre 24, 36 y hasta 72 horas en los crematorios”, confía. Recuerda que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática, en un tiempo normal se registran “mil 600 defunciones diarias y hoy vemos que el incremento de la solicitud de servicios funerarios es de 30%, aproximadamente unas 400 defunciones”. Al advertirle que en el reporte del miércoles 13 la Ssa refirió que por covid-19 habían fallecido 294 personas, García Hernández explica que las funerarias están imposibilitadas para saber si el incremento de trabajo se debe a las defunciones por coronavirus. “Entendemos cuando el gobierno dice que no es covid si no tiene una prueba que lo acredite. Hay personas que llevan el certificado de defunción con la frase ‘probable covid-19’ o hay muchas que fallecen en su casa y no hay nadie que nos avale si es probable o no. Entonces, el certificado de defunción dice ‘neumonía atípica’ y son casos que ya no se contabilizan como fallecidos por covid-19”, explica. En el caso de la Ciudad de México, por ejemplo, expone que las funerarias están atendiendo 220 servicios diarios, en promedio, 50 más de los que suelen brindar habitualmente. Sobre los servicios en casa habitación, tampoco “están en niveles normales”, pues se ha observado un aumento de 15% a 20%; no obstante, también es difícil determinar su murieron a causa del virus. “Es imposible saber si el fallecimiento fue por covid, a nosotros nos entregan un certificado de defunción y nos basamos en él para dar el servicio”. Hernández García aclara que, pese a la carga de trabajo que se ha reportado de manera particular en el Valle de México y en ciudades como Tijuana y Cancún, la situación todavía es manejable. “Sí tenemos una gran cantidad de servicios funerarios, sí estamos trabajando a marchas forzadas, pero no hay un desbordamiento”. Agrega que el temor generado por la pandemia también ha causado un aumento en las solicitudes de las cremaciones, pues los deudos están optando en 90% de los casos por dicho servicio, lo que hace lentas las listas de espera. “En tiempos normales, cuando la familia nos solicita un sistema de cremación, nosotros tenemos que buscar disponibilidad de crematorios a nuestro alrededor, siendo el tiempo de espera de entre 12 y 24 horas. Ahora esto transcurre entre 24, 36 y hasta 72 horas en algunos lugares específicos, porque el número de fallecimientos aumentó y no había capacidad instalada en crematorios antes de la pandemia”, explica. Hasta ahora, lo que la ANDF ha detectado es que a nivel municipal sí se ha prohibido sepultar a las personas fallecidas por covid-19, como “llegó a ocurrir en Chimalhuacán y en algunos municipios de Tamaulipas y Puebla”.  Hernández detalla que en México operan entre 450 y 500 crematorios. Sin embargo, su deficiente distribución causa quejas sobre el tiempo de espera para obtener el servicio. “A nuestros socios les hemos comunicado que empiecen a hablar con las familias para usar los cementerios porque no se están usando y un servicio de inhumación no tarda más de 12 horas en concretarse”, agrega.
Piratas y careros
Hernández García denuncia que la pandemia ha sido aprovechada por algunas funerarias irregulares para cometer abusos. Habla de casos en los que los precios de esos establecimientos aumentaron entre 200% y 300%. Por ejemplo, un servicio que tiene un costo de 14 mil pesos, en promedio, se está vendiendo en 40 mil pesos. “Hemos identificado los abusos de las funerarias informales, son las que se ofertan afuera de los hospitales y ministerios públicos. Prometen cosas que están fuera de todo manejo, obviamente incrementando los costos y aprovechándose de que hay una población vulnerable y desesperada. De entrada, ofrecen velaciones sin límite de horarios, cuando solamente deben ser por cuatro horas, y prometen no poner restricciones en el número de asistentes”, cuenta el dirigente. La guía de manejo de cadáveres aconseja “evitar la realización de rituales fúnebres” para que no existan aglomeraciones. De realizarlos deberán durar menos de cuatro horas “con féretro cerrado y con menos de 20 personas, siempre y cuando el espacio pueda asegurar una sana distancia”. Según el vicepresidente de la ANDF, los miembros de su asociación han declinado dar servicios fuera de los lineamientos fijados por la Ssa porque “implica un foco de infección que puede operar en nuestra contra; podemos tener consecuencias legales si alguno de nuestros trabajadores se infecta y se clasifica como riesgo de trabajo por el IMSS, porque, como empresas formales, todos nuestros trabajadores están asegurados”. Considera que la necesidad de tener un duelo ha permitido la proliferación de los servicios informales. Para Hernández, las secuelas emocionales en la sociedad serán uno de los legados más graves que dejará la covid-19, más allá de los tiempos de espera para cremar cuerpos. “Lo que hemos comentado entre los asociados es que la pandemia nos va a dejar un grave problema social, una afectación más grande que la capacidad o no de los crematorios… Tiene que ver con la parte emocional que viven las personas al no vivir un duelo convencional.” Y dice que una persona que no vive un duelo ahorita lo va a llevar durante años. “Lo del crematorio se puede solucionar, pero es un hecho que la población va a cargar duelos no trabajados, vamos a ser una sociedad enferma emocionalmente y eso es una de las consecuencias más graves que estamos viendo que se avecina”.

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