La música acerca a La Habana con Miami
Lo que la política no ha podido conseguir lo está logrando ese prodigio artístico del pueblo cubano, su expresión musical, aunque no sin dificultades. Hace unos meses, con el concierto Paz sin Fronteras, encabezado por el intérprete colombiano Juanes en la Plaza de la Revolución de La Habana, los cubanos radicados en Miami se indignaron. Pero ahora los grupos y cantantes de la isla empiezan a ser contratados en Estados Unidos.
LA HABANA, 6 de enero.- En la Casa Blanca están bailando al ritmo de la música cubana. Los músicos cubanos ejecutan sus pegajosas melodías en ciudades de Estados Unidos, incluyendo Miami, con el pentagrama del presidente Barack Obama.
Desde septiembre, el gobierno estadunidense está autorizando visas a famosas orquestas y cantantes de la isla que nacieron con el gobierno que presidió Fidel Castro Ruz.
Hoy, después de casi seis años de que el expresidente George W. Bush les negó las visas, están de regreso y provocan un boom en varios sectores de la sociedad de Estados Unidos, en particular en La Florida, California y Nueva York.
La popular orquesta Van Van realizará una gira histórica por el territorio estadunidense: recorrerá seis estados en este 2010 para ofrecer 75 conciertos. Su director Juan Formell, uno de los músicos identificados con la Revolución cubana y vilipendiado por la comunidad cubano-norteamericana, calificó como “un gran acontecimiento” su próximo viaje al país del norte.
La Charanga Habanera, uno de los grupos de música bailable con mayor éxito entre la juventud de la isla, confirmó que tiene programados 50 conciertos –de los cuales se efectuaron nueve a finales de diciembre en Miami– en ciudades donde radica la mayoría de los hispanos. David Calzado, líder y fundador del grupo, se encuentra sorprendido por el éxito que tiene la agrupación en Florida.
Pablo Milanés, uno de los grandes cantautores de la Revolución, ya tiene el permiso para que junto con sus músicos visiten unas 25 ciudades del país vecino.
Según una fuente de la oficina de intereses de Estados Unidos en La Habana, la administración de Obama considera que los “intercambios culturales pueden aliviar la tensión política”.
Se trata de una silenciosa apertura cultural. La pregunta que se hacen en la capital cubana es si la gustada música podrá ayudar a superar el diferendo diplomático y político entre dos gobiernos enfrentados hace medio siglo.
La famosa actriz Rosita Fornés, un símbolo del vedetismo de los cincuenta, regresó a Miami después de 13 años y ofreció a finales de noviembre un espectáculo. Recibió insultos de una docena de manifestantes, pero nada comparable con los ataques de que fue objeto cuando se presentó en la misma ciudad en 1996.
A principios de diciembre viajó a Estados Unidos otro de los íconos de la cultura nacional que viven en Cuba: El Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro.
Semanas atrás habían arribado a Miami el trovador Amaury Pérez, uno de los organizadores, junto con Juanes, del concierto Paz sin Fronteras; realizado en La Habana el 20 de septiembre. Pisó la misma ciudad el polémico salsero Paulito FG.
En noviembre estuvo en California y en Florida la diva del proyecto musical Buena Vista Social Club, Omara Portuondo, quien se convirtió en la primera cubana residente en la isla que participa en una ceremonia de entrega de los premios Grammy Latinos.
Portuondo obtuvo el galardón por Gracias en la categoría de Mejor Álbum Tropical Contemporáneo. Otro músico cubano radicado en La Habana, Chucho Valdés, y su padre, Bebo Valdés, ganaron otro Grammy en el apartado de jazz latino con Juntos para siempre.
Omara Portuondo y Chucho Valdés fueron nominados, el 4 de diciembre, con los mismos discos a los premios Grammys 2010, cuyos ganadores se darán a conocer este enero.
Juanes y su venganza
El cantante colombiano Juanes fue el blanco de una campaña de desprestigio realizada por cubanos-norteamericanos de Miami inconformes con el concierto Paz sin Fronteras.
El autor de La camisa negra se irritó sobre todo por las amenazas de muerte a su familia. Su venganza vino una semana después del concierto, que concentró a más de 1 millón de cubanos en la Plaza de la Revolución de la capital cubana.
Juanes colgó en su twitter el estribillo de una canción de la Charanga Habanera que se convirtió en 2009 en un himno de los jóvenes, y no tan jóvenes, de la isla: “Tú llorando en Miami, yo gozando en La Habana”.
Y para no dejar dudas, escribió: “Escuchen esta canción, es la misma cantada por la gente después del concierto, rumbo a casa”.
La canción Gozando en La Habana, que se encuentra incluida en su álbum No mires la carátula, es la más popular en toda la isla y trata de una cubana que emigra a Florida para buscar fama y fortuna, pero la tristeza la embarga porque extraña a su novio y a La Habana.
“Dice que se siente bien, que Miami es la locura,/ pero le falta La Habana, el chisme y la sabrosura./ Dice que tiene dinero, el carro que ella soñó,/ pero no encuentra en Miami/ lo que en La Habana dejó”, señala la letra.
“Hemos logrado crear un fenómeno y se está convirtiendo en un himno de la juventud cubana”, dice feliz David Calzado, director y fundador desde hace 20 años del grupo musical más exitoso en el presente año.
Este tema no sólo es famoso en La Habana, también en Estados Unidos. El estribillo de la canción ha provocado malestar entre los cubanos radicados en Florida; así lo reconoce Calzado:
“La disquera nos dijo que la canción era muy dura para los cubanos de Miami.”
Los promotores de su próxima gira a Estados Unidos y la propia disquera le pidieron cambiar el estribillo que tiene encolerizado a un buen sector miamense. La Charanga Habanera aceptó cambiarlo por otro más conciliador: “Tú gozando en Miami y yo gozando en La Habana”.
El martes 29 de septiembre, el director de los Van Van se paseaba sonriente en los jardines de la residencia de Jonathan Farrar, jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana (SINA).
Juan Formell, director y líder de una popular agrupación musical que participó en el pasado concierto Paz sin Fronteras, aseguró al corresponsal de Proceso que existían signo nuevos entre La Habana y Washington.
“Hay cosas que están pasando y que al final van a ser positivas y buenas para ambas partes”, dice el afamado músico de los Van Van.
En la entrevista no escondió su satisfacción por “los nuevos tiempos”:
“El concierto Paz sin Fronteras marcó un antes y después no sólo en la música del continente, es también un antes y después en las nuevas relaciones con Estados Unidos y en la reconciliación entre los cubanos”, aseguró mientras saludaba a una docena de personas sorprendidas por su presencia en la casa del representante de Obama.
Formell pisaba por primera vez los terrenos de la diplomacia estadunidense en territorio cubano. Ya tenía los permisos para su próximo viaje a Estados Unidos.
“Miami ya no es la misma, todo cambió, ya no es todo anticubano”, expresó con un dejo de felicidad.
“Los lugares donde tocamos estaban abarrotados. El ambiente es muy favorable, también en Miami”, apuntó Ricardo Oropesa, representante del Septeto Nacional.
Todo parece indicar que la música cubana regresó para quedarse en Estados Unidos.
Este texto se publica en la edición 1731 de la revista Proceso, ya en circulación.