El tenor Ramón Vargas dirigirá la Ópera de Bellas Artes

martes, 23 de abril de 2013 · 21:23
MÉXICO, D.F. (apro).- El mundialmente reconocido tenor mexicano Ramón Vargas fue nombrado director artístico de la Ópera de Bellas Artes por el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa, quien calificó su decisión como “un parteaguas histórico para esta expresión artística en nuestro país”. “La entrada de Ramón Vargas a este esfuerzo en favor del desarrollo de nuestra ópera se encaminará no solamente al Palacio de Bellas Artes sino a toda la República Mexicana, donde existe una gran tradición musical y un enorme entusiasmo por tener y vivir la ópera viva. “México ha tenido una enorme tradición en ópera desde el siglo XIX y durante los últimos 50 años se han ido creando instituciones, además de contar con grandes momentos, como el paso de Eduardo Mata o la puerta que se abrió a artistas internacionales. Hoy existe un deseo por desarrollar esta expresión de una forma profesional, con un talento como Ramón Vargas. Son condiciones únicas, donde el único beneficiario será el medio operístico de México”. Nacido en el Distrito Federal, Vargas se expresó en términos similares sobre esta “nueva época de la Ópera de Bellas Artes” y ofreció trabajar “directamente con los estados de la República para aprovechar los recintos con las características para presentar una ópera”. A la vez, propuso “desarrollar en forma constante un taller para cantantes profesionales con los mejores preparadores artísticos, técnicos y médicos del canto”. Vargas ahondó: “Es un sueño anhelado por quienes construyen la ópera en México esta iniciativa que permitirá llevar la ópera a todos los estados del país, además de garantizar la preparación de los jóvenes cantantes, es un gran proyecto operístico que es el parteaguas histórico de nuestro arte canora, de nuestra ópera, que necesita ser revalorizada como una de las representación culturales de México en el mundo, porque México es un país que canta, tenemos grandes voces, grandes artistas y necesitamos desarrollarlos. “Nosotros somos los atletas de la voz y en México nunca nos hemos tratado como tales, nos maltratamos físicamente, no hay cuidado con la alimentación y con el físico; pero además está la preparación escénica, para la cual montaremos un taller teatral que provea a los muchachos de una formación integral para la excelencia de su desempeño en el escenario, porque buenas voces las hay. Lo que queremos es formar grandes cantantes, y para ello se necesita una formación adecuada y un respaldo completo que hoy, afortunadamente, ve la luz a través de esta iniciativa.” Su nombramiento fue recibido con beneplácito por la comunidad musical mexicana de inmediato, incluso una vocalista popular como Lupita Pineda, quien ha incursionado en el género operístico con grabaciones de arias en diferentes idiomas y presentará en el Auditorio Nacional un concierto intercalando grupos de mariachi, rock y la Orquesta Filarmónica de Acapulco este Día de las Madres con Gilberto Santa Rosa, calificó la medida de “maravillosa, pues Ramón Vargas es una de los sentimientos de excelencia en la ópera internacional, y su trabajo no dudo que será de gran apoyo en impulso a las nuevas generaciones de cantantes y creadores escénicos de nuestro país que tanto lo necesitan”. Ramón Vargas hizo su debut en 1983 con la ópera Il Tabernero y tres años más tarde ganó en Italia el Concurso Enrico Caruso, despegando de inmediato su reputación. Hacia 1992, llegó a la Ópera Metropolitana de Nueva York en Lucia de Lamermoor y en 1993 conquistó el Teatro de la Scala de Milán en una novedosa producción de Falstaff, dirigida por Ricardo Mutti. A partir de entonces, Vargas regresó continuamente a temporadas neoyorquinas en los papeles de Almaviva y El Duque en Rigoletto, por ejemplo, o en aclamadas funciones de La Traviatta en la Scala. Para el año de 1996 tomó por sorpresa la Ópera de La Bastilla en París en una sorprendente producción de Rigoletto y refrendó éxitos de este trabajo en los Covent Garden británicos en 1997. Asimismo, durante la mañana de hoy en la cafetería del Palacio de las Bellas Artes, en una rueda de prensa convocada por María Cristina García Cepeda, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA); Jesús Suaste, coordinador artístico del estudio de la Ópera de Bellas Artes (junto a Octavio Sosa, así como Octavio Arévalo, subdirector artístico, y Jaime Ruiz Lobera, el director ejecutivo), Tovar y de Teresa manifestó: “El presupuesto para la Ópera de Bellas Artes se duplicará de 25 a 50 millones de pesos para este año. Partimos de la base que Bellas Artes ya tiene una infraestructura a la que se dedican recursos como lo es la Orquesta, el Coro y la Coordinación de Ópera, los cuales se complementarán con recursos directamente de Conaculta, de tal manera que se exponenciará su esfuerzo directamente en beneficio de la ópera en México. “La experiencia de Ramón Vargas y de todos los involucrados en el proyecto será fundamental para conocer tanto las carencias sobre las cuales se debe trabajar, así como las enormes posibilidades de nuestro medio operístico en formación, a través del taller que se incorpora a la Ópera de Bellas Artes”. Según María Cristina García Cepeda, la Ópera de Bellas Artes contará con una estructura acorde con las nuevas propuestas artísticas para la unidad y coordinación de la Ópera en todos sus aspectos: “Se buscará permanentemente la excelencia artística para nuestra ópera, incluyendo tanto las propuestas tradicionales como las contemporáneas y la puesta en marcha del Estudio-Opera de Bellas Artes, permitirá el desarrollo de los cantantes como intérpretes competitivos en la escena internacional. “La vinculación de este proyecto a nivel nacional será fundamental en los estados y nuestra Ópera de Bellas Artes no podría contar con mejor liderazgo que el de Ramón Vargas. Con esta nueva época nos proponemos interesar y atraer a un nuevo público y ofrecer al espectador experimentado lo que exige, queremos que la ópera tenga una presencia nacional y que de ahora en adelante ostente el sello de la excelencia.” En 1997, Vargas actuó en La Cenicienta dirigida por James Levine en la Casa Metropolitana de Ópera en Nueva York, viajando luego a la Ópera Nacional de París con una nueva producción de La Traviata a cargo de James Conlon. Para la temporada 1998/99 protagonizó otra Lucía en el Met, la Ópera de Viena y en Bavaria. Entonces viajó a Los Ángeles para uno de sus éxitos más sonados: la ópera de Massenet Werther, cantando aquel joven personaje de Goethe para refrendar su prestigio con el primer Hoffmann en la Ópera de Houston, dos grabaciones que marcaron su entrada por la puerta grande a la promoción disquera Sony/BMG Classics en todo el planeta.

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