Cine: "Lore", una visión sobre el nazismo

lunes, 26 de agosto de 2013 · 21:44
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Dentro del Ciclo de Cine Alemán, Lore (Alemania-Australia-Reino Unido, 2012) recorre el territorio devastado de la derrota de Alemania y muestra el impacto sobre una familia de nazis en busca de refugio cuando los padres son hechos prisioneros por su participación en el SS. La realizadora australiana Cate Shortland toma el reto de mostrar el punto de vista de los vencidos sin ofender a la comunidad judía, y mejor aún, negando cualquier pretexto a los llamados neonazis para defender su causa. Lore, diminutivo de Hannalore (Saskia Rosendahl), acaba de entrar a la adolescencia, sin dinero ni recursos, y tiene que llevar a sus hermanos (incluido un bebé de siete meses) desde la Selva Negra hasta Hamburgo, donde vive su abuela, a unos 700 kilómetros. Muerto el führer, nadie quiere contaminarse con estos huérfanos del nazismo; en el camino aparece Thomas (Kai Malina), judío recién liberado de algún campo de concentración, con papeles falsos pero con un número en el brazo; educada en el antisemitismo, Lore lo rechaza pero depende de él para sobrevivir; la paradoja se complica con el despertar sexual de la chica. Modelos ideales de la educación nazi, los niños se enfrentan a una Alemania devastada que, dividida en zonas por los vencedores, prácticamente ya no existe; cadáveres, suicidios, violaciones, hambre, delirio, refugios con las fotos de los campos de concentración, negación sistemática de los buenos nazis que achacan todo a la propaganda americana. Los niños se adaptan pronto, la resistencia está a cargo de Lore aferrándose a los prejuicios paternos como ancla de salvación, o como don de amor hacia ellos. Cate Shortland libra el peor bache en el que caería cualquier relato de niños desamparados, el sentimentalismo. La pena que causan los hermanitos se neutraliza frente a su apertura hacia la vida, por su capacidad de sorpresa; la pena que causa Lore es justamente producto de su dificultad de liberarse de la doctrina nazi, dado que ella es la víctima principal. La humanidad pos-apocalíptica que retrata Lore parece cosificada, un flujo discontinuo de apetitos y pulsiones, carroña, hambre, sexo. La compasión está a cargo de Thomas, judío o no judío, apenas sugerida a base de miradas y gestos. Adaptada de una novela de Rachel Seiffert, Lore es una épica de aprendizaje, el rito de pasaje a la adolescencia de una niña que creció bajo un ideal de belleza, la del kitsch nazi, expuesta súbitamente a la verdad cruda, al horror de la mentira. El trabajo de Shortland es una clase maestra de narración subjetiva, toda la cinta está contada desde el punto de vista de Lore; el ambiente cambia de acuerdo con sus estados emocionales, de lo exuberante a lo lóbrego; la naturaleza es un paraíso profanado; las ruinas, infiernos que esconden demonios devoradores. Algunos comentarios acusan al cinefotógrafo de la cinta, Adam Arkapaw, de esteticismo, pero esto implica perder de vista que composición y arco de color no hacen más que resonar con la belleza de Lore, antes usurpada por el ideal nazi, ahora en medio del lodo y la sangre.

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