Rectificación... ¿con razón o...?

martes, 24 de septiembre de 2013 · 21:30
MÉXICO, D.F. (apro).- Estimados lectores de este buzón: la presente está motivada por la satisfacción… y también por el disgusto… que me han producido las cartas sucesivas al mismo firmadas por la memoria, el entendimiento y la voluntad. Mi satisfacción se debe a que esas tres potencias, así consideradas y atribuidas por la Iglesia a los humanos, les recordarán lo importantes, determinantes mejor dicho, que son para una mejor comprensión de su humana naturaleza. Sí, sobrada razón tiene la memoria cuando afirma que, sin ella, los bípedos implumes que somos, seríamos poco más que animales… pero no la tiene cuando pretende ser y reclama ser el rasgo decisivo de la especie humana… ya que los animales igualmente tienen memoria…¡y bien que hemos sabido domesticar a numerosas especies de los mismos!: perros, ovejas, burros, caballos, vacunos en general, etcétera… como ciertos individuos de los que saben, de los que sí tienen memoria, de las élites de poder, pueden hacer con sus semejantes… que no tengan memoria, por supuesto… o bien porque tiene una falsa memoria… o bien por estar mal informados… o bien porque les han impuesto una memoria manipulada por la élites del poder por así convenir a sus muy particulares intereses y privilegios… ustedes, estimados lectores, ¿pueden decirme si así ocurrió o no en el pasado… si es o no así en esa globalidad en la que respiran?... ¿Qué pueden decirme? Y más me satisfizo que el entendimiento expusiera y reclamara el ser el primero en el orden de importancia para los humanos, y regocijó que él mismo, poniendo más altura a sus razones, cosa que no hizo la memoria, aclarara que podía ser manipulado tanto en lo individual como por las élites del poder y en este caso último impuesto a las mayorías, sobre todo si no tienen memoria por ignorancia… o porque los han alimentado con una falsa, manipulada. Ustedes, estimados lectores, ¿pueden decirme si así no ha sido en el pasado… si así no sucede en esa su globalidad en la que respiran? Tengo que confesarles que la mayor alegría me la ha proporcionado la larga carta firmada por la voluntad al exigir enérgicamente el primer puesto en eso de ser la decisiva y determinante en el ser del humano, lo que comprenderán al informarles que este servidor de ustedes fue aquel que dijo y sostuvo que sólo existe una potencia única común a todo lo existente; potencia que anima a todas las cosas, al existir vegetal, animal y humano; potencia de tal energía que, sin calculado razonar, empuja a lo existente a ser lo que termina por ser: la ciega voluntad de vivir, el eterno y vigoroso deseo de ser y vivir, el cual está presente y se manifiesta en todos los órdenes de seres del universo, potencia de tal magnitud e intensidad que su acción y reacción está presente y se muestra incluso en el mundo inorgánico y cuyo destino es crear la estructura material y el acto inteligente. Igualmente les recuerdo que servidor fue aquel que expuso y afirmó que el mundo es la representación que de ese mismo mundo se hace cada individuo del mismo y también, como lo aseguran ideas filosóficas-religiosas de la India, que el mundo es voluntad, pues en el terreno de los hechos, de los fenómenos no puede existir nada a no ser como objeto de un sujeto que ejerce su voluntad, pues de nada sirven la memoria y el entendimiento si no entra en acción, si no actúa la voluntad. Pero, como ya señalé al inicio de la presente, las cartas a que me he referido también motivaron mi disgusto, pues ninguna de las mismas hace la menor mención, vamos ni siquiera la de la voluntad, que era la más obligada a hacerlo, que este servidor de ustedes había advertido que esa ciega voluntad de vivir, cuyo imperio es el principio esencial de todo ser en el cosmos, es la principal enemiga, pues engendra sin cesar, para sostener sus ilusiones, nuevas necesidades… y nuevos dolores… pues como enseñan conceptos religiosos de la India y corrientes de la psicología, el conflicto básico de todo ser es la dolorosa, a veces trágica, lucha que tiene lugar en su interior entre la corriente represora del yo consciente y el deseo inconsciente que trata de realizarse como sea y donde sea a como dé lugar, lucha ante la cual todo optimismo es un modo de pensar ingenuo, pues la única solución a tal angustiosa problemática es la renuncia a todo deseo, hecho que únicamente se realiza cuando uno muere. Si me dicen que eso no lleva más que al pesimismo, pues sí, así es. Lo siento, mas ese fue mi pensar… por supuesto, estimados lectores, de ustedes es la libertad de decidir si servidor acertó o no en sus pensares… y de demostrarlo…¿qué me dicen? Con esto y el sincero deseo de que el destino los libre, en esa lucha entre el consciente y el inconsciente deseo, de ser ingenuos o de que se conviertan en perversos, de ustedes sinceramente ARTURO SCHOPENHAUER

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