John Turturro dirige a Woody Allen en Casi un Gigoló

miércoles, 9 de julio de 2014 · 21:23
MÉXICO, D.F. (apro).- John Michael Turturro es un actor y director de cine, televisión y teatro estadunidense de ascendencia italiana, quien escogió al celebre y prestigioso director cinematográfico Woody Allen para protagonizar la comedia Casi un gigoló, donde comparte cartel con Sharon Stone, Sofía Vergara, Vanessa Paradis y Liev Schreiber. En el largometraje, que se estrenará en México el próximo 17 de julio, Fioravante (Turturro) está desesperado porque, al parecer, su negocio está a punto de quebrar, por lo que su amigo Murray (Allen) decide ayudarlo, pero la única idea que se le ocurre es convertirlo en un Don Juan profesional. Para su buena suerte, la doctora Parker (Stone) le pide a Murray que le presente a un hombre para tener un trío con ella y su sexy amiga Selima (Vergara). El único reto será convecer a Fioravante de hacerlo. Este par empezará a hacer más dinero del que esperaba y esto complicará sus planes haciéndolos caer en un divertido enredo de amor y dinero. La idea de producir una nueva comedia emocionaba mucho al director Turturro, y más porque la idea surgió en una reunión improvisada que hizo para un amigo durante una cena: “Comencé bromeando y el comenzó a reírse y yo seguí hablando y él no paraba de reír”, comentó el cineasta. Fue ahí donde comenzó a pensar en la idea para una película. Contó la trama con algunos amigos, incluso con su barbero, éste se la mencionó a otros clientes, entre ellos a Allen, quien a su vez amó la idea, tanto que contactó a Turturro, quien entonces sólo tenía la sinopsis de la historia. Fue a la casa de Allen y platicaron. Turturro rememora: “Él me dijo ‘esto es divertido y esto no, y esto otro podría ser divertido’.” Cuando Turturro comenzó a escribir el guión, Allen estuvo de acuerdo en revisar sus notas y darle sus comentarios. “Fue muy generoso” --comenta Turturro--, pero a veces también fue despiadado, y si alguien como Woody Allen se toma el tiempo para revisar un proyecto y retroalimentarlo, pensé que había algo bueno en la historia.” El realizador de Historias de Nueva York, Poderosa afrodita, Sueños de un seductor, Vicky Cristina Barcelona, Medianoche en París y A Roma con amor, animó mucho a  Turturro: “Sobre todo a profundizar en los personajes, y para el final de la historia había más de mí en película. Me alentó a pensar cómo lo haría en mi propio estilo.” Turturro tiene cierta fascinación con el tema de la prostitución: “Es una profesión y como cualquier profesión hay gente que lo hace muy bien. Puede suceder cualquier tipo de transacción, no tiene que ser algo emocional, pero es algo real. El sexo sólo es parte de la vida y no es exclusivo de los veinteañeros. Es algo que la gente posee, incluso aquellos que se encuentran en una relación.” Normalmente los hombres que se dedican a la prostitución en las películas, homosexuales o heterosexuales, son presentados como hombres increíblemente atractivos. Fioravante (Turturro), en Casi un gigoló, no es un personaje concebido como atractivo: “En las películas siempre se presentan personas perfectas, pero en la vida real lo sexy viene en toda clase de envolturas. Una vez que te quitas la ropa, tengas un gran cuerpo o uno no bien formado, estás en igualdad de circunstancias. El sex appeal de Fioravante no viene de cómo se ve sino de la forma tan extraordinaria de entender a las mujeres, tiene una habilidad natural de llamar su atención. “Hay chicos a los que les gusta el sexo, pero no necesariamente a las mujeres. Fioravante desea escucharlas y ser muy tierno con ellas. Fioravante trabaja en una florería. Cuando la dermatóloga Parker (Stone) le pregunta a Murray si podría recomendarle a un hombre al que pudiera pagarle para compartir un trío con ella y su amiga Selima (Vergara), inmediatamente piensa en Fioravante. El único reto es convencer a Fioravante en hacerlo.” Un personaje modesto y sensible Fioravante lleva una vida modesta y sin ambiciones, pero es sensible y solitario, con un alma vieja que valora las cosas simples, como los libros que se encuentran en la tienda de Murray y valora las enseñanzas del pasado. Él no tiene muchos amigos aparte de Murray, quien ha actuado con él como una especie de figura paterna desde que Fioravante entro a la librería de Murray cuando era muy pequeño. La vida de Fioravante parece girar en torno a las mujeres que han pasado por su vida, ya que nunca ha sido capaz de encontrar una a la cual aferrarse. Su último amor, fue una cantante tunecina llamada Mimou (M’Barka Ben Taleb), quien vive en Italia y que no habla inglés. Fioravante sólo puede comunicarse con ella en italiano, un idioma que vagamente entiende. Él se encuentra conectado con ella sin saber exactamente qué le dice. Fioravante es un romántico sin remedio por lo que la propuesta de Murray le hace sentir incómodo ya que no le gusta la idea de combinar la sexualidad con el dinero. Sin embargo después de revisar su situación financiera, Fioravante acepta a regañadientes la alianza con Murray. Cuando Fioravante se encuentra con su primer cliente, la doctora Parker, ella está en una encrucijada en su vida. Aunque es rica y exitosa, ella siempre ha tomado decisiones de acuerdo a lo que ella suponía que hacer en lugar de buscar lo que realmente quería. Esta forma de vida la ha dejado confundida incluso en su propia sexualidad, a pesar de tener un matrimonio perfecto en imagen. “La doctora Parker es como una flor que no ha florecido. Ella es como un capullo muy cerrado, y lo sabe, por eso le pide a Murray que la ayude para que este hombre que traiga a su vida le ayude a abrir su corazón.  Este inicio de su florecer resulta algo maravilloso, sin embargo llega con todo tipo de sentimientos: atracción, celos, admiración, esperanza ese delicioso sentimiento de saberse sexy. Es delicioso y conmovedor para ella saber que a sus cincuentas puedes descubrirte y comenzar de nuevo”, ha declarado Stone sobre su personaje. Avigal (Vanessa Paradis) es otra cliente que Murray encuentra para Fioravante, es una viuda ortodoxa de Brooklyn que siempre ha vivido en una comunidad religiosa que restringe severamente el comportamiento de las mujeres. En cuanto a su vestimenta deben cubrir su cabello, usar faltas largas y su cuerpo debe estar cubierto dese el cuello hasta las rodillas. Además, tienen prohibido cantar o leer los libros prohibidos fuera del canon ortodoxo. El contacto entre los hombres y mujeres es muy limitado, después de 20 años de casada con un hombre mayor que ella, de haberle dado seis hijos, Avigal confiesa que nunca ha sido besada. “Ella se siente sola y miserable y quiere tener una probadita de vida, de algo diferente. Hay algo en ella a lo que necesita darle vida. No es de sorprenderse que ella se muestre receptiva a la intrigante oferta de Murray de un masaje. Está en un momento de su vida en el que se está desvaneciendo y llega Murray y le dice que no es necesario que lo haga. Ella confía en él”,   dice Paradis. Casi un gigoló  marca una rara ocasión en la que Allen actúa en una película que no dirige. “Tengo un gran respecto pro el trabajo de John tanto como director como actor y sentí que este iba a ser un personaje para mí”, a decir del cineasta. “Allen hizo cosas muy delicadas, a él le gusta improvisar y fue divertido intentar algunas cosas de manera diferente. Él estaba siempre a tiempo, listo para trabajar”, concluye Turturro.  

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