Homenaje a Carlos Montemayor a cinco años de su muerte

miércoles, 25 de febrero de 2015 · 13:00
MÉXICO, D.F. (apro).- Autor de Las llaves de Urgell, obra por la cual recibió el Premio Xavier Villaurrutia en 1971, Guerra en el paraíso y Las armas del alba, entre otros libros, el poeta, ensayista y narrador chihuahuense, también activista social y político y defensor de los derechos de los pueblos indígenas, Carlos Montemayor, falleció el 28 de febrero de hace cinco años. Nacido en Parral, Chihuahua, el 13 de junio de 1947, Montemayor gozó del reconocimiento de varios de sus colegas. El poeta Marco Antonio Campos lo consideró en una de sus colaboraciones en la revista Proceso, en la cual también fue colaborador el propio Montemayor, que era “probablemente, el escritor más interesante de esa generación que podríamos ubicar entre 1945 y 1950”. Amante y hasta cantante aficionado de la ópera y de los clásicos griegos, Montemayor no fue ajeno a los problemas de su natal entidad. En su novela Mal de piedra, publicada en 1981, aborda “parte de la vida minera del norte de México. Mal de piedra es la constante con que mueren los mineros: la silicosis, la asfixia, la vejez prematura…” dice la solapa del libro. Si bien el narrador Francisco Prieto –ahora también ombudsman de los derechos del televidente en Canal 2-- aclara en una reseña incluida en el semanario antes citado, que es mucho más que “el reportaje antropológico que propone el editor”: “Se puede leer como una experiencia poética del silencio, ese silencio ondulado del que nos hablara Lorca donde resbalan valles y ecos e inclina las frentes hacia el suelo. El silencio de Dios en su Presencia. “Y ese silencio y esa presencia siempre fundidos en el libro se ahondan a lo largo de una narración en primera persona, en tiempo presente y sobre dos momentos: en torno el primero a la muerte del abuelo del narrador --1931--; en torno el segundo a la muerte del hermano --1955. Aunque separados en capítulos correspondientes a cada uno, los temas se entrecruzan: cómo incide la figura del padre vivo en el primer momento; del padre ya muerto en el segundo. El padre y el abuelo han sido mineros…” En 1947 el también historiador, ganador del Premio Internacional Juan Rulfo con su cuento “Operativo en el Trópico”, volvió a sus tierras a través de la pluma al escribir Los tarahumaras. Pueblo de estrellas y barrancas en el cual aborda la cosmovisión de esta ancestral cultura, el porqué de su aislamiento en las montañas o barrancas, sus ceremonias del peyote y el tesgüino, pero no con una mirada antropológica sino de forma tal que son los propios tarahumaras quienes toman voz en el relato. También escribió del asalto al cuartel de Madera, Chihuahua, encabezado por Arturo Gámiz y el doctor Pablo Gómez, el 23 de septiembre de 1965, en el libro Las armas del alba, publicado en 2003. La guerrilla de los años setenta fue tema de su interés, como escribió acerca de ella en Guerra en El Paraíso (1991), una novela histórica basada en los movimientos de Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, con la cual obtuvo el Premio Bellas Artes de Narrativa Colima para Obra Publicada. Luego publicó La guerrilla recurrente y La fuga en 2007. Cuando en 2009 recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Literatura y Lingüística de manos de Felipe Calderón, declaró a la prensa: “México vive en un estallido constante en el que la pobreza, la inestabilidad, el desempleo, la desnutrición, el crimen organizado está armando un país indeseable para todos: el 2010 solamente puede empeorar las cosas, pero no destacarse por tener una magia especial por las fechas del calendario.” Para conmemorar el aniversario el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) ha organizado un homenaje en el cual participan los escritores Bernardo Ruiz y Jorge Ruiz Dueñas, así como el etnólogo José Manuel del Val, director del Programa Universitario México Nación Multicultural de la UNAM, y el escritor en lengua náhuatl Natalio Hernández; con estos dos últimos compartió proyectos de impulso a la literatura en lenguas indígenas. Bernardo Ruiz adelantó en información del INBA que “Montemayor sigue sin ser descubierto. Se tiene de él una amplia serie de referencias, si bien son proteicas y poco estructuradas. Su personalidad influyó a muchos y su magisterio fue determinante en la vida y vocación de numerosas personas, pero hay que reflexionar sobre su obra y ver sus diversas vertientes con objetividad y conocimiento de causa”. Se menciona entre su obra ensayística y periodística Los dioses perdidos y otros ensayos (1979), La tradición literaria en los escritores mexicanos (1986), Arte y composición de los rezos sacerdotales mayas (1995), La literatura: una dimensión humana de la historia (1996), Chiapas, la rebelión indígena de México (1998), Rehacer la historia (2000) y Los pueblos indios de hoy (2001).

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