CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Apenas comenzado el año 2017, ante la proximidad de la primera reunión del Consejo Redactor de la Ley de Cultura, trabajadores, académicos e investigadores del sector solicitaron a Nuria Sanz, representante de la UNESCO en México, refrendar en las normas por venir la idea que este organismo expresó hace tiempo, en el sentido de mantener el vínculo entre educación y cultura.
Y es que la antropóloga, nacida en Andalucía, España, fue invitada a formar parte de ese Consejo Redactor, que comenzó sus trabajos en la sede de la Cámara de Diputados el pasado 11 de enero, y los concluirá el próximo martes 24.
“Presione --le solicitaron los trabajadores en una misiva-- para que se fijen la meta de legislar en beneficio de los derechos culturales de los mexicanos sin desvincular educación y cultura, trágicamente lo que cada uno de los miembros con quienes trabajará alentaron destruir desoyendo a la UNESCO, por no ceñirse a sus intereses empresariales y partidistas”.
Sin embargo, en su intervención, la representante del organismo internacional se pronunció por estrechar la relación de la cultura con el desarrollo económico y no hizo alusión a su vínculo histórico con la educación. Así lo expresó en la primera reunión del Consejo Redactor:
“No estamos en el momento de pensar en el desarrollo de las políticas culturales sino en la política cultural del desarrollo”.
Para la funcionaria de la UNESCO, “una ley tan sólida” como la que --dice-- se pretende realizar en este siglo XXI, no debe carecer ni en el preámbulo ni en el articulado, de lo que la propia Asamblea General de las Naciones Unidas ha planteado en cuanto a la formulación universal del desarrollo:
“Cultura es desarrollo y entonces (hay que) empezar por ahí. Discutamos un concepto de cultura que tenga que estar relacionado con su Plan Nacional de Desarrollo”.
Pero algunos especialistas, como el doctor en Ciencias Políticas Iván Franco, han advertido que los lineamientos de la UNESCO respecto del desarrollo y la cultura pueden ser puerta para instrumentar todo tipo de negocios.
El desaparecido abogado y experto en políticas culturales, Luis Garza Alejandro, escribió en el semanario Proceso, en septiembre de 2014, que el término “desarrollo” quedó vinculado al de “competitividad” en la Constitución Política del país.
Asimismo, se ha dado a la cultura la tarea de restaurar el tejido social, cuando “el desarrollo cultural de un proyecto o de un país sólo puede ser efectivo si se realiza a partir de los seres humanos que diariamente lo construyen”.
Advirtió entonces que ya en 1929 el sociólogo y jurista Lucio Mendieta y Núñez señaló que “el principal problema del Derecho mexicano era la inobservancia, ocasionado porque se dictaba ajeno a la realidad sociocultural de sus destinatarios”.
Garza Alejandro comentó que las acciones culturales deben valorar las formas de pensar y sentir del hombre local y al mismo tiempo global, porque el mercantilismo inhibe el desarrollo de cualquier proyecto cultural local, regional, estatal o nacional, y sólo será aceptado por el gran capital si rinde ganancias.
El asunto es que por ahora no se sabe qué concepto de cultura o de desarrollo quedará plasmado en la ley. Ni siquiera se ha informado si la ley tendrá carácter general, federal, es reglamentaria del artículo 4º Constitucional, se enfoca al “derecho a la cultura”, a los derechos culturales o cómo quedará el vínculo educación-cultura.
Más aún, ahora la discusión de la ley se hará de espaldas a la comunidad cultural, a los artistas, los investigadores, académicos y trabajadores del sector cultural, pues según se publicó en la prensa, Nuria Sanz exigió que las próximas sesiones del Consejo Redactor se hagan sin acceso a los medios de comunicación, es decir a puerta cerrada.
La Comisión de Cultura, en cumplimiento de tal exigencia declaró que “cualquier nota periodística que emita algún tipo de información respecto a los trabajos del Consejo, que no se apeguen a los comunicados divulgados por esta Comisión, carecerá de veracidad, fundamento y respaldo de este órgano legislativo”, publicaron los medios que reportan también que la única voz que discordó de esta situación fue la del diputado local Alfonso Suárez del Real.
Si ya se temía un madruguete, la poca transparencia en el trabajo del grupo redactor, generará sin duda mayores especulaciones al respecto.