Recopilan tradiciones zapotecas en el libro 'Jacobo y María Ángeles voces de copal”

lunes, 23 de abril de 2018 · 14:05
OAXACA, Oax. (apro).- Ángeles y alebrijes, tonas y nahuales (seres míticos de la cultura zapoteca), comunalidad y Guelaguetza, magia y misticismo, secretos y sortilegios, “caballero Jaguar” y “Dama Malinalli”, eso son Jacobo y María, los artistas zapotecos, quienes con sus bellas creaciones enriquecen la cultura de Oaxaca. Al presentar el libro Jacobo y María Ángeles voces de copal, el escritor Cuauhtémoc Peña Vásquez resaltó que “hoy nace, como cada sueño, como cada talla de madera, un libro que ha sido tallado por los años en la imaginación, en el arte, en las manos y el corazón de dos grandes artistas oaxaqueños Jacobo Ángeles Ojeda y María del Carmen Mendoza Méndez”. A su vez, el director del Museo de Arte Popular Oaxaca, Carlomagno Pedro Martínez, destacó que entre ángeles, alebrijes, tonas y nahuales, Jacobo y María han labrado un estilo único en el panorama del arte genuino de México, esto gracias al binomio creativo que recuerda la dualidad completamente masculino-femenina de las deidades ancestrales. Jacobo y María han trascendido fronteras no solo por su refinamiento artístico, sino por las innovaciones que han incorporado a la talla en madera. Además de la dignificación del trabajo artesanal, la búsqueda de un mercado más justo para los artesanos y la preservación del entorno que produce la materia prima de estas creaciones, el árbol de copal, y fomentar el espíritu comunitario de dar y recibir con un sentido de pertenencia y de humildad. Resaltó que “estar en la casa-taller de Jacobo y María es adentrarse a los orígenes y el pasado maravilloso de la cultura zapoteca, es la manifestación más pura del arte indígena presente en la talla de animales fantásticos, bellamente decorados con glifos y tintes prehispánicos. Es, asimismo, disfrutar de la diplomacia zapoteca y su Guelaguetza; del sentido familiar y comunitario que caracteriza a los pueblos de Oaxaca”. A su vez, el maestro Geovany Alavés Mendoza, destacó que en este libro Jacobo y María aborda el proceso de los alebrijes, pero sobre todo cómo han ido tejiendo comunalidad y ese sentido de pertenencia. Con principios comunitarios, dijo, han podido unir en el alebrije estos elementos en esta magia de madera transformada con colores derivados del manejo de los tintes naturales como la grana cochinilla, el nopal, el caracol púrpura, el añil y el huitlacoche. En síntesis, el centro de la casa de Jacobo y María es el corazón y el corazón del libro es la familia y el corazón del alebrije es la comunalidad donde se sostienen por lo menos 200 familias. El Claustro de San Pablo de esta capital fue el escenario para la presentación de este libro, el cual lució abarrotado y donde los artistas zapotecos Jacobo Ángeles Ojeda y María del Carmen Mendoza Méndez, agradecieron tanta fortuna comunitaria con una bendición: “Que el sol te ilumine, que el viento te guíe a tu destino, que el agua y la tierra te den lo que necesitas, para que tu cuerpo, alma y espíritu siempre estén juntos”. Sin embargo, lo más emotivo fue cuando sus mejores obras de arte, Ricardo y María Sabina, sus hijos, reconocieron los conocimientos que le han transmitido y agradecieron haber nacido en este seno familiar con respectivos ramos de flores. El libro Jacobo y María Ángeles voces de copal, fue impreso por Punta Cometa Ediciones Culturales con la coordinación editorial de Manuel García, los textos de Cuauhtémoc Peña, el diseño de Javier Rosas Herrera y la fotografía de Manuel Jiménez y Manuel García, mientras que la traducción al inglés estuvo a cargo de Jorge Ruiz Esparza y Lisa Heller Newman. En el primer capítulo resaltan que “son ángeles, tonas y nahuales... y también alebrijes. Él es Jacobo y ella es María. A los dos les encanta hermosearse todo el cuerpo, a veces con grecas o líneas ondulantes muy finas, otras con motas o diminutos lunares, muchas veces con infinidad de triángulos y rombos perfectos, tildes y rasgos tan maravillosos que nada más pueden concebirse en sueños”. Pero no solo es el decorado que los embellece, son asimismo esos colores deslumbrantes con que se pintan, esas tonalidades que semejan el bruñido del sol –de soles, mejor dicho-: rojos, amarillos, rosas, azules o violetas. Jacobo es hoy un enorme alebrije, de los más grandes y admirados de Oaxaca, incansable e ingenioso si de tallar a sus parientes se trata y María, por su parte, dice haberse convertido en alebrije desde niña, apenas a los seis o siete años, cuando su mamá Felisa Méndez, la sentaba en un petate bajo un viejo Laurel que había en el patio de su casa. Recuerda que “ahí la ponía a bordar las blusas estampadas con figuritas y flores que desde siempre se han tejido en San Martín Tilcajete –comunidad zapoteca asentada a 20 kilómetros de la capital de Oaxaca-. Bordando, también veía los burros que bajaban del monte cargados con madera de copal. Imaginaba entonces que esas ramas eran alebrijes amarraditos que la llamaban como diciéndole que les pintara los mismos dibujos que bordaba. Por esa razón, cuando su padre y sus hermanos comenzaron a tallar la madera, sentía deseos de pintarlos y les pedía que por lo menos la dejaran hacerle sus ojitos. Así, de aquellos años hasta ahora, no hay nadie quien le dibuje ojos más lindos que María. Entonces, como todos los Ángeles, y desde luego, los alebrijes, Jacobo y María guardan muchos secretos y sortilegios; aunque se sabe que él es nahual y ella tona. Respecto a los alebrijes “dicen quienes los han visto, que dormidos aparentan ser un trozo de copal. Pero al despertar, poco a poco se desprenden de esa leve piel que apenas los arropa. La madera, cual carne blanca y perfumada, empieza a transformarse: se extiende y adelgaza, se comba y se tuerce, se ensortija, se puntea. Bostezan, y con el primer respiro se llenan de colores. Entonces, vuelan, corren, saltan, se cuelgan y enseguida se dejan caer, se arrastran y merodean. María y Jacobo son, pues, Alebrijes…y también Ángeles”. Cabe mencionar que este es el segundo libro que le dedican a Jacobo y María, el anterior lo realizó el alemán Hartmut Zantke con el título Meisterwerke von Jacobo und María Ángeles (Obras maestras de Jacobo y María) en los idiomas de español, inglés y alemán, cuya primera edición se realizó en 2012.

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