El 22 Encuentro Internacional de poetas en Zamora, Michoacán
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Unos 4 mil 500 estudiantes de los municipios michoacanos de Zamora, Jacona y Tangancícuaro fueron testigos del 22 Encuentro Internacional de Poetas, celebrado del 7 al 10 de junio pasado en el Centro Regional de las Artes de Michoacán (CRAM), ubicado en la ciudad de Zamora.
El encuentro, organizado por la Universidad Pedagógica Nacional, Univer Plantel Zamora y la Secretaría de Cultura de Michoacán, entre otras instituciones, fue inaugurado con un recital de música clásica por Harold Beizaga, de Bolivia, y una muestra pictórica del maestro Adrián Sánchez Oropeza, en la Galería de Cristal.
Roberto Reséndiz Carmona, quien durante más de dos décadas ha dirigido la celebración poética, entregó a la agencia informativa Apro el ejemplar antológico de esta edición, en cuyo “liminar” escribe:
“Este 2018 el Encuentro Internacional de Poetas de Zamora cumple veintidós años de trabajo ininterrumpido, es también año de elecciones presidenciales en México y yo, como siempre, conservo la esperanza que la vida de la mayoría de los mexicanos cambie para bien…
“Nada justifica ni justificará la barbarie en la que estamos sumergidos. Me niego a aceptar la estupidez de la guerra y la sordera de la clase gobernante, el mar de mentiras que tejen los candidatos encerrados en un México que en realidad no existe… por ningún motivo puedo olvidar que la sangre sigue corriendo en las aceras de mi pueblo.”
A continuación presentamos versos de algunos poetas extranjeros, de un total de 43 provenientes de 12 países en esta antología del 22 Encuentro Internacional de Poetas en Zamora, Michoacán 2018, publicada por Editorial Cultura Are y Tradición (CAT, cultura_arte_y_tradicion@yahoo.com.mx con tels. 01 351 5123250 y + 351 500 1955).
Antonio Nazzaro (Italia, 1963)
entra por la ventana
esta noche suramericana
escrita en italiano
este pesar de una distancia
sin tierra pero con cariño
como vagón de un tren
que no cruza mares
sino océanos
amores de lenguas diferentes
sentados en este viaje
reconocidos por un único beso
como una promesa abierta
no hay tierra que dividir
sino un cielo que se vuelve
puente
Dariela Torres (Honduras, 1995)
II […]
Pensé en buscar el jardín de mi infancia
encontrarlo con las flores que jamás tuvo
con el amor que me arrancaron, ya no recuerdo cuándo.
Pensé en buscar el jardín de mi infancia, iba con flores en las manos con esperanzas que levanté del suelo de mi casa sintiendo la extrañeza de mis pasos, pero fue imposible encontrarlo.
Cuando te arrancan el amor los caminos se vuelven laberintos donde los espejos se encuentran frente a frente en un túnel infinito de profunda soledad.
¿Dónde encuentro el jardín de mi infancia,
las flores que jamás tuvieron mis manos hechas mariposas,
las sonrisas que nadie nunca dibujó con tizas amarillas,
los besos que no alcancé a dar para convertir mi boca
en un poema que florece?
Ya no recuerdo cuándo…
Josep Lleixà Fernández (Cataluña, 1941)
Qué horror, qué vergüenza,
mueren ahogados tragados por el mar
y tú y yo indiferentes.
Los que pueden llegar a tierra
acurrucados en una manta para mitigar el frío,
buscan una mano que les dé pan
una mirada de amor para saciar su sed,
y tú y yo indiferentes.
Hambre y sed de comprensión
buscaban un mundo mejor,
muchos han desparecido,
¿donde están son libres o esclavos?
y tú y yo indiferentes.
Qué horror, qué vergüenza.
La culpa es del capital,
o ¿que ya nada nos duele?
Todos tenemos la culpa
por acción u omisión.
Y tú y yo indiferentes.
David Antonio Ortiz Zepeda (Chile, 1989)
Dos soles
Hay dos soles en el aire abrigando este ocaso
Uno quema hidrógeno en el cosmos
El otro, prende oxígeno en la cúpula celeste
En grupo caemos del zepelín
En grupo nos subimos y así vamos
Abrasados, abrazados
Ya no somos personas sino carbono
combustible
el progreso
somos la luz que ciega
Micaela Mendoza Hägglund (Bolivia/Suecia, 1981)
Bautizos
(Yo no canto, no es invocación. Sólo nombres que regresan.
Alejandra Pizarnik)
He cambiado de nombre
intentando llamarme a mí misma
en otras lenguas distintas.
He sido nombrada
cantando letanías
en español
en aymara
en sueco
en gurmukhi
en feérico
en arameo.
Liturgia de mis identidades,
ceremonias de bautizos,
renombramiento
de mis metamorfosis
de lo mismo.
Ivana Lorena Szac (Argentina, 1980)
Mujeres con tentáculos
roedores en la memoria las piernas abiertas al sol
aplastadas
sin lunas en sus manos temerosas
como sirenas en pantanos
palabras hierven en sus ojos
mujeres posando
como estatuas muertas.
Nérvinson Machado (Venezuela/México, 1976)
El Challenger
Ensayar varias veces al hombre para terminar en un esqueleto de pobreza revestido de la carne de la guerra. Pudimos habernos quedado de maíz. Todo cabe dentro del maíz: la lámpara de los soñadores, los faros boca abajo dentro de la tierra, la membrana del día y los trozos cósmicos de felicidad en los bolsillos de la mazorca. El hombre de maíz voló más que cualquier otro al universo. Nosotros, en cambio, tuvimos al Challenger para iluminar el cielo y no despegarnos tanto de la tierra.
Margarita Losada Vargas (Colombia, 1983)
The Wall
de todos modos
siempre habrá un dolor
una imagen un sabor
un poema recordando
que somos hijos
de una única lengua muerta
Yolanda Castaño (Galicia, 1977)
Listen and Repeat: un pájaro, una barba.
Todo el cielo está en cuclillas: Una sed intransitiva.
Hablar en una lengua ajena
se parece a vestir ropa prestada.
Helga confunde de los significados de país y paisaje.
(¿Qué clase de persona serías en otro idioma?)
Tú, me haces notar que, a veces,
este instrumento mío de cuerda
vocal
desafina.
En el patio de luces del lenguaje,
se me engancha la prosodia
en el vestido.
Te contaré algo sobre mis problemas con la lengua:
hay cosas que no puedo pronunciar.
Como cuando te veo sentado y sólo veo
Una silla – ceci n’est pas une chaise.
Una cámara oscura proyecta en el hemisferio.
Pronunciar: si el poema es
un exorcismo, un cambio de agregación; algún humor
solidifica para abandonarnos.
Así es la fonación, la entalpía.
Pero tienes toda la razón:
mi vocalismo deja mucho que desear.
(Si dejo de mirar tus dientes
no voy a entender nada de lo que hables).
El cielo se hace pequeño. Helga sonríe en cursiva.
Y yo aprendo a diferenciar entre una barba y un pájaro
más allá de que levante el vuelo
si trato de cogerla
entre las manos.