NASA: ante un accidente en México, "rídiculas" indemnizaciones (Segunda y última parte)

sábado, 15 de febrero de 2003 · 01:00
El bebé espacial Washington - “Nosotros somos un bebé que ha estado hasta ahora gateando y que ahora trata de estar listo para levantarse y dar sus primeros pasos”, dice en el artículo el director del programa, Alan Newhouse El bebé podría sufrir algunos atrasos, admitió de todas maneras Spacecom Según la nota firmada por el experto Leonard David, “la NASA y los expertos de la industria nuclear creen que el tiempo es correcto para un paradigmático paso adelante en la robótica y, eventualmente, exploración espacial humana más allá de la órbita terrestre”, empresas que necesitarían del poder de la propulsión nuclear Sin embargo, sigue, “a causa de los hasta ahora desconocidos efectos de la calamidad del Columbia y del dinero necesario para reanudar los lanzamientos de operaciones humanas, los sostenedores del Proyecto Prometeo pueden sentirse desalentados aun antes de que comience” Este posible o eventual retraso en la puesta en marcha del nuevo proyecto nuclear de la NASA podría dar tiempo a quienes se oponen a la renovación de la Price-Anderson para por lo menos lograr que la industria nuclear pierda esta protección ante la posibilidad de un accidente y reconsidere las consecuencias de su responsabilidad ante un desastre atómico no sólo en el territorio estadounidense sino también en el exterior Para la organización de defensa del consumidor Public Citizen, fundada por el ex candidato presidencial Ralph Nader, la Price Anderson es sencillamente “un subsidio de miles de millones de dólares para la energía nuclear” Según esta agrupación, se trata de una legislación contraria al interés de los consumidores porque “pide a los contribuyentes que asuman la mayor parte de la responsabilidad en caso de un accidente nuclear” Si esa industria “no tiene la suficiente confianza en su propia tecnología como para asumir la responsabilidad por sus propios errores –agrega-, entonces no merece el apoyo del público” Public Citizen deja en claro cuáles son las preocupaciones de los consumidores estadounidenses Dejando de lado la irrisoria cantidad de 100 millones (o 500 millones) para un accidente en el extranjero, los 9 mil o 10 mil millones de dólares que reuniría la industria nuclear en caso de un desastre en territorio estadounidense empalidecen frente a los costos estimados de catástrofes previas El grupo, que tiene su base en Washington, recuerda que las estimaciones del Sandia National Laboratory, un organismo que cuenta con fondos federales, estableció en 1982 –después del susto provocado por el accidente de Three Mile Island en 1979- que un desastre nuclear puede provocar daños por 314 mil millones de dólares, o unos 560 mil millones si se actuliza esa cifra a dólares del año 2000 A pesar de estos peligros y de las críticas, algunas organizaciones, como el Pro-Nuclear Space Movement, están llevando adelante una campaña para lograr lo contrario, que los legisladores aprueben mayores fondos para el uso de energía atómica en el espacio Algunos congresistas, como el republicano Pete Domenici, se cuentan entre los principales impulsores de la votación de la renovación del acta Price-Anderson Casualmente, Domenici cuenta entre los diez principales contribuyentes a su campaña electoral del 2002 con varias destacadas compañías con intereses en el sector nuclear, como Southern Co, FirstEnergy Corp, y el Los Alamos National Laboratory, además de grandes corporaciones como Lockheed Martin Por ahora la NASA desmintió que esté pensando desarrollar una misión tripulada por seres humanos con destino Marte, aprovechando que una nave a propulsión nuclear podría elevar su velocidad hasta los 29 mil kilómetros por hora, permitiendo alcanzar el planeta rojo en dos meses en lugar de los seis actuales El jefe de la agencia espacial, Sean O’Keefe, aseguró que son “solamente las reglas de la física las que controlan que tan rápido podemos llegar a algún lado” Pero también es conocido que la NASA está buscando una misión lo suficientemente popular e impactante para darle impulso definitivo a su programa de propulsión atómica Pero “el público estadounidense no dio su aprobación a una misión de este tipo”, declaró recientemente Bruce Gagnon, coordinador del grupo Global Network Against Weapons and Nuclear Power in Space Después del desastre del Columbia, “ahora sabemos que la tecnología espacial puede fallar y de hecho lo hace”, agregó el experto, según el cual “cuando se mezcla potencia nuclear en una ecuación, lo que se está haciendo es llamar a los grandes problemas” Entre esos “grandes problemas”, para algunos no hay dudas de que un accidente del tipo del Columbia pero con una nave a propulsión nuclear podría no sólo ser una catástrofe radiactiva de grandes proporciones sino también un engorroso conflicto con Estados Unidos si el aparato cayera en el extranjero Si una nave o un satélite con potencia nuclear “cayera en París y dejara a toda la ciudad radiactiva inmediatamente –dice Hoffman-, la alcaldía podría obtener 100 millones de dólares de indeminización de parte de la aseguradora”, o 500 millones si se aprueba la renovación del acta Price-Anderson “¡Eso no cubre siquiera el precio de algunas de las obras que se encuentran en el Museo del Louvre!”, se escandaliza el investigador, quien se pregunta también que tipo de cuentas tendrían que hacer los gobiernos de otros países, entre ellos los vecinos de Estados Unidos

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