La guerra en Irak y la ética de los gobernantes

sábado, 7 de junio de 2003 · 01:00
El presidente de Estados Unidos, George W Bush, y el Primer Ministro británico, Tony Blair, están bajo sospecha de haber mentido y escondido la verdadera motivación de la guerra en Irak Héroes victoriosos apenas unas semanas atrás, ahora están a la defensiva Bush ha dicho que pronto se sabrá la verdad de la guerra de Irak y Blair ha afirmado que no mintió En el Reino Unido han establecido una Comisión de Investigación y hay quienes piden su renuncia En Estados Unidos el senador demócrata Bob Graham ha dicho que “Bush debe ser responsabilizado si se determina que la información fue manipulada para justificar la guerra, pues ello levantaría serias dudas acerca del liderazgo que participó en la manipulación y engaño del pueblo” La acusación de mentir se origina en que, hasta ahora, no se ha encontrado ninguna arma de destrucción masiva en Irak, como ambos gobernantes afirmaron que existían, entonces la gente se pregunta si los servicios de inteligencia estadounidenses y británicos son tan malos o incapaces que no pudieron hacer un diagnóstico correcto, o bien si los gobernantes distorsionaron dichos informes o mintieron deliberadamente para lograr sus propósitos Ahora bien, si el acabar con las armas de destrucción masiva no fue el verdadero propósito, cuál lo fue El 15 de febrero escribí en este mismo espacio, en el artículo titulado Irak y el Nuevo Orden Internacional sobre las dificultades que había encontrado el gobierno estadounidense para justificar la guerra Señalé que en muchos países y en ciertos círculos norteamericanos se creía que el verdadero motivo de la guerra era el control de las reservas petroleras de Irak en beneficio de los intereses del grupo gobernante estadounidense Pero también subrayé que la mayoría de nuestros vecinos se negaba a creer en esa motivación y que la administración Bush la había desmentido categóricamente Finalmente, después de varios intentos fallidos para defender la invasión, el gobierno estadounidense utilizó los argumentos de las armas de destrucción masiva y de que la instalación de un régimen democrático en Irak contribuiría a la democratización de toda la zona Los expertos señalaron las debilidades y riesgos de esa visión, pero el gobierno estadounidense al parecer desoyó todos las advertencias, pasó por encima del derecho internacional, libró una guerra ilegal e ilegítima y ahora se encuentra con una situación explosiva en las manos, aunque haya sido sancionada por las Naciones Unidas Pero en los últimos días han aparecido en diversos medios estadounidenses, británicos y alemanes, pruebas de la manipulación de la información y declaraciones del subsecretario de Defensa de los Estados Unidos, Paul Wolfowitz, que confirman que el verdadero motivo de la guerra fue lograr el control del petróleo iraquí La reconstrucción de Irak está empantanada y el establecimiento de un régimen democrático ha sido pospuesto indefinidamente, pues apenas hace unos cuantos días, Estados Unidos anunció que los participantes en el gobierno interino serán designados, no elegidos por los diversos grupos que conforman la sociedad iraquí, y que no permitirán la formación de un gobierno similar al de Irán, aunque fuera elegido por métodos democráticos De comprobarse todas estas hipótesis estaremos frente a un hecho inmoral: El uso de la mentira para el logro de fines particulares; el engaño deliberado que condujo a la muerte de más de 5 mil personas, la mayoría de ellas civiles; la transgresión de normas de derecho internacional De nuevo, la imposición de intereses económicos por encima de la dignidad de la persona humana Ello necesariamente tiene que llevarnos a todos los que nos dedicamos al estudio y práctica de las relaciones internacionales a una reflexión profunda Hechos inmorales en la historia de las relaciones internacionales hay muchos, pero ello no los justifica Se ha dicho que la mentira es instrumento por excelencia de la diplomacia, hasta llegar a la frase que un buen diplomático es aquel que miente por su país También se ha escrito hasta el cansancio que el engaño es fundamental en toda estrategia de guerra Varios académicos mexicanos argumentaron que México debía hacer a un lado sus principios y atender sólo a los intereses, con lo que implicaban que el “deber ser” se debe desvincular del “ser”, del realismo político No estoy de acuerdo Si algo se logró después de la Segunda Guerra Mundial fue el reconocimiento de la importancia de los derechos humanos, del respeto a la persona humana por encima de intereses nacionales, de la necesidad de transparencia en las negociaciones internacionales, de la proscripción del uso y la amenaza del uso de la fuerza Por eso, la mentira y el engaño son inaceptables en las relaciones internacionales Por eso, el “interés nacional” tiene que ser equilibrado con el “derecho internacional” Por eso, la promoción y protección de los derechos humanos está por encima de la soberanía de los Estados De ahí que en los últimos años se esté dando una atención especial a la “teoría normativa de las relaciones internacionales” que tiene una fundamentación ética La transparencia, la verdad, la buena fe, el derecho, deben ser principios rectores en las relaciones internacionales y en la acción de los dirigentes políticos La congruencia entre el decir y el actuar es fundamental Por eso no creo en supuestas “reinvenciones” o reconversiones de supuestas figuras políticas por intereses mercadotécnicos y de poder Por eso, alguien que ha mentido, que ha actuado con arrogancia, que ha pisoteado a quienes alguna vez lo apoyaron y fueron sus amigos, que ha traicionado, no cambia Mentirá y traicionará de nuevo, se robará las ideas de otros y todavía querrá que el pueblo lo reconozca y lo elija y si éste no lo hace dirá que nunca entendieron su grandeza Espero que todos rechacemos el engaño, la mentira y la reinvención mercadotécnica como paradigmas de la política nacional e internacional

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