Alemania: unidos por el escepticismo
BERLÍN, 9 de enero (apro) - A 10 meses de que se cumplan 20 años de la caída del Muro de Berlín, que sentenció el triunfo de la economía de mercado sobre el socialismo real, los alemanes muestran un alto grado de decepción frente a los resultados de la reunificación germana
Los prejuicios existentes en ambos lados de la vieja frontera se solidifican Los alemanes del este y el oeste se echan mutuamente la culpa por la frustración de sus expectativas Unos y otros tienen, sin embargo, puntos de coincidencia: ven con gran escepticismo el funcionamiento del actual sistema político, consideran que el sistema social es injusto y creen que la corrupción a nivel político y empresarial en Alemania se ha convertido en un problema
Tal es el balance que se desprende de los datos de una encuesta publicada el pasado 2 de enero por el diario Berliner Zeitung La encuesta ?realizada por la consultora Forsa? se realizó en diciembre de 2008, a partir de entrevistas con 1008 personas Dicha consultora formuló las mismas preguntas en encuestas anteriores, a lo largo de estos 20 años, de manera que es posible dar seguimiento a la percepción social del proceso de reunificación en Alemania
Tras la caída del Muro, el 9 de noviembre de 1989, el 71% de los alemanes del este creía que su vida mejoraría con el cambio de sistema político En 1999, el 65% de ellos sostenía que su vida había mejorado tras la reunificación La actualidad ofrece un panorama muy distinto De acuerdo con la mencionada encuesta, sólo 46% de los alemanes del este dice que su vida es mejor que la que tenía en la exRepública Democrática Alemana (RDA) Uno de cada cuatro opina que hoy le va peor que entonces
Alemania estuvo dividida durante cuatro décadas La Constitución germano-occidental de 1949 se fijó como principio y meta el logro de un Estado alemán único En los hechos, unos y otros alemanes consideraban que sus mundos ideológicos eran irreconciliables y que la separación en dos Estados era la única realidad posible
Pese a que la RDA se encontraba desde 1988 con enormes dificultades para cancelar sus compromisos externos, casi ningún experto pronosticó su rápido derrumbe La presión popular en el este obligó a levantar la prohibición que impedía a sus ciudadanos viajar a la Alemania capitalista La noche del 9 de noviembre de 1989, miles de alemanes orientales transpusieron la frontera
La caída del Muro terminó con la Guerra Fría Alemania dejó de ser el epicentro de una eventual guerra nuclear entre los dos bloques En esos días de noviembre de 1989, el pueblo alemán mostró al mundo su cara menos frecuente: efusividad, calidez, algarabía, desborde El modesto automóvil serial de los orientales, el Trabbi, era recibido en el oeste con palmadas en el techo, gritos de júbilo, botellas de champán prontas para el descorche
También Ingo Stelzer quedó impactado en su primera incursión por el "mundo libre" Oriundo de Chemnitz, entonces llamada Ciudad Karl Marx, Stelzer visitó con su novia la ciudad de Kassel en diciembre de 1989 "De la estación de tren fuimos directamente a una agencia de viajes, algo que en el este por supuesto no existía", dice a Apro este músico y docente de 41 años
"Yo quería averiguar el precio de un trayecto en barco entre Italia y África Era un sueño Conocer el mundo que para nosotros había estado prohibido" Por si fuera poco, los occidentales demostraban interés y curiosidad "La empleada de la agencia de viajes nos invitó a cenar", dice Stelzer "No nos dejó pagar un hotel Pasamos un par de días en su casa"
Alemania se reunificó el 3 de octubre de 1990 Atrás quedaba la división impuesta por los aliados tras la victoria militar sobre la Alemania nazi Recuperada la libertad de opinión y de desplazamiento, los alemanes del este creían que el estado de bienestar muy pronto los incluiría Este optimismo se ha devaluado con el paso de los años
"Hoy todavía tenemos diferentes tarifas para el pago a los profesionales en el oeste y en el este", dice a Apro Jochen Staadt, profesor de la Universidad Libre de Berlín, especializado en la exuda "Hay gente que dice: 'Ya llevamos 20 años de reunificación, ¿por que qué no recibimos la misma retribución por el mismo trabajo que los colegas del oeste?' Este es otro motivo de insatisfacción"
Reproches cruzados
Los alemanes occidentales ven las cosas desde otra perspectiva Se quejan por tener que pagar para la reconstrucción del este desde hace 20 años "La transferencia de fondos del oeste hacia el este sigue siendo gigantesca", confirma el profesor Jochen Staadt "Y uno se pregunta, ¿a dónde va todo ese dinero?"
El 72% de los alemanes del oeste cree que a los orientales les va mejor que en tiempos de la RDA Los propios interesados, sin embargo, están convencidos de que los occidentales se han aprovechado de ellos No niegan el millonario flujo de dinero destinado a la reconstrucción del este "Lo ven como una inversión realizada por los alemanes del oeste para favorecer sus propios negocios", dice Manfred Güllner, jefe de la encuestadora Forsa, en entrevista con el Berliner Zeitung publicada el 2 de enero
La panacea de un occidente dorado, propagada durante la Guerra Fría, no se concretó en el este La economía en la región es frágil Hay pocos polos industriales El desempleo sigue siendo muy alto Al menos un millón 500 mil alemanes orientales dejaron su tierra desde la reunificación, sobre todo mujeres jóvenes, con buen nivel educativo En algunas regiones de la exRDA hay un 25% más de hombres que mujeres, con una edad de entre 18 y 29 años El fenómeno es único en toda Europa "Esta gente joven, activa y exitosa que se va, no entra en las encuestas", puntualiza Jochen Staadt
La reunificación alemana llegó cuando el antiguo estado de bienestar daba muestras de resquebrajamiento Unos y otros alemanes sufren la baja del salario real y el aumento de los alquileres, los alimentos y las tarifas de energía en los últimos años
Democracia renga
El nivel de aceptación hacia los logros de la reunificación puede considerarse como sumamente bajo Sobre todo si se tiene en cuenta que la economía de mercado recibe un apoyo casi monolítico desde el poder político, las finanzas, la industria y los grandes medios de comunicación Diferentes encuestas de los últimos años reflejan, sin embargo, que cada vez más alemanes rechazan la así denominada "economía social de mercado"
El dato no es menor Este modelo hizo posible el llamado "milagro económico" alemán y la generalización del bienestar Entre 1959 y 1973 ?según un estudio del historiador Hans Ulrich Wehler?, los alemanes cuadruplicaron sus ingresos
De acuerdo con una encuesta del Instituto Allensbach, de diciembre de 2007, el 62% de los alemanes cree que el actual modelo económico no es realmente social El 60% desea una mayor seguridad social regulada por el Estado
"Antes se pensaba que la libertad era más importante que la justicia social", dice Jochen Staadt "Hoy, de acuerdo a casi todas las últimas encuestas, se piensa lo contrario"
Staadt cree que mientras la situación económica sea lo suficientemente buena como para que la población pueda salir adelante, no va a haber mucha gente dispuesta a sacrificar su libertad Esto podría cambiar en una situación de crisis "De este modo llegaron al poder algunos movimientos dictatoriales en el siglo XX ?sostiene Staadt?, que aprovecharon las crisis para decir: 'Nosotros vamos a establecer la justicia social'"
El magro balance que los alemanes hacen de la reunificación se refleja en su postura crítica frente al sistema social y político Ésta atraviesa todas las edades y sectores sociales El 67% de los orientales y el 59% de los occidentales consideran que el sistema social es injusto El 72% cree que la situación social ha empeorado en los últimos años
Entre 1950 y 1990, las distribución de la riqueza en Alemania permaneció estable A partir de entonces se ha consolidado una tendencia predominante en otros países industrializados: los ricos son cada vez más ricos y los pobres, más pobres
El 90% de los alemanes cree en la "idea de la democracia" Pero en ambas regiones de Alemania se mira con mucho escepticismo su puesta en práctica El 67% de los alemanes del este y el 53% de los del oeste ?de acuerdo con la encuesta de Forsa? critican el funcionamiento real del actual sistema político
En los foros internacionales Alemania suele jugar un papel de adalid de la democracia La mayoría de sus habitantes cree, sin embargo, que la democracia germana no es lo que debería ser: el gobierno del pueblo La clase política no se siente atada a las promesas electorales ni tampoco a los programas partidarios En el último tiempo, la coalición de gobierno entre conservadores y socialdemócratas ha sancionado leyes reprobadas por la oposición y la amplia mayoría de los alemanes
El ejemplo más sonado es la reciente aprobación de una ley que faculta a la policía de investigaciones criminales, a partir de enero de 2009, a intervenir teléfonos e instalar micrófonos y cámaras en el domicilio de presuntos sospechosos, incluyendo periodistas, abogados y médicos
La brecha entre la clase política y los ciudadanos ya había sido reflejada por otra encuesta de Forsa, publicada por la revista Stern en marzo de 2008 El 82% de los alemanes (el 90% en el caso de los orientales) cree que los gobernantes no toman en cuenta los intereses del pueblo Sólo el 5% de los alemanes piensa que a través de las elecciones se puede influenciar en gran medida la política El 48% cree que se puede influenciar algo y el 47%, nada
Esto significa que el 95% de la población considera que su influencia en la política a través de la emisión del voto es escasa o nula El 80% aboga por más referendos
"La democracia nunca puede ser ideal", sostiene Staadt
Y abunda:
"Sospecho que la idea de democracia siempre está en contradicción con la democracia concreta que tiene lugar en el Estado y la sociedad La RDA no era ninguna democracia Mucha gente dice que era más justa, porque las diferencias estaban niveladas en la sociedad"
Transparencia
En su informe de percepción de la corrupción del año 2008, Transparencia internacional ubicó a Alemania en el puesto 14 entre 151 países El país mejoró, de este modo, dos puestos con respecto al que había ocupado en 2007
Los propios alemanes tienen otra percepción de lo que pasa en su país Más del 60% cree ?de acuerdo con la encuesta de Forsa? que la corrupción ha aumentado significativamente en los últimos 20 años Un breve muestrario incluye los sobornos de Siemens, la evasión fiscal de ejecutivos de multinacionales, las penas risibles impuestas a banqueros y empresarios involucrados en negocios ilícitos
El 46% de los alemanes orientales y el 44% de los occidentales ven el futuro con preocupación Para esto hay causas anteriores a la crisis financiera internacional y la recesión que vive la economía alemana Los expertos vaticinan que la brecha entre el este y el oeste se seguirá ampliando
"Las perspectivas de crecimiento económico en el este, a mediano y largo plazo, se muestran menos favorables que en el oeste, a causa del desarrollo demográfico", declaró Joachim Ragnitz, economista del Instituto Ifo, a Associated Press, a comienzos de enero
Cuanto más relegada en el tiempo queda la RDA, más fuerte se establece entre algunos la postura de que Alemania Oriental era algo así como una "dictadura cómoda" En el este no es inusual oír hoy que quien no se inmiscuía con los poderosos, podía vivir muy bien en la RDA
El Muro sigue siendo una herida para la mayoría, pero también aglutina a sus nostálgicos De acuerdo con otra encuesta de Forsa, de julio de 2008, el 11% de quienes viven en Berlín o el estado que rodea la capital, Brandeburgo, quisiera ver nuevamente en pie el triste Muro divisorio
"La RDA era un sistema centralizado, las autoridades pensaban y hacían por ti", sostiene Stelzer "Creo que mucha gente no termina de acostumbrarse a ver las oportunidades que le brinda la libertad De ahí proviene la insatisfacción"