Cuba-Estados Unidos: nuevos desencuentros

martes, 18 de enero de 2011 · 01:00

LA HABANA, 18 de enero (apro).- Las reuniones entre las delegaciones de Cuba y Estados Unidos para discutir la instrumentación de los acuerdos migratorios entre ambos países  han devenido en desencuentros, en los que incluso ha habido enfrentamientos  diplomáticos.

El caso de Alan Gross, detenido desde hace 13 meses en Cuba por distribuir equipos ilegales de comunicación satelital; la reunión entre Roberta Jacobson, subsecretaria adjunta principal del Departamento de Estado, y disidentes cubanos, y la presión de los legisladores cubano-americanos, han puesto en el precipicio las conversaciones iniciadas hace dos años entre los gobiernos de Raúl Castro y Barack Obama.

Por cuarta ocasión, Estados Unidos exigió al gobierno cubano que juzgue y repatrie a Gross, contratista sospechoso de espionaje, cuyo arresto, ocurrido el 3 de diciembre de 2009, frenó un acercamiento entre ambas naciones.

La situación legal del ciudadano estadounidense fue discutido el pasado miércoles 12 por funcionarios de Cuba y EU durante una ronda de conversaciones migratorias.

“Ellos dijeron que esperan que sea acusado y procesado”, dijo Jacobson, quien encabezó la delegación oficial de Estados Unidos en las conversaciones migratorias con diplomáticos cubanos.

Al preguntarle si tras el juicio, Gross sería repatriado a Estados Unidos, respondió: “Con base en cosas que escuchamos, soy prudentemente optimista de que así será”.

Un comunicado distribuido por la Oficina de Intereses de Washington en La Habana fue puntual al señalar que los funcionarios  estadounidenses plantearon el caso de Gross  y pidieron su liberación inmediata.

“En el transcurso de la reunión, el equipo estadounidense, dirigido por Roberta Jacobson, subsecretaria adjunta principal del Departamento de Estado, reafirmó el compromiso de Estados Unidos de promover una migración legal, ordenada y segura. La delegación cubana estuvo encabezada por el viceministro de Relaciones Exteriores, Dagoberto Rodríguez Barrera”, se lee en el documento entregado a los corresponsales extranjeros.

Pero el caso Gross no irritó tanto al gobierno cubano como la reunión que sostuvo Jacobson con una docena de dirigentes opositores al régimen comunista, entre ellas Berta Soler, portavoz de las Damas de Blanco.

La reacción del gobierno del presidente Raúl Castro fue inmediata.

Un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex) apuntó: “El 13 de enero del 2011, aprovechando la visita que realizaron a Cuba para participar en la ronda de conversaciones migratorias, la jefa de la delegación norteamericana, Roberta Jacobson (…), acompañada por la subsecretaria asistente para Centroamérica, el Caribe y Cuba, Julissa Reynoso; el jefe de la Oficina de Asuntos Cubanos, Peter Brennan, y el jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, Jonathan Farrar, se reunieron con un grupo de mercenarios, cuyas actividades contra el orden constitucional cubano son dirigidas y financiadas por el gobierno de Estados Unidos.

“Previo a la celebración de la ronda migratoria, el Ministerio de Relaciones Exteriores trasladó claramente a los representantes del gobierno de Estados Unidos su rechazo a cualquier intento de utilizar esta visita de carácter oficial a Cuba para realizar actividades ofensivas e irrespetuosas hacia nuestro país”.

         El comunicado expresó, además, que “el  Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba denuncia esta abierta provocación de altos funcionarios del Departamento de Estado, que constituye una violación flagrante de los principios y las normas internacionales que rigen las relaciones entre los Estados y una ofensa a nuestro pueblo, que por más de 50 años ha enfrentado la política de hostilidad y bloqueo del gobierno de Estados Unidos”.

         Sostuvo que “esta acción confirma una vez más que no hay cambios en la política de subversión e injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos de Cuba y que su prioridad sigue siendo alentar la contrarrevolución interna y promover actividades de desestabilización, a la vez que recrudece el bloqueo y la persecución de las transacciones comerciales y financieras  cubanas en el mundo entero”.

La cancillería cubana reiteró que mantendrá el diálogo con el gobierno estadounidense, pero alertó que no “tolerará”  injerencia alguna de Washington en los asuntos internos de Cuba y utilizará todos los mecanismos políticos y legales a su alcance para enfrentarla.

 

Lobby cubano

El poder de los legisladores de descendencia cubana descarrilará las incipientes negociaciones de los gobiernos presididos por el presidente Barack Obama y Raúl Castro, pero sobre todo hará trizas el proyecto legislativo de levantar la prohibición –que cumplirá próximamente 50 años– a los ciudadanos estadounidenses de viajar a la isla.

Las victorias del Partido Republicano en las elecciones del pasado 2 de noviembre, sobre todo el avance de los cubano-americanos en las Cámaras de Senadores y de Representantes, impedirán que se logren acuerdos sobre asuntos migratorios.

El pasado miércoles 15 de diciembre, siete legisladores nacidos en Cuba o de padres cubanos tomaron posesión en sus nuevos escaños en las cámaras Alta (Senado) y Baja (de Representantes), conformando uno de los grupos hispanos más poderosos en la legislatura de Estados Unidos.

Mel Martínez, Bob Menéndez y Marco Rubio juramentaron como senadores, en tanto que David Rivera (Florida), Ileana  Ros-Lethinen (Florida), Albio Sires (New Jersey) y Mario Díaz-Balart (Florida) asumieron sus escaños en la Cámara de Representantes.

Destaca la figura de Marco Rubio, pues los analistas, tanto en La Habana como en Washington, aseguran que representa un problema para las relaciones de Estados Unidos y Cuba.

Marco Rubio y David Rivera, ambos de la Florida, forman parte de una nueva generación de políticos con descendencia cubana a nivel federal.

Rubio, el único republicano de origen hispano en el Senado, es el tercer cubano-americano en ocupar un asiento en el Senado de Estados Unidos, después de Mel Martínez y Bob Menéndez.

El nuevo mosaico legislativo favoreció grandemente a una de las archienemigas del gobierno de la isla: Ileana Ros-Lehtinen, quien asumió la poderosa Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.

“Indiscutiblemente, el hecho de que Ileana Ros-Lehtinen sea la presidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes tendrá un impacto muy negativo a nivel de las acciones que podrán pasar en el Congreso para mejorar las relaciones con Cuba”, aseguró a  Apro el investigador y politólogo cubano Arturo López Levy.

El investigador de la Universidad de Denver recordó que Ros-Lehtinen ha apoyado todas las iniciativas de reforzamiento del embargo, y ha participado en el bloqueo de cualquier ley para aliviarlo.

La Loba feroz, calificativo con el que se conoce en Cuba a la cubano-americana Ileana Ros-Lehtinen, se ha convertido en la primera hispana en presidir el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes.

De ideología netamente conservadora, y considerada un “Halcón” en cuestiones de política exterior, Ros-Lehtinen tiene el poder de proponer modificaciones a la diplomacia de la administración Obama, y los analistas prevén que en más de una ocasión  pondrá en aprieto al propio mandatario estadounidense.

En círculos de poder de Cuba se lamentó la llegada de Ros-Lehtinene al poderoso comité, pues marcará muy de cerca a la Casa Blanca para evitar cualquier tipo de concesión a La Habana.

En contraste, Israel gozó con la llegada de la legisladora cubano-americana a ese estratégico puesto. Ros-Lehtinen es una aliada del Estado hebreo, y no hay duda de que ayudará a Israel para que la millonaria ayuda, principalmente en el sector bélico, no sea reducida.

Las victorias de los anticastristas en la política estadounidense enfriará, sin duda, cualquier nueva medida que el gobierno de Obama intente para mejorar los lazos con Cuba, y tendrá repercusiones drásticas en la agenda de las negociaciones que los dos gobiernos iniciaron en 2009.

 

cvb

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