Tiempo y memoria

lunes, 26 de julio de 2010 · 01:00

Antonio Tabucchi es considerado como uno de los escritores italianos de mayor prestigio. Entre sus obras más destacadas y editadas en español están Dama de Porto Pim (1983), Nocturno hindú (1984), Réquiem (1992), Sostiene Pereira (1994) y Se está haciendo cada vez más tarde (2004), entre otras. Hace cinco años dio a conocer Tristano muere, un monólogo que él considera su mejor libro, en el que un moribundo repasa su vida. Ahora presenta El tiempo envejece de prisa (Ed. Anagrama, col. Panorama de Narrativas, Núm. 747, Barcelona, 2010, 171 pp.).

El libro está integrado por nueve relatos. “El círculo” es la narración de una mujer madura sobre su infancia y el cuestionamiento que se hace por no haber tenido hijos. En “Clof, Clop, clofete, clopete” un hombre escucha hablar de su infancia a una tía hospitalizada. En eso interrumpen los comentarios la afirmación sorprendente de una niña con cáncer. “Los muertos a la mesa” trata sobre la evocación que hace un agente secreto de su vigilancia al dramaturgo Bertold Brecht, en la Alemania del este.

“Yo me enamoré del aire” es la historia de un individuo que escucha a una mujer cantar mientras lava y tiende la ropa. La canción lo lleva a acordarse de otros tiempos. “Bucarest no ha cambiado en absoluto” versa sobre un anciano que vive en Israel pero sus memorias de Rumania le hacen creer que sigue viviendo en ese país.

En este libro Tabucchi trabaja sobre el tiempo y la memoria. Los hombres en su existir son marcados por determinados acontecimientos. Conforme transcurre el tiempo, éstos reaparecen como evocaciones que ayudan a comprender los momentos actuales o le dan diversos significados a lo sucedido. De tal manera que el pasado está también en el presente. Otros, cuando no soportan la realidad presente, recurren al recuerdo con la intención de recrear lo que sucedió, donde ocuparon un lugar importante, para darle un sentido a su existencia. Así viven en otro tiempo. No obstante, la finalidad es la misma: comprender para vivir con más intensidad. Dice uno de los personajes que el rememorar le daba “una realidad tan viva, como para parecer más real que la realidad que estaba viviendo o había vivido”.

Tabucchi logra una obra redonda con relatos sencillos, tocados con un hálito poético. Son pequeños trozos de vida que invitan a recordar nuestra biografía y comprobar el paso del tiempo.

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