La larga lucha por la justicia

martes, 1 de octubre de 2002 · 01:00
Apoyó su mano derecha sobre la pierna y escuchó la lectura de cada una de nuestras declaraciones En otros momentos juntó sus manos entre las piernas, que cruzaba a la altura de los pies Acaso estiró los dedos para destensar su rigidez En verdad parecía estar tranquilo, como si tuviera seguridad de que esta diligencia tendrá un desenlace feliz, normal, para un hombre que cree haber servido a la República Y si apoyó su mano en la mesa, fue sólo para extender el índice como si todavía tuviera la gracia presidencial para girar instrucciones sobre cómo continuar la diligencia, bajo la idea de que tiene el derecho de apelar a la defensa No era audible lo que intentaba expresar Cierto que tuvo que liberar fuerzas para sobreponerse a su calidad de indiciado Incluso, desautorizó a su abogado para que éste decidiera el curso del proceso Su traje gris Oxford, con tenues líneas amarillo paja, hacía juego con su camisa amarillo paja y corbata azul con rombos amarillo paja, pero no con sus calcetines de cocoles grisáceos Preferí verlo de frente, y varias veces con serenidad le sostuve la mirada, rehuyendo él la disputa, en el momento en que escuchaban una a una las preguntas del interrogatorio Por rato largo le fui incómodo Nunca lo había visto antes, sólo en la prensa y la televisión Ahora su rostro era de un color pajizo gris y violáceo Sus piernas se clavaron al suelo, pero no sus manos, pues apoyando los brazos sobre sus codos llamó con un dedo a su abogado, para darle instrucciones y obtener un poco de seguridad En diversas ocasiones hundió sus mejillas, como si se dispusiera a dirigir un discurso a los mexicanos o a gozar de tan significativo interrogatorio, pero se controló Sin embargo, al escuchar las preguntas, y endureciendo las quijadas, su rostro se alargó, como si estuviera presintiendo un desenlace funesto ¿Por qué, si el mitin del 2 de octubre de 1968, en la Plaza de las Tres Culturas, fue anunciado con anticipación a las autoridades y a los medios, al momento de ya iniciado fue cercado, copado y balaceado por elementos del Ejército, de las policías federales y locales, del Estado Mayor, del Batallón Olimpia, quienes dispararon contra los estudiantes asistentes, causándoles la muerte a varios y lesionando a otros? Fue una de las preguntas, nada ociosa ¿Qué ordenes recibió usted como secretario de Gobernación para la solución del movimiento estudiantil del presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz? ¿Quién ordenó la detención y traslado a diversas cárceles del Distrito Federal y del país de las personas, entre estudiantes, asistentes al mitin y vecinos, que se encontraban aquella tarde en el edificio Chihuahua de Tlatelolco y edificios contiguos, así como la de miles de personas que se encontraban en la plaza? Son muchas preguntas, algunas que quizá puedan darle la exculpación Pero no vamos a permitir que alcance el perdón Conservo aún las actas de las reuniones de trabajo para crear el memorable Comité 68-98 En ellas se encuentran las iniciativas previas a la conmemoración del 30 aniversario del 2 de octubre de 1968, cuya preparación iniciamos en abril de 1998 Leo en ellas una débil mención a la idea de llevar a juicio a los culpables del genocidio en Tlatelolco, pero en corto vemos la posibilidad de intentarlo ¡Pues vamos a fondo! A todos nos entusiasma la idea y se le da forma al proyecto ¿Nuremberg? No, México Aquí, en el marco de los 30 años, con una fuerte movilización ¡Qué se abran los archivos! Cada uno de nosotros asume una tarea importante, la mía es organizar la movilización En verdad cuesta trabajo hablar con todos los componentes de este esfuerzo En los días previos, siento que enfrentarse a distintas voluntades es un asunto desgastante Muchos quieren ser oradores, pelean representatividades, defienden sus ejes Pero en verdad estoy habituado Atrás, se trabaja en la demanda Raúl dice que la presentaremos antes de que fenezca el plazo En el mitin, me confirma, lo hicimos ¿Sin mi firma? Bueno, pienso, todo resultó como deseamos Cierto, no se trata sólo de saber la verdad, se trata de castigar a los culpables por los delitos que en la denuncia de hechos se han formulado, expresados textualmente ante el licenciado Jorge Madrazo Cuéllar, procurador general de la República, por Raúl Álvarez Garín, Roberto Escudero, Felix Lucio Hernández Gamundi, César Tirado, José Gilberto Piñeiro Guzmán, Roberto Vázquez Camarena y Javier Ramos Rodríguez, con fundamento en lo establecido en los artículos 1¼, 2¼, 3¼, 4¼, y demás relativos y aplicables del Código de Procedimientos Penales, así como los artículos 105, 108, 149 bis, 302, 364, 365 bis, 366 y demás relativos del Código Penal Federal, así como los artículos 8¼, 14, 16, 19 y 20 de la Constitución General de la República, que denuncian hechos que pueden constituir los delitos de genocidio, privación legal de la libertad, abuso de autoridad y los que resulten en agravio de los suscritos y de "otros", en contra del presidente de la República Gustavo Díaz Ordaz; el secretario de Gobernación Luis Echeverría Álvarez, el secretario de la Defensa Nacional Marcelino García Barragán, el jefe del Estado Mayor Presidencial Luis Gutiérrez Oropeza, el jefe del Departamento del Distrito Federal Alfonso Corona del Rosal, el procurador general de la República Julio Sánchez Vargas, el procurador de Justicia del Distrito Federal Gilberto Suárez Torres, el comandante de la operación Tlatelolco Crisóforo Mazón Pineda, el subcomandante de la operación Tlatelolco José Hernández Toledo, el subjefe de la Policía del Distrito Federal Raúl Mendiolea Cerecero, el comandante del Batallón Olimpia Ernesto Gómez Tagle, el director de la Federal de Seguridad Fernando Gutiérrez Barrios, el comandante de la Federal de Seguridad Miguel Nazar Haro Tiempo hubo de transcurrir para comprender que la lista de los responsables del genocidio que fue la masacre en Tlatelolco estaba incompleta, pues tratándose de una acción preconcebida y planificada en los más altos niveles del gobierno federal para terminar en forma definitiva con el movimiento estudiantil de 1968, se vieron en la necesidad de utilizar la estructura militar, empleando oficiales de alto rango, adscritos en secciones de inteligencia, unidades de planificación, operación y enlace ¿Quiénes? No es un asunto fácil; sin embargo, hubo que hurgar en la estructura militar Y cierto, mucho se ha hecho en la formulación de la lista adicional Ahora, existen elementos probatorios, comenzando por las personas a las que los mismos militares han inculpado El hecho de que en la entrevista que se le hizo a Luis Echeverría Álvarez, el 21 y el 22 de septiembre de 1998, publicada por El Universal, exprese que la masacre del 2 de octubre de 1968 es responsabilidad absoluta del expresidente Gustavo Díaz Ordaz y mencione que toda evidencia de los sucesos está en manos de la Secretaría de la Defensa Nacional, significa que deja al Ejército toda la responsabilidad y que será difícil que acepte cargos al respecto, pero también nos da una idea del hombre que tuvo la posibilidad como presidente de la República de hacer un juicio a los responsables de la masacre, que no hizo, por interés propio o por temor a que los asesinos lo señalasen como responsable de la decisión genocida ¿A quién no le va a preocupar que en la misma diligencia se hayan acumulado tres declaraciones más, éstas contextualizadas de una manera distinta? Entre ellas una ruin, que solicita memoriales para todas las víctimas de los años de represión desde el tiempo de Miguel Alemán Valdés Siempre he tenido la idea de que en el Comité 68 tenemos claro hasta dónde vamos a llegar No tengo la menor duda de la entereza que nos ha llevado a impulsar un proyecto importante para la vida de este país Yo creo que vamos bien Ahora está integrándose un amplio movimiento en torno del esclarecimiento y castigo de muchos crímenes cometidos en diversos momentos y distintos lugares del país Los que tienen que ver con el ejercicio del poder de Luis Echeverría Álvarez, sin lugar a dudas, son los más importantes, aunque no sean los únicos Ello indica que vamos bien Pero, un juicio como el que hemos solicitado por los delitos tipificados como Crimen de Lesa Humanidad requiere de un esfuerzo extraordinariamente superior, y no es fácil, ello lo hemos visto en el caso de Pinochet, que logró eludir las mazmorras Por ello, cuando me solicitan una respuesta sobre si se meterá a la cárcel a Luis Echeverría Álvarez, pienso que el camino es largo aún, pienso en todas sus implicaciones y en lo que significa en tiempo y esfuerzo; entonces converso conmigo mismo y me respondo: ésta es una larga noche, como lo fue la del 2 de octubre de 1968 Una larga noche que dura 34 años, pero Luis Echeverría Álvarez irá a la cárcel por sus crímenes, cuando amanezca (Proceso 1340 / 7 de julio de 2002)

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