Con José López Portillo: nada nos desune de Cuba

sábado, 2 de febrero de 2002 · 01:00
En mayo de 1979, el entonces presidente de México, José López Portillo, al dar la bienvenida al líder cubano Fidel Castro Ruz, expresó su deseo de que con esa visita se arreglara lo que desune al pueblo mexicano y cubano y se afirmara lo que los une A lo que Castro replicó enfáticamente: "Nada nos desune" Efectivamente, nada existía, hasta ese entonces que separara a ambos pueblos: ni reclamaciones territoriales, ni pleitos por mercados, ni diferencias étnicas ni lingüísticas, ni mucho menos reproches a su larga estancia en el poder, la cual entonces, no perdía un ápice de su brillo para sus muchos admiradores Fidel Castro dijo también que no besaba la tierra mexicana porque la lleva en su corazón con evidente alusión al histrionismo de Juan Pablo II que al llegar ese año por primera vez a nuestro país se puso de rodillas y besó el suelo Gestos como este los detecta el pueblo en su justo significado, y con irrespetuosa ironía los satiriza Pronto se empezó a decir que el Papa en realidad quería convencerse si, como tanto se repite en el mundo, México huele a petróleo Fidel Castro tampoco se tocó con el sombrero de charro, como obligadamente lo hacen todos nuestros visitantes para expresarnos su pretendido afecto El líder cubano dijo que nunca olvidaría que México, "el gran México, el gran pueblo mexicano y su gobierno, fueron los únicos en este hemisferio que mantuvieron las relaciones con Cuba, que respetaron la soberanía y la autodeterminación de nuestro pueblo, que no se sumaron al hostigamiento ni al saqueo" Posteriormente, en una conferencia de prensa, recordó que 23 años atrás su revolución salió precisamente de México En Cuba, siglos atrás, dijo, se armó la expedición de Hernán Cortés que habría de conquistarnos e incorporarnos al mundo hispánico, como ya lo estaba la isla Y en México, siglos más tarde, se forjaron los movimientos que independizaron a Cuba de la dominación española, hasta el último de Fidel Castro Ruz Se adujeron razones de seguridad, tanto aquí como en La Habana, para que la recepción al presidente Fidel Castro no se realizara en la capital de la República Fue la primera visita hecha a México desde el triunfo de la Revolución Cubana, en 1959 Habían transcurrido 20 años Se tomaron todas las previsiones para evitar problemas causados por eventuales enemigos y por encendidos admiradores del régimen, entonces numerosos José López Portillo no escamoteó reconocimientos al líder cubano: lo comparó, ni más ni menos, con Miguel Hidalgo y Costilla López Portillo dijo que Castro y sus compañeros habían conquistado la dignidad cubana contemporáneamente; consideró que era una "profunda satisfacción conocerlo y tratarlo, un privilegio También dijo que era, "un personaje del siglo XX" En sus declaraciones públicas y en las periodísticas Fidel Castro correspondió los reconocimientos recibidos de parte del gobierno mexicano Primero, al papel de México en el destino cubano, por su solidaridad concreta y constante Segundo, por "su pasado y su presente" Diplomático, en JLP reconoció a un dirigente "patriota, lúcido, cauto", en cuanto al manejo de los recursos petroleros, ya que, según dijo, aunque existen otros países celosos de sus bienes, México presenta una modalidad universalista con relación a los energéticos patrimonio de la humanidad, que ningún país petrolero había ofrecido Lejos estaba la crisis provocada por la baja del precio internacional del petróleo Estas palabras fueron dichas por Castro en el umbral de lo que todos creían sería el gran auge de la economía mexicana, entonces, mucho más que ahora, totalmente dependiente del petróleo Castro, dijo en ese 1979, se consideraba mexicano, pues así de enorme era su cariño e identificación con la patria que lo acogió y ayudó en su empresa revolucionaria En un habilidoso juego de cortesías, Castro asumió el papel de alumno y imputó el papel de profesor o maestro a JLP Este le replicó que el alumno era excepcional En suma, Castro extendió aval amplio a la posición internacionalista de López Portillo Y aprovechó la circunstancia para criticar la capacidad de gobierno del entonces presidente norteamericano, James Carter Incluso, lo comparó con su malogrado antecesor, Richard Nixon Ya antes había advertido que su visita era informal y sin ánimos de negociante, que venía como amigo, como hermano, sin agenda que implicase problema, diferendos, compra de gas o de petróleo No hay nada que separe a las dos naciones y gobiernos, están unidos por todo, enfatizó en varias ocasiones, tal era el estado óptimo de las relaciones bilaterales en aquel tiempo Empero en México se afirmaba entonces que la visita se encuadraba dentro de los movimientos pendulares, prototipos del pragmatismo multiforme de la política y la diplomacia mexicanas Que había sido una manera de "paliar" el triunfalismo que levantó, entre ciertos sectores, el "derechazo" de la reciente visita de Juan Pablo II, un vaivén para presentar un dirigente de izquierda nítida, revolucionaria Diversos acontecimientos que en esos días ocupaban la atención pública impidieron que la visita de Castro tuviera la difusión que muchos esperaban Uno de ellos, la ruptura de relaciones con dictadura de Anastasio Somoza, que entonces asolaba Nicaragüa Castro deseó al presidente que México lograse "prosperidad y emancipación", pues está, dijo, en un momento excepcional para obtenerlos Desgraciadamente, México se enfilaba a un despeñadero político y económico, que facilitó que el neoliberalismo a ultranza se instalara profundamente La molestia de Washington La excelente relación que durante el sexenio Lopezportillista exhibían México y Cuba no dejó de molestar y preocupar a Estados Unidos Al año siguiente de la vista de Estado de Castro a México, la embajada de Estados Unidos emitió un comunicado, con fecha 19 de agosto de 1980, en el sentido de que el acercamiento cada vez mayor entre México y Cuba causaba temor en aquel país Decía el comunicado que "hay cierta confusión o falta de entendimiento en varios sectores del público norteamericano sobre esa amistad tan íntima entre México y Cuba" Dijo, citando al embajador norteamericano: "Yo hasta cierto punto confieso que no la entiendo completamente, porque México es un país esencialmente democrático y Cuba no lo es" Al respecto, el entonces canciller de México, Jorge Castañeda, padre del canciller foxista, respondió, un mes antes en Costa Rica a diversas cuestiones sobre los efectos críticos que tendrían en las relaciones mexico-estadunidenses las giras del presidente López Portillo por diversas naciones, incluida Cuba Castañeda dijo que sería "una aseveración francamente ingenua y falta de realidad" deducir "un enfriamiento o situación difícil con Estados Unidos" por tal circunstancia "Es imposible -dijo Castañeda- que Estados Unidos pretenda que México no tenga relaciones con el resto de los países del mundo" Calificó tal situación como un "absurdo" y descontó que ésa sea la intención de Estados Unidos Expresó: "Ellos no pueden tener una reacción tan infantil, tan ingenua y tan boba como la de creer que estos viajes en alguna medida puedan afectar las relaciones con ellos" El jefe de la diplomacia mexicana reiteró tales conceptos ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, el mismo día que la embajada norteamericana dio difusión a su comunicado Afirmó que México está abierto a la amistad con todos los países, independientemente del sistema político que éstos tengan, con excepciones como la de Chile, país en donde entonces gobernaba la mano cruel de Augusto Pinochet Coincidentemente, el martes 19 de agosto, el entonces subsecretario de Estado norteamericano para Asuntos Latinoamericanos, William Bowdler, se entrevistó en Los Pinos con el presidente López Portillo La plática se dio en el marco de un nuevo programa regular de intercambio de opiniones sobre relaciones internacionales Extraoficialmente se dijo que los temas centrales fueron Cuba y El Salvador, y que a México se le habían pedido explicaciones Sin embargo, durante el resto del sexenio de López Portillo, la postura hacia Cuba no varió (Proceso 134 / mayo de 1979 y 199 / agosto de 1980)

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