Nudos en la excontraloría
México, D F, 11 de septiembre (apro)- En diversas reuniones que se han celebrado en la torre de cristal de la Secretaría de la Función Pública, en Insurgentes Sur, el titular Eduardo Romero Ramos ha empezado a apretar las tuercas entre sus colaboradores para que empiecen a producir resultados en la lucha contra la corrupción gubernamental, sobre todo después de la lectura de la cartilla que hizo Vicente Fox, después del mea culpa del informe presidencial
Desde el 3 de abril –en que Fox le dio posesión mediante un video-mensaje-- hasta esta fecha, Romero Ramos no ha logrado presentar resultados en el combate a la corrupción, que se convirtió en uno de los pilares de las promesas foxistas
Incluso él mismo le dijo al semanario Proceso (edición 1381) que había terminado la etapa de la pesca y que ahora darían paso a la de la prevención de la corrupción
Si bien es probable que el funcionamiento de la dependencia haya dado seguimiento a las labores que son materia de su responsabilidad, incluido algunos de los procesos que se iniciaron durante la etapa de su antecesor Francisco Barrio, era conocido en los primeros meses de su gestión que la secretaría estaba prácticamente paralizada
El motivo era que Romero en ese momento estaba más involucrado en la construcción de una precandidatura por la gubernatura de Chihuahua, que impidieron que hubiera líneas de trabajo claras A tal grado llegó el asunto, que el mismo viernes 3 de abril que tomó posesión, por la noche viajó a Chihuahua para ir a hacer labores de proselitismo
Romero finalmente desistió de ese propósito electoral, luego de que midió los riesgos y las posibilidades que tenía de entrar a una campaña que no le aseguraba un triunfo Su desistimiento favoreció al senador panista Javier Corral
A pesar de ello, Romero todavía se dio tiempo de responder a los dardos declarativos de Corral, que lo cuestionaban por hacer campaña como secretario de Estado Como respuesta, Romero trató de promover la candidatura del alcalde de Juárez, Alfredo Delgado, lo que ocasionó el malestar del diputado Francisco Barrio, cabeza del grupo político al que pertenecen ambos políticos panistas Se habla de una suerte de enfriamiento en las relaciones del diputado y el secretario de Estado
Bueno, pues todo ese tiempo dilapidado en una campaña, menguó la intensidad con la que Romero debió dirigir la dependencia y, en especial, esa responsabilidad de combatir la corrupción
Pero no fue todo lo que paralizó a la excontraloría Su llegada a la secretaría también provocó una división en el grupo Chihuahua, que Barrio se trajo a la todavía Secodam –ocho días después de su toma de posesión cambió su nombre por la de Función Pública—, porque abrió la posibilidad para que algunos de esos chihuahuenses escalaran de puestos
Finalmente, dos subsecretarías habían quedado acéfalas, la que ocupó Alejandro Torres Palmer –único a quien Barrio pidió su renuncia— En su lugar nombró a Guadalupe Chequer Mancarini como subsecretaria de Control y Auditoría de la Gestión Pública
Y nombró a Roberto Anaya Moreno como subsecretario de Atención Ciudadana y Normatividad, dependencia que ocupó Romero En este caso llamó la atención el enorme salto que dio Anaya, de la dirección de Inconformidades –donde manejaba a 30 personas—, a encabezar una subsecretaría de Estado
El único mérito de Anaya es haber sido varios años abogado de la firma Baker & McKenzie, firma de la que en México ha sido socio el propio Romero
La nueva subsecretaria fungió como contralora en la Secretaría de Economía y se le liga al grupo de Francisco Gil Díaz, secretario de Hacienda, con quien Barrio mantuvo siempre el encono Es por ello que el nombramiento se interpretó como que Romero cedió ante Gil… y sí lo es, porque el nuevo titular de la SFP aceptó que Hacienda la redujera 40% al presupuesto de los Órganos Internos de Control de toda la administración pública federal, a pesar de que, antes de renunciar, Barrio ya estaba a punto de llegar a un acuerdo para que no se restaran esos recursos a los OIC, órganos que prácticamente son “los ojos” de la SFP en toda la administración federal
¿Sin presupuesto, cómo van a combatir la corrupción? Si teniendo los recursos no hubo un gran trabajo
Pero no son los únicos cambios, el 7 de agosto anterior se dio a conocer la salida de Rogelio Sada Zambrano de la coordinación de los OIC, y su lugar lo ocupó Hugo Gutiérrez Dávila, hasta entonces secretario técnico de la Comisión Intersecretarial de Combate a la Corrupción Fue conocido que Sada salió desilusionado con lo paralizada que estaba la dependencia
También se movió a René Paredes Corral, quien fungía como director de Auditoría Gubernamental, se le mandó al OIC de Pemex-Gas, en tanto que Rodolfo Noble San Román, quien era el director de Administración de Secodam, se fue a trabajar a la Cámara de Diputados con Barrio Ambos cargos aún están acéfalos
Un cambio más fue la salida de Carlos Jasso de la página Comprante, donde el gobierno publica todas las adquisiciones que realiza Jasso es un hombre técnico y no político, que dio muestras de su efectividad, ya que él operó esta página desde el inicio, durante el gobierno de Ernesto Zedillo, y siguió en la etapa de Barrio en la dependencia
El viernes se espera un movimiento más, justo de la gente que le expresó su malestar por los nombramientos en las subsecretarías: Mario René Escárcega dejará el cargo como director general de Responsabilidades de los Servidores Públicos Sale para irse como titular del OIC de Conagua En su lugar, Romero traerá a Jesús María Robledo, quien era el titular de Responsabilidades en la PGR Robledo es un hombre de confianza de Francisco Molina Ruiz, oficial mayor de la SFP, con quien trabajó cuando éste era titular del Instituto Nacional de Combate a las Drogas (INCD)
En fin, la nueva Secretaría de la Función Pública tiene hechas nudos sus redes a fin de atrapar a los escurridizos peces gordos